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El agujero en el pecho no se tapa con un plato de comida

Por: Frei Betto
En este artículo: Brasil, Drogas, Hambre, Política
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En Rió de Janeiro, Brasil, la policía realizo un operativo para retirar a presuntos adictos a las drogas y expendedores de las favelas.

Imagen de una zona de Río de Janeiro, Brasil, en la que la policía realizó un operativo para retirar a presuntos adictos a las drogas y expendedores de las favelas.

El hambre no se combate sólo con un plato de comida. Digerida la limosna en forma de alimento, se abre de nuevo el hueco en la barriga, agujero negro de la ciudadanía. No basta dar de comer al hambriento. Es necesario evitar que existan personas desprovistas de los bienes esenciales para la vida, capaces de proveer su propio sustento, como intentaba hacer el programa Hambre Cero.

Para que el derecho a la ciudadanía no quede reducido a los discursos políticos, el combate al hambre exige, como mínimo, reforma agraria, distribución de la riqueza y escolarización obligatoria de todos los niños y niñas.

Lo mismo se aplica a la violencia. No es un fenómeno restringido a São Paulo y otras ciudades populosas. Nueva York es más peligrosa que la favela de Rocinha. En Goiania, Salvador o Porto Alegre los asesinatos forman parte de la vida diaria.

Lo grave es cuando los narcotraficantes se infiltran en los cuerpos de la policía, corrompiendo a jueces y comisarios, obteniendo armas exclusivas de las fuerzas armadas y delimitando territorios bajo su autoridad.

El traficante, como el político corrupto y el empresario especulador, es hijo de la impunidad. Por lo que es preciso no cometer el error de cierto periodismo televisivo espurio que ya no distingue entre el habitante de la favela y el traficante. No se puede aplicar a las favelas lo que recomendaba el gran inquisidor: “Matémoslos a todos. Dios sabrá quiénes son inocentes y quiénes culpables”. Medida, por cierto, que Obama viene aplicando con sus aviones drones en Afganistán.

La violencia del narcotráfico no es causa sino fruto de la violencia mayor de una élite que mantuvo a este país amordazado durante 21 años de dictadura militar, cortando ideas y utopías. Los hijos y los nietos nacidos durante o poco después de esos años de plomo no tuvieron la educación para la ciudadanía de los gremios escolares y de los movimientos estudiantiles, de las academias literarias y de los cineclubs.

Perdidos en la noche, muchos buscan la luz en la marihuana y la omnipotencia en la cocaína. Si el tráfico de drogas está tan bien organizado es a causa de los asalariados que, cuando pierden la cabeza, recurren al licor. Es gracias al sofisticado mercado de consumo que paga bien por la droga. Y, a falta de dinero, recurre al crack.

En la espiral de violencia el joven ‘avión’ que lleva la droga, la ‘mula’ que abastece los puestos de venta y el traficante que dirige todo y no vive en la favela, sino que tiene una casa con piscina y auto del año, son el resultado de la política equivocada del gobierno en relación a los derechos humanos. No basta con asegurar un salario, con llenar el bolsillo, es necesario sobre todo llenar la cabeza, facilitar el acceso a la cultura, de modo que haya un protagonismo emprendedor.

Si la mayoría del pueblo brasileño tuviera tierra para sembrar, mejores salarios y una educación escolar de alta calidad, no habría favelas. Si nuestra juventud contase con lugares de recreo, de deportes y de creatividad artística y cultural, no tendríamos tantos muertos-vivos destruidos por el crack y otras drogas.

“¿Y qué pasaría si de pronto la tv decidiera promocionar el bien?”, preguntó un día el periodista Ricardo Gontijo. ¿Qué se puede esperar de los niños y jóvenes que pasan horas ante las cajas mágicas electrónicas, embotados por el entretenimiento consumista, por la publicidad hedonista, ahítos de películas y programas que casi nada ayudan a la formación de su subjetividad y al perfeccionamiento de su cultura? Impelidos por el desgobierno de sí, y a falta de quien les indique el camino del Absoluto, buscan el del absurdo, manteniendo el narcotráfico.

¿Cuáles son los ídolos de los jóvenes de hoy? ¿Gente altruista como el Che Guevara, Mandela, Luther King, Gandhi o Jesús? ¿Cuáles son los valores más buscados hoy día por la sociedad? Riqueza, belleza, fama y poder. Ahora bien, cuanto mayor es la ambición, mayor es la caída. Y el agujero en el corazón. El agujero en el pecho necesita ser compensatoriamente rellenado de alguna forma.

La sociedad se laicizó. Ha sido una conquista de la modernidad. Pero el ser humano es siempre el mismo, desde que fue expulsado del paraíso por haberse equivocado y pretender ser Dios, cuando su vocación es tener a Dios. Impregnarse del Absoluto. Saciarse en el pozo de Jacob (Juan 4).

Encuentro por lo menos extraño cuando, en ceremonias litúrgicas, observo a niños y jóvenes acompañados de sus padres y abuelos cristianos, que no saben ni rezar el Padrenuestro ni el Avemaría. ¿Qué esperar entonces de una generación desprovista de espiritualidad?

