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Al final, se bailó merengue

beisbol republica dominicana

Play ball. La voz se dejó escuchar y arrancó la fase de doble eliminación para los clasificados por los grupos C y D, en el Marlins Park de Miami, donde se definirán los rivales de Japón y Holanda en la fase semifinal del III Clásico Mundial de Béisbol.

Se corrió la cortina y comenzaron las hostilidades con el duelo del equipo sorpresa, contra uno de los favoritos aún con vida. Italia versus República Dominicana.

Ese era el pulso inicial, que por la línea de primera presentó una ofensiva de .336 y 22 carreras que alcanzaron para una foja de 2-1 en un grupo, el D, en el que también fueron encuadrados Estados Unidos, México y Canadá. Y por la línea de tercera mostró un ataque de .324, el argumento mayor de una novena invicta en sus tres presentaciones ante Venezuela, Puerto Rico y España, el señalado Grupo de la Muerte.

Entre las dos rayas, Punto, Denorfia, Rizzo, Liddi, Colabello, Costanzo, Chiarini, Butera y Granato, vestidos con el traje de Italia; y José Reyes, Aybar, Cano, Encarnación, Hamley Ramírez, Nelson Cruz, Carlos Santana, Nanita y De Aza, ataviados con la casaca de República Dominicana.

Edilson Vólquez arriba de la loma por el home club. Tiago da Silva, el abridor de la visita. Y en el aire, sobre las casi 15 mil personas reunidas para el envite, una pregunta: ¿podrá sorprender otra vez la selección de Marco Mazzieri? Una interrogante sin respuesta hasta tres horas y 17 minutos después del primer pitcheo del juego de pelota.

Todo comenzó como no se esperaba. La sonrisa sempiterna de José Reyes, Canó y compañía pareció atragantarse con Spaghetti a la Carbonara, pizzas o Focaccia al Rosmarino.

El descontrol de Vólquez apartó los bostezos y le dio emoción al partido desde el mismo comienzo. Tres boletos a hilo del diestro de los Padres de San Diego, más un fly de sacrificio de Alex Liddi y el jonrón de tres anotaciones de Chris Colabello, subieron cuatro carreras al marcador e Italia se colocó en posición de sumar una victoria sobre República Dominicana a los triunfos ante México y Canadá en la fase preliminar.

Esta sensación pululó en el Marlins Park porque Tiago da Silva se dio el gusto de cumplir una apertura sólida durante cinco y un tercio. Podía ser la de su vida, si José Reyes y Robinson Canó no le botan par de rawling y cierran al marcador a 4x2 cumplidos los dos primeros tercios.

El diestro descolocó al poderoso line up dominicano. Con 62 envíos, colocados en las márgenes del home plate, lo contuvo en una carrera y, con más de lo mismo, hasta llegar a 73, los redujo a dos.

A sus compañeros, sin embargo, este trabajo no les alcanzó para azuzarlos. Sus maderos no se desperezaron, no volvieron a atacar con fuerza contra Vólquez, tampoco ante Juan Cedeño y Lorenzo Barceló, los primeros relevistas.

Amenazaron en el quinto, tímidamente puede decirse, ya con un out. Punto y Denorfia sonaron sencillos, pero Rizzo se ponchó ante los envíos de Cedeño y Liddi pereció en rolata al campocorto. A partir de entonces, ni siquiera pisaron la segunda almohadilla y entreabierta dejaron una hendija al alcance de los bates caribeños.

La resurrección dominicana pudo llegar en el sexto. Después del jonrón de Canó, tres del director Tony Peña se pararon en las almohadillas, pero el emergente Miguel Tejada falló en línea al jardín derecho.

Fue el aviso. En la siguiente oportunidad, volvieron a llenar las bases, en gran medida por inexactitudes de la defensa italiana. Y en esa situación, un boleto a Encarnación, elevado de sacrificio de Hanley Ramírez y un sencillo de Nelson Cruz, produjeron tres anotaciones.

Del 5x4 en lo bajo del séptimo, hasta el final, no se vio amenazada la ventaja mínima y no varió el marcador.

Pedro Strop, el ganador, fue dominante en el séptimo, a pesar de un imparable; Santiago Casilla trabajó perfecto en el octavo, y Fernando Rodney, que se apuntó el salvamento, mantuvieron al mando, sin sobresaltos.

República Dominicana, entonces, ya había degustado Spaghetti a la Carbonara, pizzas y Focaccia al Rosmarino. A seguidas volvió a dibujárseles, grandes en el medio de la cara, esas sonrisas suyas que nunca se esconde y terminaron bailando merengue, como en San Juan, como hasta ahora en cada partido.

PNPI: Postivo: el liderazgo de José Reyes (5-2, impulsada y dos anotadas) a pesar de venir de una fase preliminar mala a la ofensiva, y el aporte ofensivo de Canó (4-3, impulsada y dos anotadas). Negativo: la defensa de Italia no cometió errores, pero dos fly que debieron ser outs terminaron por costarle carreras. Preocupante: el descontrol de Vólquez. Interesante: los lanzamientos lentos pueden lograr muchos outs en la parte baja de la ofensiva dominicana (seguro algunos observadores ya tomaron nota); y el desenfado, la confianza con que juega el equipo de Tony Peña en todas las situaciones que se le han presentado.