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¡Buena bola! Un juegazo que vale la corona: la cafetera está puesta

Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Un juegazo de los más intensos, de esos que uno siempre desea ver, puso encendida la final de la pelota cubana. Parecía que Matanzas acariciaba la corona, poniendo el play off a punto de mate; Yosvani Torres (como predije en mi artículo anterior) vino con todo por el desquite y logró 6 entradas de juego perfecto, ante un equipo como el de los cocodrilos de Mesa, que suelen hacer el llamado juego chiquito, y cuando tienen enfrente un lanzador dominante, comienzan a tocar, a machucar la bola, a dirigirla para la banda contraria, en fin, un equipo al que se la inculcado emplear el turno al bate según la circunstancia; al punto de que hasta el cuarto bate no tiene descartado entre sus deberes el toque de bola de sacrificio o hasta para embasarse.

El desbordado William Saavedra, soltó el sexto jonrón en esta postemporada, y viendo como estaba Torres empezaba a teñirse de verde el juego. Y llegó el momento clave del juego, con hombres en primera y segunda Roel Santos (otro que ha entrado en primer plano de nuestro béisbol en estos días) dio un jonrón que traía —me atrevo a afirmarlo— la corona de esta Serie Nacional para Pinar; un detallito lo impidió: el guante del jardinero derecho Guillermo Heredia, en un fildeo de leyenda. Creo que a la larga este fue el instante en que el juego cambió su destino, si bien Pinar repuntó con dos en el sexto, y aun Yosvani estaba encendido —y con tan poca cantidad de lanzamientos que podría tirar hasta el juego completo.

Para los “foristas” (como suele llamar mi buena Paca) que han visto inquina mía en las críticas que le he hecho a Víctor Mesa (y no ven las que hice a Vargas o a Urquiola), pues vean que el 32 me hizo caso. Se leyó mi texto anterior en Buena Bola y dejó a Joel Suárez que caminara en el box, aunque tuvo varios momentos enredados. Por supuesto que es broma lo de que Víctor me hizo caso, pero si contrastan lo que señalé con lo que hizo me darán la razón. Critiqué que en los dos juegos anteriores quitara a sus abridores prematuramente, lo cual da ventaja —al menos sicológica— al rival, y lo otro que señalé fue la presión que trae el equipo. En la conferencia de prensa declaró que le enviaron un mensaje algunos amigos señalándole especialmente estos aspectos. Y que por ello cambió de estrategia y le dio más aire a sus lanzadores, así como que se reunió 3 veces con su equipo mientras perdían para insuflarles la idea de que no estaban en play off sino en un juego normal.

Creo que Matanzas hizo un juego de resistencia, y fueron cobrando confianza, y la serenidad suficiente para darle en el séptimo tras hits consecutivos al inmenso Yosvani Torres. Urquiola fue a la lomita y le dio el voto de confianza que se merecía. Torres dominó a los tres bateadores, aunque le anotaron una por fly de sacrificio.

En la entrada siguiente volvieron a darle dos hits consecutivos, ya se notaba que había bajado su rendimiento, sin embargo, con valentía pidió que Yosvani que lo dejaran continuar y sacó dos outs, aunque permitiendo la segunda carrera con un rolling por el cuadro; aquí vino uno de esos momentos hermosos que vale la pena subrayar. Urquiola salió del banco para extraerlo, su estelar lanzador le hizo un gesto de lamento, como pidiendo que no lo sacara; el manager regresó a pesar de saber que era el momento de extraerlo. Como quien se dice “vale más otorgarle el deseo por su grandeza, que ganar este juego”. Si esto fuera poco, los compañeros de equipo se le acercaron a Torres y él mismo, le hizo señas a Urquiola para que lo extrajera, agradeciendo ese gesto de altruismo y de honrar.

Trajo a su relevista del momento, Julio Alfredo Martínez, y el corajudo muchacho ponchó nada menos que a Ariel Sánchez, conservando la ventaja de una carreta.

Aquí entonces se impuso la explosividad y el juego chiquito, empataron en el noveno y en el décimo como si estuviera Víctor de pelotero en el terreno, Santoya fabricó la del gane con robo de tercera y un audaz corrido hacia el home con un wild de Julio Alfredo. El cierre, claro, para Félix Fuentes, un cerrador que si bien le dieron en el juego anterior (puesto fuera de su rol habitual en las entradas primeras) está ahora mismo entre los más destacados del país, con una campaña tremenda y qué decir de la postemporada.

Muchas buenas jugadas, la garra matancera, un pitcheo soberbio de Torres y el cierre Fuentes, nos han regalado un juego de alto vuelo y con la temperatura bien alta por lo que significaba.

Hoy crece la presión, quinto juego con empate; ambos managers quemaron naves en el partido anterior, será la hora en que alguien (o algunos) de segunda línea del pitcheo se crezcan, o habrá un juego de carrerajes. Lo cierto es que la presión mayor la tiene hoy Pinar del Río, pues perdió (por segunda vez en la final) con su mejor carta en la lomita. Tendrá que reponerse ante ese juego que le sacaron de debajo de la cama. Si bien todo lo que queda por delante es fuego, el equipo más obligado a ganar hoy es el de los tabaqueros.

Por lo que se pinta, cualquiera de los dos que pierda hoy tiene para remontar un sexto juego. Si es Matanzas puede hacer la hombrada en su terreno, pero si es Pinar, resultaría extragaláctico que le dieran los dos golpes finales a los cocodrilos en el Victoria de Girón. Aunque ya lo hizo, y mayor, ante Industriales. Como quiera que sea la cafetera está colando, todo lo que viene es café del bueno, Cubita profunda, olorosa y auténtica. Después del café... ¿tabaco? Espero que mi buena amiga Paca, oculta entre la intelectualidad, responda a este slogan publicitario, al menos diciendo que Fumar daña su salud.