Se han publicado 7 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Rafael Aguilar dijo:

    Recuerdo el caso de una persona proveniente de la clase trabajadora, dotado de una gran inteligencia y gracias a ello favorecido con becas que lo hicieron obtener títulos universitarios con nivel de doctorado, esto le abrió lucrativas oportunidades dentro de la elite de su país, nunca se reflejo en sus acciones el mas minimo interés en favorecer a los miembros de la clase trabajadora de la que provenia, otro caso es el de un campesino que beneficiado por un proyecto de desarrollo social vio mejorar su situación económica tal mejoría fue utilizada para abrir un crédito irrestricto en la cantina, abandonar su mujer y buscarse una mas joven, reza la filosofía china que el ser humano al tener bienestar económico termina por inclinarse a las debilidades de la carne. Medito en el trabajo de Jesucristo mientras estuvo en la tierra, había dominación y abuso por parte de una potencia militar como lo era Roma, había injusticia, hambre y pobreza sin embargo no se involucro en la política, rechazo incluso el nombramiento de rey que le quería dar el pueblo, su labor se centro en llegar a la mente de las personas, cambiarles la actitud basada en los mas altos valores morales, lo demás vendría por añadidura una sociedad basada en la mas altruista ley de amar al prójimo como a si mismo no tendría otro resultado que la justicia para todos. Comparto las apreciaciones este connotado escritor Betto Frei el ser humano debe tener una formación moral, espiritual que haga surgir sus mejores virtudes, es una necesidad diría yo incluso mayor a la de recibir una simple educación convencional.

  • Arturo Menéndez dijo:

    Triste y preocupante realidad que describe y desentraña Frei Betto. ¿Sólo de Brasil? Sin temor a equivocarme, con mas o menos matices, ensombrece todos los rincones del mundo, sin desconocer otras realidades horripilantes de muerte, hambre y enfermedad en pleno siglo XXI de este mundo globalizado, complejo y complicado. Para los que aún testarudamente insistimos en que un mundo mejor es posible, debemos preguntarnos: ¿qué hacer? ¿Qué realidades enfrentarán nuestros hijos, nietos y bisnietos? ¿Será demoledoramente cierto lo que nos anuncian algunos religiosos, el Armagedón o final apocalíptico? ¿seremos capaces de llenar el agujero en el corazón al menos con sentido común y ser un tilín mejores? Duele, preocupa, y mucho, oir al jefe del estado mas poderoso dirigirse a la comunidad internacional con un mensaje lleno de cinismo, hipocresía y velada prepotencia. ¿Cómo rellenarle el agujero en el pecho con al menos sabiduría y un tilín de sensibilidad humana? Parece que al fin de cuenta, todos necesitamos fortalecer la espiritualidad. Sí, pero cómo?

    • cesar sandoval dijo:

      LO ADMIRO PORQUE SU CORAZON ES POR Y PARA LOS DESPOSEIDOS. FREI UN DIA MI PADRE ME DIJO UNA FRASE QUE NO SE ME OLVIDA. UNA DE LAS COSAS MAS DIFICILES EN ESTA VIDA TALVEZ LA MAS DIFICIL ES SER HONRADO. CUANTAS CALAMIDADES NOS AHORRARIAMOS SI LOS SERES HUMANOS Y SOBRE TODO LOS GOBERNANTES OPTARAMOS POR LA HONRADEZ.

  • Yosbel Marin dijo:

    Amigo Betto habla usted con sobriedad sobre hechos que muchos ignoran o simplemente no quieren ver. En Cuba no se ven imagenes como estas. Los cubanos quisieramos que a menudo se refleje la realidad de nuestro pais en un medio como este en todos sus niveles. Cubadebate necesita alguien que se refiera a cuba con una sabiduria similar.

  • Amauris Domínguez Meriño dijo:

    Mi más absoluto apego a las líneas del compadre Betto, un agujero inmenso en nuestros corazones, un cáncer que come y come cada vez más.
    Nuestras sociedades están enfermas, mucho consumo y la espiritualidad es como la voluta de humo que se desvanece.

  • @lin@ dijo:

    Esa es la verdadera cara del Capitalismo mas salvaje.Vea.Violencia, drogas, miserias humanas a escala nacional, tengo esperanza en los medicos que van a trabajar en esos sitios diabolicos; DlsB y les cuide es una labor sacerdotal, de completa entrega por amor al projimo pues todos los dolares del mundo no espago por tan humanitaria labor.

  • kakashi dijo:

    Interesante artículo aunque quisiera decir que tampoco una buena educación y politizar la televisión, y la creación de espacios socio-culturales, de recreo es la solución. Un ejemplo de ello es nuestro país Cuba. Tenemos todo lo que se propone, gracias a Dios, pero aun así estamos...

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Frei Betto

Frei Betto

Carlos Alberto Libânio Christo. Conocido como Frei Betto. Fraile dominico. conocido internacionalmente como teólogo de la liberación. Autor de 60 libros de diversos géneros literarios -novela, ensayo, policíaco, memorias, infantiles y juveniles, y de tema religioso. En dos acasiones- en 1985 y en el 2005- fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante del país. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. Asesor de movimientos sociales, de las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, participa activamente en la vida política del Brasil en los últimos 50 años. Es el autor del libro "Fidel y la Religión".

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