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Irma Armas Fonseca: Servir es lo que guió su vida

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Foto: AIN

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Por Juan Marrero

Irma Armas Fonseca recibió un sentido homenaje, en un espacio de corazón, de sus amigos, compañeros de lucha, colegas de la prensa y de la intelectualidad. La sala-teatro de la UPEC se llenó como nunca antes para recordar a la periodista holguinera, al cuadro directivo de la UPEC, a la fundadora de la Editorial Pablo de la Torriente, a la fundadora de las milicias, a la hermana, a la mujer paradigma de modestia y sencillez.

Tras la proyección de una serie de fotos de Irma en diversas actividades, hubo bellas, emotivas y amorosas palabras, que en más de una ocasión provocaron fuertes aplausos y también ojos aguados en no pocos. Todo aconteció en poco más de una hora.

Dos premios nacionales de periodismo José Martí –Antonio Moltó, presidente de la UPEC, y José Alejandro Rodríguez, miembro de la Presidencia—abrieron el fuego de los recuerdos. Narrando que ella y él entraron como cuadros de dirección de la UPEC durante el Tercer Congreso, en 1974, y con las palabras “mi hermana de siempre” la rememoró Moltó, y Pepe Alejandro significó que la conoció en Camagüey en 1974 cuando él era un principiante en el periodismo y ella le dio prueba entonces de su grandeza en el acercamiento e interés por el trabajo que hacía. “Tenía la sencillez de los grandes y todo lo que quiso en vida era ser útil”, dijo el destacado colega.

José Dos Santos leyó algo que escribió horas antes: Preguntas sin respuestas, donde significó: “En el ejemplo de Irma Armas Fonseca está la clave para que este íntimo homenaje se proyecte como tributo a su eterna presencia en la editorial, la UPEC y la Revolución que tanto amó”.

Lisette Vila, tras algunas anécdotas, pidió un primer aplauso para Irma.  Soledad Cruz la calificó como un soldado entregada por entero a la causa revolucionaria y a Fidel. Telma Bornot  recordó cuando la conoció en 1961 en la formación de las milicias femeninas en Holguín y también de sus últimas conversaciones telefónicas con ella para hacer un audivisual sobre el batallón Clodomira  Ferrals Acosta, que integraron más de 500 mujeres. “Apenas me recupere lo hacemos, me dijo, pero lamentablemente no fue posible”.

Ernesto Vera, emocionado, contó de su primer encuentro con Irma hace medio siglo cuando ella trabajó en Holguín en los preparativos del primer congreso de la UPEC. “Amó la vida e hizo todo lo posible por sobrevivir para servir”, dijo.

Los humoristas también la recordaron. Blanquito, al igual que Soledad, dijo que había sido un soldado de la Revolución, y habló de su esforzado trabajo en la Editorial y también el que hizo con la comunidad cercana. “Es y será inspiración para todos nosotros”, señaló.

Víctor Manuel González, hoy en Bohemia, relató que ante la noticia de la desaparición física de Irma lloró y sufrió, y empezó a leer “un garabato tembloroso” sobre cómo la conoció en Holguín cuando él era secretario del PURS. Ella fue la que me hizo miembro de la UPEC, y contó que hace unos 15 años en Radio Rebelde se rindió un homenaje a Irma y durante ese acto, molestando su modestia, pronunció un extenso discurso del que no me arrepiento de haberlo hecho así cuando ella estaba en plenitud de su vida. “Afecto y gratitud infinita. Un beso, Irma. Hasta siempre”, y así concluyó Víctor Manuel acompañado de un largo aplauso.

Dos compañeros de la Editorial Pablo cerraron el emotivo encuentro: Pablo Noa y Manolo Pérez. “La obra que ella nos ha legado a todos los periodistas cubanos es la Editorial”, dijo Noa, mientras que el historietista Manolo significó: “Para servir, esa fue su lucha por sobrevivir”.

Bárbara Doval, quien actuó como moderadora, pidió a los presentes que todos aquellos que quisiesen expresar sus sentimientos y recuerdos sobre Irma Armas Fonseca lo hiciesen llegar a la dirección de cubaperiodistas.cu (vpetica@upec.co.cu) para proceder a su publicación.

Al final, Antonio Moltó entregó a la hermana Paquita Armas, también periodista, el cuadro con una foto de Irma que todo el tiempo presidió el encuentro.

Destacadas figuras del periodismo, de la política y de las letras y las artes de nuestro país estuvieron presentes en el encuentro, entre ellos el director de cine Fernando Pérez, Natalia Bolívar, Lesbia Van Dumois, Francisco Sacha, Jorge Oliver, René de la Nuez, Ares, Darío Machado, Iroel Sánchez, Antonio Pérez Herrero y Mirta Rodríguez Calderón.

