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Anticoncepción en Cuba, asunto de muchas caras

Por Dixie Edith

esperma-no1Un conocimiento formal de los métodos anticonceptivos, además de su uso inadecuado y poco sistemático, contrasta con el alto nivel de empleo que de ellos muestran diversas investigaciones cubanas.

Los avatares de Yamilé Ferrera, una conversadora estudiante universitaria habanera de 19 años, aportan algunas señales de las razones que sostienen esta afirmación.

"Mi mamá es ginecóloga y desde que estaba en la secundaria me habló de los anticonceptivos y del condón. Ya en el 'pre' (bachillerato), cuando tuve un novio por un tiempo largo, empecé a ponerme inyecciones, pero apenas por unos meses porque de pronto ya no había; entonces probé con unas pastillas llamadas triquilar, pero esas también se perdieron", contó a SEMlac.

Ferrera, quien el próximo septiembre comienza el tercer año de la Licenciatura en Economía, intentó con otras píldoras como el etinor, de fabricación cubana y actualmente en venta en la red de farmacias, pero le provocaban "dolores en los senos y nauseas".

Ahora, con una pareja estable de tres años de relación, se debate entre su deseo de ponerse un dispositivo intrauterino "para quitarse de encima las preocupaciones de salir embarazada mes tras mes", y el consejo materno de que esa no sería la mejor decisión.

"Mi mamá cree que debo seguir buscando un método hormonal, porque los intrauterinos son muy invasivos", detalló.

Con la mamá de Ferrera coincide el doctor Jorge Peláez, experto ginecobstetra y especialista en la atención a adolescentes.

Para este médico e investigador, aunque no existe un solo método que se pueda considerar "ideal", en el caso de las adolescentes, "pues lo que es bueno para unas, puede no serlo para otras", los menos conflictivos, efectivamente, son los hormonales orales.

"Siembre combinados con el condón, para garantizar protección también frente a las infecciones de transmisión sexual y el VIH/sida", explicó a SEMlac.

"Se consiguen muy buenos resultados con inyectables mensuales combinados con un método de barrera como el condón, pero suele fallar la estabilidad en la oferta y eso hace que la persona abandone el método", detalló.

ALTO EMPLEO, ¿PERO EL MEJOR?

Cubanos y cubanas de entre 15 y 54 años "tienen un conocimiento universal de al menos un método anticonceptivo, independientemente de su sexo, lugar de residencia, nivel escolar, edad y cualquier otra característica", confirmó la Encuesta Nacional de Fecundidad desarrollada en 2009 por el Centro de Estudios de Población y Desarrollo, de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información.

Ese conocimiento alcanzó al 99,9 por ciento de las mujeres y el 99,5 por ciento de los hombres, y los métodos más mencionados resultaron, en ese orden, la píldora, los dispositivos intrauterinos (DIU), la esterilización femenina y masculina y el preservativo o condón.

En cuanto al uso efectivo de la anticoncepción, las cubanas encuestadas refirieron acudir a los DIU en un 39 por ciento, al condón en un 29 por ciento y a la esterilización en un 24,5 por ciento.

En general, estadísticas del Ministerio de Salud Pública cubano confirman una cobertura de anticonceptivos que supera el 70 por ciento en todo el país, pero la propia Encuesta Nacional de Fecundidad reconoce que un elevado conocimiento y cobertura no garantizan necesariamente un empleo adecuado.

Un dato basta para corroborar tal criterio, según la ya citada investigación nacional: el 30 por ciento de las personas jóvenes de ambos sexos tuvo su primera relación sin ninguna protección.

A juicio del doctor Peláez, se impone una mirada detenida a la estructura del uso de la anticoncepción en Cuba.
"No es lógico que en un país con tasas de fecundidad por debajo del reemplazo poblacional desde hace más de 30 años, sea la esterilización el tercer método anticonceptivo más empleado", argumentó.

Peláez alude a la situación demográfica cubana, con bajos niveles de fecundidad y un galopante envejecimiento poblacional. Desde 1978, las mujeres cubanas no dejan al final de su período fértil una hija que la sustituya en el rol reproductivo y varios años de la actual década han registrado decrecimientos poblacionales absolutos.

Igual preocupación comparten las demógrafas Marisol Alfonso, actual oficial de Programas del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Cuba, y Grisell Rodríguez, investigadora de Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana.

