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Jorge Fornet: No se premia sino la calidad literaria

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Jorge Fornet. Foto: Abel Carmenate.

Jorge Fornet. Foto: Abel Carmenate.

Veintidós intelectuales, de doce países de la región, conforman el jurado del premio Literario Casa de las Américas en su edición 2014, en el que concursan unos 200 libros del género cuento –récord de participantes en la historia del galardón–. En teatro serán evaluadas más de 130 obras, mientras que unos treinta volúmenes de diferentes países concursan en el apartado de Ensayo de tema artístico-literario; además de los libros que concursan en los apartados literatura brasileña y literatura caribeña en inglés o creole.

A 48 horas de la Clausura del Premio este año, el crítico y ensayista Jorge Fornet, director del Centro de Investigaciones Literarias de la institución, emite brevemente algunos criterios acerca de la presente edición y el Premio en general, en ocasión de su 55 aniversario.

CubaDebate (CD): ¿Cómo evalúa el impacto de la convocatoria del Premio en esta edición?

JF: No deja de ser enigmático para nosotros mismos el impacto que tiene el Premio entre los escritores latinoamericanos que, año tras año a lo largo de 55, siguen concursando por un premio que no posee mucho atractivo económico, y que centenares de escritores de Latinoamérica y el Caribe cada año –esta vez hay más de cuatrocientas obras en concurso– sigan confiando en el Premio Casa.

Obviamente es algo adquirido durante todo este tiempo que los autores, sobre todo los más nuevos, se sienten reconocidos al estar en una nómina que han integrado otros grandes autores. Todo el que lo ha ganado siempre lo hace constar, nunca lo olvida, y para los autores que concursan eso es un atractivo.

Otra aspecto es la oportunidad de ser leído imparcialmente por un jurado internacional de autores que casi nunca se conocen entre sí, de diferentes estéticas, de diferentes países. Es un premio, decía, sin intereses mercantiles, que premia sobre todo los valores estéticos. Desde sus comienzos –lo hizo primero Haydée Santamaría, luego Mariano Rodríguez y finalmente lo hace Retamar cada año–: siempre el presidente de la Casa plantea que no nos interesa que (se) premie algo que no sea la calidad literaria de los libros.

Eso, evidentemente, es atractivo para los autores. Es un problema para el premio no tener la difusión que tienen otros más apegados al mercado; pero es también una ventaja, porque es más libre a la hora de elegir. Muchas veces los premios están condicionados por cierto tipo de literatura que necesita recuperar el dinero que invirtieron. El premio Casa, por desgracia y al mismo tiempo por suerte, no tiene ese problema y por tanto los autores sienten que su libro será justipreciado por razones fundamentalmente estéticas.

CD: ¿Las obras que tienen espacio del Premio Casa podrían considerarse un indicador de las rutas de la literatura latinoamericana en las distintas categorías?

JF: Yo creo que la literatura latinoamericana es más rica que eso. Hay mucho más que lo que pueda haber en el Premio Casa, pero sin lugar a dudas es una especie de termómetro de lo que va ocurriendo en el continente.

No es más que un puñado menor de libros de todos los géneros y de diferentes países. Pero aun así uno puede ir leyendo y el Premio Casa ha descrito una especie de trayectoria de la literatura latinoamericana durante estas cinco décadas. Igualmente lo que concursa cada año, en los doscientos y tantos cuentos de este año, estoy seguro que están todos los temas, las tendencias, las poéticas que están transcurriendo en el continente, lo que se está creando hoy. El premio Casa es una muestra de ello y los libros premiados sin lugar a dudas también; aunque, como dije, es un pequeñísimo botón de muestra.

CD: Aun cuando no tiene una lógica comercial, en este contexto de autosostenibilidad, rentabilidad, ¿varían de alguna manera las dinámicas económicas del Premio, la publicación de las obras, etc.?

JF: El Premio siempre se ha movido un poco al margen de ese tema. Es difícil sostener la política cultural de la Casa con una mentalidad preponderantemente comercial, incluso para el Fondo Editorial.

Cuando Casa decide hacer un premio como este, en que trata de recurrir no solo a los géneros más comerciales, sino a otros con muy poca salida como son teatro, poesía, ciertas formas del ensayo o, incluso, áreas como literatura brasileña, literaturas indígenas o literaturas latinas en los Estados Unidos; se apuesta por una cosa o se apuesta por la otra. Es difícil en este caso quedar bien con el lobo y con el cordero. No se puede hacer una política cultural como la que hace la Casa para este Premio, y al mismo tiempo tratar de hacerlo económicamente rentable.

La Casa tiene que lograr su rentabilidad por otras vías, tiene que lograr otras maneras de ser sustentable para al mismo tiempo poder sostener un premio como este.

Si intentamos hacer que el Premio Casa sea rentable es otra cosa. Tendríamos que pensar un premio de novela y algunos géneros así. Pero tal como está concebido hoy, es absolutamente incompatible una cosa con otra.

clausura

Se han publicado 2 comentarios



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  • MiraJoven dijo:

    Esperamos los resultados, y la posibilidad de leer las obras ganadoras. A veces, casi ni llegan a provincia o los ejemplares son muy pocos.

  • Sarte dijo:

    Jorge, tan lucido como su padre, el buen Ambrosio, mis respetos a ambos.

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Mónica Rivero

Mónica Rivero

La Habana, 1989. Graduada de Periodismo (2012) en la Universidad de La Habana. Twitter: @lamagoch

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