Fue, en fin, un encuentro para recordar a una periodista sencilla y trabajadora, una mujer que amó y se entregó por entero a servir a la patria, a la revolución y al socialismo. Que en gloria esté.

(Tomado de Cubaperiodistas.cu)

Foto: AIN

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Se han publicado 3 comentarios



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  • guinero-bayamés dijo:

    HONOR A QUIEN MERECE HONOR, AMOR CON AMOR SE PAGA, A ALGUIEN QUE DEDICÓ SU VIDA AL PERIODISMO NO LE PODIA FALTAR ESTE HOMENAJE DE GRANDES FIGURAS DEL PERIODISMO Y LA CULTURA EN CUBA .MI PÉSAME PARA SU HERMANA PAQUITA.

  • Alexis Mario Cánovas Fabelo dijo:

    ¡QUE DOLOR!
    Ha sido un tremendo impacto abrir hoy mi correspondencia y, al irme a verdaderamante INFORMAR en este, mi sitio, recibir esta dolorosa noticia, de quien no puedo entenderla muerta, por ser prototipo de vida fructífera.
    Trasmítanle a Paquita mis más sentido pésame.
    Yo se que lo recogido en esta información es el sentir de todos los que tuvimos el honor de tenerla como nuestra hermana de trincheras de piedras e ideas.
    Sus ejemplos y consejos permanecerán eternamente, porque los continuaremos enseñando a las nuevas generaciones de comunicadores sociales.
    Me uno al dolor de mis colegas.

  • JOEL LACHATAIGNERAIS POPA dijo:

    LA IMPRONTA DE IRMA ARMAS

    Joel Lachataignerais Popa

    Allá para 1963 o 1964, nos conocimos. Fue en medio de la batalla orgánica del periodismo de los tiempos nuevos que corría por nuestras venas.
    Fue la mezcla de hacer algo alrededor de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, creada por el Che y su tránsito hacia Unión de Jóvenes Comunistas, la campaña de alfabetización y acercarse a los medios de difusión para contribuir a propagar la revolución en la entonces provincia de Oriente, de Cuba.
    Estaba en su Holguín natal, como también Eloy y Elson Concepción Pérez, y muchos otros amigos fraternos del alma.
    Pero estaba también atada a Santiago de Cuba, donde emergían Carlos Nicot y Antonio Moltó Martorell, Carlos Selva Yero, Ernesto Medialdea, Heriberto Cardosa Arias y Roberto Pavón Tamayo entre otros.
    Su nombre de mujer firme y recta, de ética exigente, aparecía en las páginas del periódico Sierra Maestra: Irma Armas Fonseca, donde se suscribían otras holguineras como Maria Julia Guerra.
    Irma, encarnó junto a otros camaradas la unión por la lucha en la formación profesional de una venerable generación de jóvenes que –junto a ella – surgía con el interés de hacerse periodistas. Así fue. Debiéramos tributarle el honor que merece su altruismo.
    Su tesonero esfuerzo la hizo visible en aquellos instantes en que existía una estructura para reproducir la vida entre orientales del norte, con un centro de dirección en Holguín, y los de Oriente Sur, con capital en Santiago de Cuba, y así, la conocimos dirigente de la Unión de Periodistas de Cuba del Oriente Norte.
    Con su trabajo, ganó el prestigio atesorado en más de 70 años de vida, y durante largo tiempo la tuvimos en la Dirección y el Comité Nacional de la organización periodística cubana. Y la UPEC le situó al frente de la Editorial Pablo de la Torriente Brau, donde con su devoción e inteligencia puso mayor categoría al amor por la forja de nuevas generaciones de periodistas cubanos y latinoamericanos.
    Aún en mi memoria conservo su emoción, alegría mostrada en un brillo infinito de ojos durante el encuentro teórico de la Editorial en Santiago de Cuba 2005… sus esperanzas caminaban un rumbo de éxitos.
    Por mucho recordaremos que cada página editada allí, es el resultado de su sudor, su sangre y talento.
    No vamos a saber nunca cómo fue, ese es un secreto suyo. Imaginemos que una emoción la embargó con fuerza motriz revolucionadora, que una idea nueva para hacernos avanzar adonde su impecable mirada podía, y un querer decirnos sin palabras la eternidad de un pensamiento que no nos llegó.
    Imaginemos que comenzó a caminar una ruta nueva, diferente, como un lucero que enrumba la noche por derroteros que los periodistas revolucionarios debemos transitar. Su impronta se hará lumbre en esa ruta.
    ¡Hasta siempre, Irma! ¡Tu gloria es la amistad hecha mujer!

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