"La anticoncepción en Cuba tiene una elevada prevalencia, pero esta parte de un conocimiento formal, lo cual incide en un uso inadecuado y discontinuo", opinó Rodríguez durante un seminario sobre Periodismo y Demografía impartido en 2012 en el Instituto Internacional de Periodismo "José Martí", en La Habana.
Rodríguez insistió en esa ocasión en la necesidad de ampliar el uso de anticonceptivos a métodos modernos y promover la constancia en su empleo.

Para Alfonso, en tanto, lo más importante no es "el propio uso, sino también la calidad del conocimiento" con que se enfrenta esa decisión, aseguró en su tesis "La singularidad de una segunda transición demográfica en Cuba", para optar en 2009 por el grado de doctora en Ciencias Económicas.

ORIENTACIÓN, UNA PATA QUE COJEA

En línea con la opinión de expertos como el doctor Peláez, autoridades de la Salud Pública en Cuba han abogado públicamente por incrementar el uso de anticonceptivos orales en Cuba, incluso como estrategia para enfrentar la infertilidad.

"Nos proponemos disminuir el uso de dispositivos intrauterinos estimulando un mayor consumo de los anticonceptivos hormonales inyectables y orales, que representan menor riesgo de infertilidad en las mujeres", declaró el doctor Roberto Álvarez Fumero, director del Programa Nacional de Atención Materno Infantil, al espacio televisivo Mesa Redonda en febrero de este año.

En igual sentido se ha pronunciado Miguel Sosa Marín, presidente de la Comisión de Salud Sexual y Reproductiva y Planificación Familiar.

Sosa aseveró que en todas las farmacias del país se expenden sin receta médica una serie de anticonceptivos orales de producción nacional y alta calidad, entre ellos, aminor, trienor y etinor, "los cuales han sido validados por organismos internacionales de Planificación Familiar".

Además, anunció la introducción generalizada en el futuro de la anticoncepción de emergencia, también conocida como píldora del día siguiente.

Sin embargo, cualquiera de estas opciones será muy poco efectiva si no se acompaña con información abundante y la debida orientación profesional.

"Mis amigas y yo pensábamos que lo de la píldora del día después era algo de otros países. Incluso una de ellas fue a buscar consejo con su doctora para empezar a usar anticonceptivos y esta no le mencionó esa posibilidad", contó la estudiante Ferrera a SEMlac.

En su tesis de doctorado "La fecundidad cubana a partir de 1990. Las perspectivas sociales e individuales", defendida en 2006, la investigadora Grisell Rodríguez constató que muchas mujeres eligen el anticonceptivo que van a utilizar guiadas por consejos de amigos o el conocimiento general que poseen, y casi nunca orientadas por un profesional.

Y si ya está comprobado por investigaciones que el conocimiento de la población no apunta a los métodos de más calidad, el resultado, entonces, es predecible.

A fines de diciembre de 2011, durante la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) correspondiente al cierre de ese año, el doctor Álvarez Fumero reconoció incluso que la falta de información efectiva clasificaba entre los factores relacionados con el embarazo adolescente.

La carencia de orientaciones, como explicó Ferrera, alcanza a la atención primaria de salud, afectada en la isla en las últimas décadas por reordenamientos sucesivos en busca de mejor calidad que, sin embargo, han atentado contra una de sus esencias: la prevención de salud.

"Mi mamá me cuenta que cuando ella era adolescente la doctora de la familia (especialista en Medicina General que radica en la comunidad) daba charlas acerca de la planificación familiar y los métodos anticonceptivos, pero ahora no es así", asevera Yamilé Ferrera.

Otra queja compartida por adolescentes, padres e incluso profesionales de la Medicina es que las llamadas consultas de Planificación Familiar han ido quedando más para organizar la realización de abortos provocados y regulaciones menstruales, de alta recurrencia, y menos para orientar comportamientos adecuados en ese camino.

"El aborto en Cuba se está empleando como un método anticonceptivo más y esa es una situación muy grave", confirmó el doctor Peláez, un criterio que refuerza la necesidad de atender en profundidad el asunto.

"Está comprobado que la anticoncepción es uno de los determinantes básicos de la fecundidad en el país, por tanto, garantizar que sea de calidad y esté bien orientada puede contribuir a la recuperación de nacimientos, aunque sea a niveles muy bajos", aseguró a SEMlac, por su parte, la doctora Rodríguez."