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¿Quo vadis Italia?

LETTA ALLE 12.30 AL QUIRINALE

El primer ministro italiano Enrique Letta presentó hoy su renuncia. Foto: ANSA.

La prensa italiana no solo está reflejando, alarmada, la renuncia de Enrico Letta, sino los temores que la población experimenta ante las renovadas incógnitas del día. El primer ministro, surgido por carambola de unas elecciones que ganó su Partido Democrático (PD, el antiguo, lejanamente comunista hasta los 90),  abre otro capítulo en el prolongado conflicto que provocó el desfile de tres jefes del ejecutivo y se dispone a albergar al cuarto.

La Unión Europea hizo salir del cargo al hasta entonces insumergible Silvio Berlusconi poniendo en su lugar y sin consulta con la ciudadanía, a Mario Monti, calificado de tecnócrata pero hombre proveniente del club de banqueros y financistas que están convirtiendo en negocio el empobrecimiento general, mientras acrecientan los caudales de los poderosos.

Después se hicieron elecciones (Monti, muy impopular, quedó fuera) y los tejes-manejes politiqueros de la derecha, sumada a la impericia de una centro izquierda que hoy día vuelve a demostrar su falta de unidad y entereza, colocó a Pierluigi Bersani  ante la impedimento de formar un gobierno que no estuviera enturbiado con la participación de los conservadores.

El Movimiento Cinco Estrellas, donde militan personas no viciadas por las complejidades y chanchullos del poder pervertido, le negó su apoyo entonces y cabecea en medio del nuevo trance, para demostrar, mediante recursos  más demoledores que constructivos, demostrar la razón de su anti-política, algo, desde luego, limitado a una frase o, quizás, un empeño que con otros métodos pudiera no resultar fallido.

Fuera del juego Bersani, asumió Letta, quien no tuvo reparo en pactar con el delfín de Berlusconi, Angelino Alfano, y las huestes de igual procedencia conservadora para conformar un gabinete híbrido que, solo duró 9 meses y, según parece, se va a pique otra vez.

A escala de población, en tanto,  se sufren tanto las incertidumbres de estos cambios de personajes y proyectos, como  los problemas de índole material traídos por el recetario de ajustes que -se supone- eliminaría las dificultades. Un 13% de paro laboral. Por encima de 2 dos millones de jóvenes que  no estudian ni tienen actividad remunerada. Incremento de la cantidad de familias con apuros económicos, son algunos de los malos lances y  sin perspectiva.

Muy ligados están fiascos como la pérdida de empresas emblemáticas. La FIAT (ahora unida a la Chrysler norteamericana en un nuevo ente comercial, no a favor de los italianos, con sedes en Holanda, Reino Unido y E.U.), o Alitalia (aerolínea que fue privatizada hace 5 años y acaba de vender un gran paquete de  acciones a firmas de los emiratos árabes)  son lesiones fuertes. La deslocalización abre el camino para mayor desempleo y, sobre todo, decapita la hacienda industrial que permitió el desarrollo de este país trasalpino y le llevó a figurar como la tercera economía de la zona euro. Al extraviar parte de su más íntima sustancia, sin resolver, a cambio, la penosa situación que padecen millones, hiere también el orgullo nacional.

CUARTA TEMPORADA

El evento que se vive en este momento alguien lo asemeja al ocurrido en la antigua Roma, dando origen a la famosa frase ¿tú también Brutus? Como símbolo de traición  o exceso de codicia.

Sin suponer que Letta iba a resolver las dificultades actuales o que su proyecto de gobierno fuese ideal, (hasta la máxima asociación patronal le contradijo en sus previsiones de crecimiento), aparece en el complicado escenario italiano   Matteo Renzi, alcalde de Florencia, joven recién nombrado titular del PD y quien tuvo a su cargo proponer la defenestración del jefe del ejecutivo ante la directiva partidista. La mayoría aceptó su oferta.

Renzi fue noticia hace poco, cuando  se entrevistó con Berlusconi y, casi seguro, hizo algún pacto con Il Cavaliere, separado  de las actividades públicas tras ser procesado judicialmente y por tener casos pendientes con la justicia.  Renzi lo trajo de nuevo a la actualidad, cuando ya muchos le tenían etiquetado como un cadáver político.

Es –grosso modo dicho-  cómo se crea una nueva crisis de gobierno, un autogol por demás, pues no fue uno de los opositores o las extravagancias de Beppe Grillo, quien la promueve, aun cuando  tanto la derecha como el mencionado populista cómico,  procuraron llevar al parlamento la situación para obtener los réditos y compromisos posibles a partir del conflicto.

Letta amaneció el 14 de febrero presentando su renuncia al presidente Giorgio Napolitano. En puridad debió hacerlo ante legislativo donde  podrían darle lo mismo una moción de confianza que lo contrario y, solo después, se oficializaba la dimisión. Haber pasado por alto la única opción de mantenerse en funciones, sugiere que hubo demasiada dinamita en la carga que le detonaron.

Todavía en terreno de hipótesis cuando se escribe este comentario, Renzi debe ocupar  la plaza abandonada por su correligionario Letta. Alfano advierte que no puede constituirse un gabinete solo de izquierda. Los “grillinos” están a la expectativa. Desde la UE empujaban a profundizar las “reformas”. ¿Se quedarán los actuales ministros y la asociación entre la desleída socialdemocracia y una derecha que, según Berlusoni, él va a dirigir a la sombra o bajo el sol? Esas son apenas algunas entre muchas incógnitas a despejar.