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El innecesario llanto por un vivo

Cuando el 30 de octubre de 1938, el actor Orson Welles adaptó la novela La Guerra de los Mundos,  de H.G. Wells, para su transmisión por la radio, dicha narración en forma de noticiero radial fue tan verídica que muchos de los oyentes de ese preciso momento, creyeron que se trataba de un hecho real, cundiendo en pocos minutos la alarma por todo el territorio de Estados Unidos.

La emisión comenzaba así: “Señoras y señores, interrumpimos nuestro programa de baile para comunicarles una noticia de último minuto procedente de la Agencia Intercontinental Radio. El profesor Farrel, del Observatorio de Mount Jennings de Chicago, reporta que se ha observado en el planeta Marte algunas explosiones que se dirigen a la Tierra con enorme rapidez... Continuaremos informando”. Se trasmitía música instrumental para ser cortada cuando fuera necesario y así poder ofrecer boletines como este: “Señoras y señores, esto es lo más terrorífico que nunca he presenciado... ¡Espere un minuto! Alguien está avanzando desde el fondo del hoyo. Alguien... o algo. Puedo ver escudriñando desde ese hoyo negro dos discos luminosos... ¿Son ojos? Puede que sean una cara. Puede que sea...”

Si bien al comienzo del programa de una hora de duración, se aclaró que se iba a escuchar una dramatización de la conocida obra de H.G. Wells y aunque se reiteró dicha información a la mitad del espacio, nadie le prestó atención porque pensaban que era la emisión de noticias en una situación de verdadera emergencia. Por ejemplo, en Nueva York, multitudes de personas aterrorizadas llamaban a las Estaciones de Policía y a las redacciones de periódicos para conocer más acerca de los ficticios ataques marcianos. Por supuesto, al día siguiente se le pedía la cabeza a Orson Welles, razón por la cual tuvo que solicitar públicamente que lo perdonaran por la broma, al margen que se demostró el poder de los medios de comunicación.

Quizás aquí encontremos los orígenes del mockumentary o mock documentary, es decir el llamado falso documental. Se trata de un género muy en boga por estos tiempos, al plasmarse, tanto en documentales para cine como en programas de Televisión, la utilización de la parodia para representar hechos inventados, pero asumidos con la mayor seriedad como si fueran tomados de la vida real.

Para que se tenga una idea de hasta dónde pueden llegar estas farsas iniciadas por Welles, en 1983 laNBC salió al aire con una película titulada Special Bulletin en la cual se anuncia un ataque nuclear por parte de terroristas a la ciudad de Charleston, en el estado de Carolina del Sur, mientras que en 1994, laCBS se apareció con el filme Without Warning, al estilo de un urgente boletín de noticias sobre el ataque de un apocalíptico “alien”, con la correspondiente dosis de pánico de los televidentes en ambos casos. Otros son más tranquilos como el documental Incident at Loch Ness acerca del mitológico monstruo que habita en el lago Ness, de Escocia y hasta otros pueden intentar ser simpáticos como A Day Without a Mexican, del director Sergio Arau cuyo tema es la repentina desaparición de todos los mejicanos del estado de California. Para este tipo de realización, límites afianzados en la verdad histórica pueden ser volados en pedazos como ocurre con el cuento  de que Hitler nunca se suicido, sino que se murió de viejo en otro país con la identidad cambiada o que los cosmonautas norteamericanos del famoso Apollo XI jamás pisaron la Luna puesto que todo fue filmado en el desierto de Arizona. Incluso un director de Hollywood, Joel Gilbert a quien se le conoce por la filmación de un homenaje a Bob Dylan, realizó en el 2012, el documental Elvis Found Alive, en torno a esta personalidad del rock and roll de quien nada menos asegura que se encuentra vivo. Pero lo que realmente ha colmado la paciencia de los cubanos admiradores de Los Beatles, ha sido la exhibición por uno de nuestros programas de Televisión (1) delmock documentary titulado Paul McCartney Really Is Dead: The Last Testament of George Harrison,dirigido por el propio Gilbert en el 2010.

Aunque el presentador del programa ofreció abundante información acerca del material que se proyectaría posteriormente, quien lo sintonizó  más tarde, sencillamente se quedó impactado; no podía dar crédito a la esencia del mensaje que estaba recibiendo: es la voz de alguien que se identifica como George Harrison, para revelar que el verdadero McCartney está muerto, razón por la cual asevera que fue sustituido por un impostor que con el tiempo ha devenido en el músico más famoso del mundo.

Obviamente, sobran las razones para que nuestros televidentes no le dieran crédito a semejante disparate, pero de todos modos nos queda un pequeño espacio de temor por si acaso fuera cierto. Y dicha sospecha argumenta su derecho a existir, a partir del rigor de la realización de este documental, al tomarse en cuenta hechos verídicos, que a la vez aparecen mezclados con  otros, absolutamente falsos, para así poder sembrar, definitivamente, la duda acerca de un hecho inconcebible.

