Suceda lo que suceda este sábado, Isla de la Juventud comenzará la próxima semana en lo alto de la tabla de posiciones. Foto: Alexis Rúa.
Por Alexis Rúa Pérez
Con paso seguro, piel de esfuerzo y la sangre en pie de lucha los Piratas de la Isla, sorprendiendo a los especialistas y desechando pronósticos, ocupan el primer lugar entre los 16 conjuntos que intervienen en la 53 Serie Nacional de Béisbol.
Para quienes no están acostumbrados a ver imponerse a selecciones discretas, o poco mediáticas (enmarcando en su justa medida a los pineros) este resultado es fruto de un deficiente rendimiento general, o simplemente el efecto de un “bajón” en el nivel de la pelota cubana.
Algunos datos sostienen ambos criterios, hoy, hasta el juego 30 de una fase inicial pactada a 45, los mejores elencos en bateo son La Isla y Matanzas ambos con 275, dato que está distante de lo habitual en nuestros clásicos nacionales. Aún se batea poco, pero los pineros están a la vanguardia.
Desde el box dos solo dos elencos están por debajo de 3 limpias por juego, Pinar del Río y Artemisa dueños de 2.61 y 2.68 respectivamente, resultados excelentes, sin embargo los demás conjuntos pasan y casi llegan a las 4 limpias por cada nueve entradas de labor en la lomita, el pitcheo cubano ya no es el de hace años atrás muy poco pensamientos sobre el box y de ahí los resultados en el papel.
Guante en mano la serie anda en su peor momento, de los 237 juegos efectuados, (hasta la jornada 30) solo 26 enfrentamientos habían transcurrido sin la sombra de una marfilada algo preocupante en verdad, pero para nada causa fundamental del buen paso de los pineros.
Dentro de la hecatombe a la defensa Los Indios del Guaso y Los Tigres Avileños son los más destacados con average de .976, sin embargo cabe destacar que en la pasada contienda los Piratas lograron un 982 impresionante.
La certeza de una mala contienda en números es un hecho, basta mirar con un poco de objetividad los tristes guarismos que a diario se cosechan en el torneo; el descenso de varios elencos matizado, por notables ausencias también lacera el certamen, pero ello no le da la más mínima ventaja al equipo menos aventajado de Cuba en todos los sentidos.
La Isla con poco más de 86 mil habitantes, con más de 50 millas de distancia al territorio más cercano, lidiando casi cada año con algún que otro huracán que le destroza el alma, la ropa y los cimientos, siempre tiene fuerzas para levantarse, aunque muchos le llamen electricidad o suerte al esfuerzo que derrochan cada día en el terreno.
Los Piratas de La Isla saben el significado de la palabra “LUCHA” y no creen en otra religión que la de salir a darlo todo día a día sin mirar atrás, sin mirar sus pies, sin mirar sus manos o al cielo, lo dan todo queriendo alegrar a su público sin techo en las gradas, queriendo iluminar con cada victoria su terreno luces, los Piratas de la Isla salen a hacer los deberes, a buscar el tesoro oculto tras una tenaz batalla y con el ímpetu y las ganas que le están poniendo hoy es muy difícil que no lo alcancen.
Así, de golpe, LA ISLA CAMPEÓN suena un poco raro al oído, el equipo no tiene la historia de los Industriales, ni la tradición de los Azucareros devenidos Villa Clara, tampoco aquella estirpe inigualable del Santiago invencible apodado “Aplanadora”.
La Isla, los Piratas de la Isla, tienen otros atributos, tienes ansias de lograr que parece imposible, tiene sus armas y están dispuestos a usarlas en busca de sus sueños, son Piratas y si es preciso robar para ello, pues tomarán sin pedir y por asalto cada oportunidad para hacerse con la victoria, el béisbol es un juego y como tal alguien saldrá vencedor, los del parche en el ojo, apuestan al garfio, a la tenacidad, a la valentía y a los deseos de llegar tan lejos como les permita la Goleta donde van sus sueños.