Cubadebate

Freddy Asiel, el Más Valioso, fue paseado por todo el estadio. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

SANTA CLARA.- Dieciocho años, cuatro meses, muchos aguaceros y un grand slam después, Villa Clara se volvió a ceñir la corona de la pelota en Cuba.

A las 10:42 de la noche, este martes, Jonder Martínez facturó el out 27, las huestes del director Ramón Moré vencieron 8x5 a Matanzas y finiquitaron con saldo de 4-1 el play off final de la Serie 52.

Entonces el Augusto César Sandino se estremeció, tembló con un delirio aplazado, frustrado muchas veces antes y, ahora, imposible de contener entre sus paredes.

El principio del fin no auguró celebración. Un jonrón de Ariel Sánchez al quinto lanzamiento del abridor Misael Siverio esparció en las gradas miedos, suspicacias, incertidumbre, desconfianza.

Mas, al parecer, Villa Clara se encomendó a todas las deidades. Estaba señalado que ganaría hoy... o nunca. En algún lugar está escrito, dicen muchos aficionados.

Primero, un error arbitral desencadenó una sucesión de jugadas (sacrificio de toque, boleto intencional y hit, texas de Andy Sarduy), que produjeron la ventaja de 2x1.

Segundo, igualado 2x2 el choque, otra pifia glamorosa declaró out en home a Guillermo Heredia, que se lanzó desde tercera tras el elevado capturado por el jardinero derecho Lázaro Ramírez.

De ese modo cumplió la visita su quinta oportunidad madero en ristre, ya contra los envíos de Jonder. No anotó ahí y tampoco en el sexto pese a dos hits más. Demi Valdés, de emergente por Manuel Benavides, bateó para doble play y nueve imparables yumurinos no habían producido más de dos anotaciones.

Llegó así el final del sexto capítulo y con él, el fin del fin. Boleto a Edilse Silva, error de Yasiel Santoya sobre una rolata de Ariel Borrero, sacrificio en toque de Yeniet Pérez, explosión del abridor Joel Suárez y pelotazo de Félix Fuentes, el primer relevista yumurino, a Dayron Varona.

Luego, el hit de Danel Castro para la ventaja 3x2. Y a continuación..., a continuación vino la apoteosis, el frenesí, el arrebato, “la venganza”, dijeron a mi lado. (Se refiere a la decisión de marginar a Ariel Pestano del team Cuba al III Clásico Mundial, dirigido por Víctor Mesa, el actual DT de Matanzas).

El receptor naranja, al tercer lanzamiento de Maikel Martínez, disparó un grand slam, “el batazo de mi vida”, impulsó cuatro anotaciones campeonas y tatuó en el alma de toda Villa Clara el quinto título de su historia.

Después del batazo solo hubo celebración. Más y más. Con el jonrón de Andy Sarduy en el final del octavo y con cada uno de los outs del noveno.

Los miedos y las suspicacias, la incertidumbre y la desconfianza ya no regresaron. Ni cuando el emergente Maikel Castellanos cambió el marcador a 7x3, ni cuando Guillermo Heredia lo apretó a 7x5.

“La mayoría de la población de Villa Clara no creía en el triunfo y no les guardo rencor por eso. El regocijo que sienten hoy es el mayor premio para mí y para el pueblo, y la mejor respuesta a los escépticos”.

Contienen estas palabras agridulces el sentimiento del equipo y, sobre todo, del manager Ramón Moré, que dedicó el triunfo a los Cinco Héroes antiterroristas y, de modo especial, a René González, quien puso en sus manos el trofeo mayor de los deportes en Cuba.