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Punto penal: Un empate con dos sabores (+ Fotos)


México-Brasil"No esperen que Brasil entre y el duelo sea una fiesta sin que el participante contrario tenga una participación buena. México es un equipo guerrero, fuerte, habilidoso, organizado y que juega un fútbol para respetar".

Vísperas del partido de hoy entre las dos selecciones, esto dijo el DT de Brasil, Luiz Felipe Scolari, de un equipo que nunca le ha anotado un gol a la Selecão en Mundiales. Y los 90 minutos de este martes le dieron la razón.

Con personalidad, concentrado, lleno de coraje, con sus armas, sin complejos salió México frente al favorito de la mayoría, en su feudo y respaldado por un público delirante. Eso, aunque nuevamente los brasileños cantaron el himno como si fuera la última vez, un fervor que cuando no mete miedo, estremece y dan ganas de dejarles hacer.

Y un campo de minas a punto de explotar encontró Neymar y compañía en el estadio Castelao de Fortaleza. El “once” mejicano puso duro las piernas en un inicio intenso, que desembocó en par de oportunidades a balón parado y avisó de lo que estaba por llegar.

Brasil, no obstante, es Brasil. Ramírez por Hulk, físicamente disminuido, modifica cómo se paran en el campo respecto al debut contra Croacia, pero no varía la apuesta por el gol. Logró el dominio territorial y advirtió que no se anda con paños tibios, que lo quiere todo y, para conseguirlo, puede con cualquier presión.

Con Marcelo y Oscar, por la izquierda, perfiló mejor su ataque y tuvo las mejores chances de gritar un gol. La mayor, en un remate de Neymar con la cabeza a pase de Dani Alves, repelido casi milagrosamente por Ochoa, autor de la atajada del Mundial y, hasta hoy, el arquero con actuación más decisoria.

Ya, entonces, el partido era de ida y vuelta, lleno de imprecisiones en los dos lados de la cancha. Corría el minuto 26 y parecía la respuesta a un tiro de Herrera con la intención de romper la red en el minuto 24, que Julio César alcanzó a rozar y el árbitro turco Cüneyt Cakir, de buena actuación, no concedió el córner a México.

Pero ni en esa oportunidad, ni en ningún otro compás del primer tiempo, perdió la compostura el equipo del DT Miguel Herrera, aunque terminó embotado en campo propio al final de los primeros 45 minutos.

Tocó con orden y manejó los tiempos. Marcó casi perfecto, de manera escalonada y con dos o tres hombres a la estrella brasileña. Y si bien no se acercó mucho a la puerta de Julio César, porque no pudo desbordar por las bandas, sí lo preocupó con tiros de media y larga distancia.

La primera mitad lo dejó todo con puntos suspensivos. Si México encaró a su rival sin muchos miramientos, Brasil tuvo las oportunidades más claras.

Comenzó el complementario con un cambio en la alineación brasileña. Bernard sustituyó a Ramírez, amonestado con una tarjeta amarilla, y a los tres minutos de juego realizó un centro con peligro, convertido en saque de esquina por la defensa centroamericana, antes de eclipsarse.

Mantuvo la intensidad en el césped y en las gradas, donde la voz ¡México!, ¡México!, ¡México! animaba cómo tocaban la Brazuca y tejían las jugadas Guardado, Peralta y Giovani Dos Santos durante aproximadamente 15 minutos. Eran momentos en que se veían en mejor condición física que Brasil, al parecer, encomendado a alguna genialidad de sus jugadores.

Sobre la hora, el pentacampeón tomó un segundo aire, ya con Oscar en la derecha, donde más daño puede hacer. Y, con más modificaciones en el cuadro (Jô Alves por un insípido Fred, William por Oscar), se sucedieron varias acciones de peligro.

Neymar, en el cobro de una falta que él mismo provocó. Jo, con un zurdazo desviado, luego de un trazo en profundidad de Bernard. Thiago Silva con un remate de cabeza. Todos pudieron convertir pero el gol, lo único que le faltó al partido, no llegó.

Igual México, que también agotó los cambios, pudo inaugurar el marcador. Guardado, con un disparo con rosca. Gio Dos Santos en el cobro de una falta. Y, más que ellos, el suplente Raúl Jiménez, que finalizó un contraataque con una volea, frustrada por una excepcional intervención de Julio César, cuando ya se jugaba el descuento.

Al final, empate sin goles en un partido atractivo que dejó dos sensaciones.

No puede Brasil sumar de tres en tres en sus primeras dos presentaciones, en gran medida porque Guillermo Ochoa, el “Memo”, hoy fue notable y tuvo el partido de su vida, como él mismo afirmara.

No puede y provoca zozobra entre sus aficionados, que ya advierten una constante en dos presentaciones, a pesar de sumar cuatro de seis puntos posibles, sin importar siquiera que seducen pero no enamoran: Brasil no funciona bien. O, con optimismo, Brasil funciona bien solo a intervalos.

A México, por el contrario, le sabe a gloria. Dejaron atrás el revés 0-2 (con goles de Neymar y Jô), en este propio escenario, durante la Copa Confederaciones, la última vez que se enfrentaron, aunque se mantuvo la estadística de no poderle anotar en Mundiales (tres derrotas y marcador combinado de 0-11).

Puntuaron, llegaron también a cuatro de seis puntos posibles y tienen en sus manos la oportunidad de clasificarse sin depender de otros resultados, una posición donde no lo situaba ningún pronóstico y que, al fútbol gracias, adereza con un poco de suspense a un Grupo, el A, que parecía asunto de brasileños y croatas.

Fortaleza-Brazil contra México

Neymar

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Memo Ochoa