Juan Delgado es el hombre del año en Brasil según el portal digital brasil247. Él no es carioca, ni paulista o bahiano. Es cubano, negro y doctor. Llegó al gigante sudamericano para incorporarse al Programa “Más Médicos” que impulsa la presidenta Dilma Rousseff.
La bienvenida en aquella nación fue quizás el trance más desagradable de su vida. En pleno aeropuerto de Fortaleza fue vejado e insultado por pequeñas turbas de médicos y estudiantes de medicina alentados por el privado y egoísta Colegio Médico de Brasil. Pero no se dio la vuelta. Atravesó altivo aquella jauría de irracionalidad humana y se encaminó a la intrincada aldea indígena de Marañao donde ejercería su altruista labor.
Como él, otros miles de médicos cubanos pueblan ya los más agrestes pasajes brasileños brindando atención de salud y respeto a los seres humanos. Reciben a cambio la veneración de decenas de miles de brasileños, muchos de los cuales jamás habían podido acudir a una consulta.
Juan Delgado es ya popular en Brasil. La afrenta en su bienvenida ha sido borrada por el cariño de muchos y la deferencia que hacia él expresó en un acto público la presidenta Dilma. Su rostro aparece ahora en los diarios para recordar la dignidad y los valores de los hombres y mujeres de un pequeño archipiélago caribeño que, en 55 años de Revolución, ha multiplicado su espacio físico sembrando semillas de solidaridad por doquier en este planeta.
Ahora mismo, más de 45 mil trabajadores cubanos de la salud salvan o mejoran la calidad de vida en 65 países del mundo. Otros muchos aquí, nos legan la más baja tasa de mortalidad infantil de nuestra historia.