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Vida en el retablo, títeres en marcha

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Armando Morales, director del Teatro Nacional de Guiñol. Foto: La Jiribilla.

Al director, diseñador y actor titiritero Armando Morales —una de las principales figuras de esa especialidad en el teatro cubano contemporáneo— siempre hay que recurrir si se quiere hablar del quehacer en la escena de títeres y para niños que se realiza en Cuba.

Fundador del Teatro Nacional de Guiñol (TNG) y conocedor de la teoría y práctica teatrales, Morales dialoga acerca de los caminos en los que se enrumban los titiriteros cubanos ahora cuando, del 19 al 27 de abril, Matanzas se alista para celebrar el 11no. Taller Internacional de Títeres y acoger, por primera vez, el Consejo Internacional de la Unión Internacional de la Marioneta (UNIMA).

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Vía correo electrónico, el artista —quien se encuentra en Perú presentando en la Universidad Continental limeña su libro El títere y el hombre americano— respondió a las siguientes preguntas:

—La amplia tradición titiritera que tiene nuestro país, debida en alguna medida a la virtud y consagración de los profesionales del arte de la figura animada, es innegable ¿Cómo se sostiene en la actualidad la práctica titiritera?

—Un símbolo impresionante de la nueva realidad cubana (en enero de 1959) fue la de convertir los cuarteles militares de la tiranía en centros escolares. Esa revolucionaria acción, se ha tomado, consciente o no, como ejemplo decisivo al convertir nuestros grupos profesionales titiriteros en verdaderas escuelas de formación, desarrollo y divulgación del titerismo a nivel nacional. Dada la sostenida ausencia del arte de los títeres en los programas de los centros de enseñanza artística, el TNG; el Teatro de la Villa de Guanabacoa; el grupo Los Cuenteros, de San Antonio de los Baños; el matancero Teatro Papalote, el Guiñol de Guantánamo; el Guiñol de Holguín, entre otros, han propiciado la continuidad y desarrollo de la práctica titiritera no solo en lo referido al diseño de figuras y a la animación de las mismas, sino en la compleja disciplina de la dirección artística de un objeto tan singular como lo es el títere.

—Considera suficiente los espacios de intercambio y promoción.
—Obviamente no son suficientes. En Cuba, en el llamado “periodo especial”, las confrontaciones como el Encuentro de Teatro Profesional para Niños y Jóvenes de Guanabacoa, luego de más de diez ediciones, desapareció; los Festivales Nacionales de Teatro para Niños, que bianualmente convocaban lo producido por los teatristas para tan sensible espectador, ya no existen.

“Ante tal desventura se han acometido acciones alternativas venturosas muy atendibles como la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa que anualmente recorre los poblados de difícil acceso de la región, acción de fuerte acento comunitario donde el títere y los titiriteros han asumido la voz cantante; el Taller Internacional de Títeres, en Matanzas, el cual ha renovado el pensamiento teórico, crítico y práctico imprescindible en aras de significar lo que ocurre en los retablos titiriteros al propiciar la necesaria confrontación de los creadores cubanos con lo que se hace en el resto del mundo; el Festival de Pequeño Formato El Mejunje, en Santa Clara, en donde los títeres continúan campeando por su respeto. Igualmente, pero con menos experiencia dada la juventud de los mismos, no podemos negar la importancia de la Fiesta del Títere, auspiciado por el Guiñol de Holguín; Títeres al Centro, en Ciego de Ávila, convocado por el Guiñol Polichinela de la provincia; Espacio Vital, en Pinar del Río y la celebración, en julio de la Feria Titiritera de Unipersonales en el Teatro Nacional de Guiñol.

“Habría que señalar, además, que en las grandes muestras de la escena como el Festival de La Habana y el Festival de Teatro de Camagüey, el títere irrumpe, quizá, “como una de las zonas más creativas de la escena nacional”, al decir de algunos estudiosos. Las características de estos encuentros privilegian las presentaciones en centros escolares, comunidades, casas de cultura, hospitales pediátricos y otros espacios por lo que la discusión crítica de lo presentado, la valoración de logros y deficiencias, que las hay, pasa a un segundo plano al no contar con espacio y tiempo para la imprescindible confrontación”.

—Sobre la celebración del 11no. Taller Internacional de Títeres en Matanzas y los homenajes a la mexicana Mireya Cueto, la uruguaya Irma Abirad, el estadounidense Jim Henson y nuestra Carucha Camejo que tendrán lugar, qué nos pudiera comentar.

—No caben dudas que en el último Congreso UNIMA celebrado en China, donde varias ciudades a nivel mundial se disputaban la sede del próximo Consejo UNIMA, lograrla para Matanzas, es un reconocimiento a los hombres y mujeres que sostienen en la Isla el arte del títere. No podemos obviar que en la ciudad yumurina se encuentran dos de nuestras agrupaciones más relevantes; Teatro Papalote y el Teatro de Las Estaciones. Por primera vez, la reunión del Consejo UNIMA, se traslada al nuevo mundo. Los titiriteros de América Latina, integrados también desde los retablos, ofrecerán junto a los cubanos, un recio panorama creativo del títere como componente insoslayable del arte y la cultura de nuestros pueblos.

“Por otra parte, los hombres y mujeres que han legado su valiosa experiencia a la consolidación de una cultura titiritera merecen nuestro reconocimiento y es necesario, sobre todo, para ubicar en el conocimiento a los nuevos talentos incorporados al retablo. Mireya Cueto, Irma Abirad, Jim Henson y nuestra Carucha Camejo iluminan los retablos. De ahí el homenaje.”

—Una última pregunta a tono personal ¿es la primera vez que llegan los títeres cubanos a Perú?

—No es la primera vez que nuestros títeres reciben el aplauso del espectador peruano. En 1985 La lechuza ambiciosa, una versión y dirección para títeres mía sobre el cuento de Onelio Jorge Cardoso, inauguró el Festival Internacional de Teatro para niños y jóvenes auspiciado por el Centro Cultural Nosotros y ASSITEJ-Perú.

“La relación con los teatreros peruanos dedicados al títere es fuerte y franca. La admiración y respeto por lo que se hace en Cuba mantiene un interés en aumento, de ahí que la Universidad Continental limeña produzca la edición para sus programas educativos del libro El títere y el hombre americano, que abarca aspectos de la escena titiritera. La historia, dramaturgia, diseño, construcción y animación de figuras, dirección, entre otras disciplinas del cuerpo poliédrico del titerismo están presentes en artículos y conferencias redactados para distintos foros.

“En esta ocasión también el TNG participará junto a otros colectivos de México, Colombia, y grupos peruanos en el II Festival Sheati-Teatro; en lengua amazónica el vocablo sheati significa fiesta. Los artistas del TNG dictarán una conferencia sobre Stanislavski y los títeres y ofrecerán el Taller de dirección y dramaturgia espectacular en el títere. Nueva oportunidad de estrechar vínculos y promover espacios donde el títere se levante y continúe andando”.

(Tomado de Granma)