Según el documental, todo comienza cuando en el verano del 2005 llega un  bulto postal  a la dirección Highway 61 Entertainment, las oficinas de Gilbert, en Hollywood. En dicho paquete, aparecen dos cassettes de audio grabados con una voz parecida a la de Harrison quien confiesa la desaparición física de Paul desde hace mucho tiempo, por lo que ha decidido contar de una vez y por toda la más increíble leyenda de la historia del rock. Afirma que en la noche londinense del 9 de noviembre de 1966, Paul sufre un fatal accidente de tránsito en altas horas de la noche. La inteligencia británica, el M15, tiene orientaciones precisas desde el más alto nivel de gobierno, que dicha noticia no puede hacerse pública para evitar los suicidios que tendrían lugar en todo el mundo y por tal motivo John Lennon, George Harrison y Ringo Starr son conminados, a riesgo de sus propias vidas, de que nunca pueden develar dicho secreto, además de tener que aceptar la presencia de un falso McCartney. Se sabe que se ha dado el caso que ciertos Jefes de Estado, cuentan con un doble para despistar a sus enemigos en lo relativo a su posible estancia  en determinado lugar, pero eso está muy lejos de que se suplante a alguien para toda la vida, no solo por su aparente parecido físico sino, además, con el mismo timbre de voz y para colmo si hasta tiene el mismo talento creativo, que como músico distingue al original, incluso hasta ser capaz de alcanzar la estatura mayor que como compositor mostró en los últimos cuatro años del afamado cuarteto, aspectos estos que evidentemente no pueden justificar en la farsa. El falso Paul, bautizado por el resto de sus colegas como Faul, es el canadiense William Campbell, elegido durante un concurso secreto entre personas parecidas al beatle, pero que de todos modos, según Gilbert, el tal Campbell tuvo que ser sometido a diferentes cirugías del rostro para lograr ser casi idéntico al verdadero. No obstante, les resulta imposible alterar las huellas dactilares o el ADN, señales inequívocas que singularizan a cada ser humano y por lo tanto definitorias en el terreno de cualquier investigación policíaca.

Pero si esta parte del guión resulta difícil de creer, la otra mitad del documental está dedicada a revelar las diferentes claves dejadas por Los Beatles, tanto en textos de canciones como en las portadas de los discos, acerca de la muerte de McCartney. De acuerdo con la narración del supuesto Harrison, esta era una especie de venganza solapada, liderada sobre todo por Lennon, para burlar el chantaje que la inteligencia británica tenía sobre Los Beatles de que no podían decir la verdad de lo sucedido. En algunos casos, es cierto que determinadas letras tienen pasajes que se relacionan con el tema de la muerte, pero achacarle eso al fallecimiento de Paul, está traído por los pelos.

Portada de Abbey Road.

Portada de Abbey Road.

En cuanto a la carátula del disco Abbey Road, hay quienes piensan que se trata de una procesión fúnebre en donde John vestido de blanco, pudiera ser el cura; Ringo por su traje negro, el funerario; McCartney el muerto, por estar descalzo y Harrison el enterrador, por su vestimenta ligera. Durante una entrevista realizada a Lennon en 1970 para la revista Rolling Stone (2), él hace referencia a esta fabula sobre la posible muerte de su entrañable compañero: “No tengo idea de donde salió eso, es absurdo. Tú sabes de eso tanto como yo. ¿En verdad están las llamadas claves de esa teoría en el disco Abbey Road? No. Es otra tontería. Nada de eso lo generamos nosotros, desconozco a quien se le ocurrió… Hay personas que no tienen nada mejor que hacer con sus vidas más que estudiar biblias y generar teorías de ellas, o estudiar piedras e inventar historias sobre cómo vivían esas personas. Viven de fantasías”, concluye el ex beatle.

Para reiterar la falsedad de esta propuesta documental, en el mismo se comentan detalles que aparecen en las portadas de los discos Rubber Soul y Revolver como el inicio de estas señales plantadas por los propios Beatles. Sin embargo, ambos discos salieron al mercado mucho antes que la noche del accidente de noviembre del 66, ya que el Rubber Soul fue comercializado en diciembre de 1965 y el Revolver en agosto del año siguiente, por lo que no se sustenta ninguna observación seria al respecto.

En cuanto a la opinión del verdadero Paul McCartney, su respuesta (3) al tema en cuestión es clara y precisa:

“La verdad que eso fue divertido, pero ridículo. La gente ha inventado una historia y luego te encuentras lidiando con esas cosas ficticias. Creo que lo peor que me pasó es que la gente se me acercaba y miraba de cerca mis orejas y mi cara para ver si en realidad era yo… Eso era una locura”, acotó el creador deYesterday. Por si fuera poco, el propio McCartney tituló al tercer disco en vivo de su carrera como solistaPaul is live de 1993, como una autoparodia a toda esta historieta con una portada en donde se burla de aquellos que leen mensajes secretos en la carátula del Abbey Road. En realidad, tenemos la impresión que los propios Beatles en su conjunto, aunque discretamente, aportaron lo suyo para divertirse  porque sabían que de esta forma  darían motivos para que hablaran de ellos durante décadas y no solo por su legado como músicos sino, además, como grandes bromistas.

Nada. Disfrute tranquilamente cualquier canción de Los Beatles o las de Paul McCartney en solitario, que nadie ha sido cambiado por otro. En todo caso, sonría con esta comedía, ya que los auténticos dramas de la actualidad se originan en contextos mucho más complejos donde lo absolutamente falso es presentado como verdades que resultaron determinantes, por ejemplo, para la invasión de Irak, por parte del ejército norteamericano y sus aliados, entre otros tantos pretextos similares de los que somos testigos habitualmente.

Notas:

(1) Se trata del  gustado programa Pantalla Documental del Canal Educativo, que en su edición del pasado miércoles 18 de septiembre, trasmitiera el material en cuestión. Aunque su conductor, Alain Amador fue pródigo en explicaciones acerca de este falso documental, la expectativa provocada entre los televidentes, resultó impresionante. En conversación con Yosiri López  Silvero, la directora del espacio, nos dijo que ha recibido peticiones de muchas personas que desean obtener los comentarios de Amador por correo electrónico.

(2) “John Lennon”. Edición Especial de la revista Rolling Stone, publicada el 8 de diciembre del 2012, p. 33.

(3) Andres Seger:Beatlemania, 2010

(Tomado de Cubarte)