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Otra página que nunca escribiremos

cuba holanda (2)Otra vez perdimos con Holanda. Quinta vez en las últimas seis ocasiones. Sus jugadores no derrochan calidad, pero se ajustan al guión y, casi siempre, hacen lo debido. Si hay que robar, saben hacerlo. Y si es preciso un fly, lo dan. Con poco más que corrección, les ha bastado para cogernos ‘la bajita’.

Ahora fue más doloroso todavía, porque nos dejaron al campo. Durante todo el juego aprovecharon las vacilaciones de un pitcheo limitado como el nuestro, además de unas cuantas inexactitudes defensivas que costaron. Y por eso volvieron a merecer el triunfo.

Cuba salió al diamante con la misma receta del partido anterior versus Taipei. Esto es, con Tomás y Frank Camilo en plan de titulares. Y en el box el avileño Vladimir García, quien le había pedido la pelota al mando nacional.

Frente a ellos, un peludo nacido en dominicana, Orlando Yntema, y una escuadra debilitada por la ausencia de su tercer bate Roger Bernadina. A todas luces, se podía ganar. Y más aún cuando un pinchazo muscular sacó del desafío al cuarto de la tanda, Balentien. E incluso más, al producirse luego la lesión de De Caster.

Sin embargo, fue Holanda la que pegó primero, y por partida doble. Ocurrió en el tercer inning, donde se combinaron un tubey, imprecisión de Arruebarruena en tiro a la inicial, toque de bola, pelotazo, fly de sacrificio de Andruw Jones y hit del ya tradicional verdugo Curt Smith.

(Antes de ese momento, Cuba había intentado el corrido y bateo con la dupla menos indicada, Cepeda-Despaigne, y salió mal. Se intentaba anotar antes que el adversario, y la desesperación por conseguirlo acabó por malograr ese capítulo).

Pero en el cuarto llegó la primera reacción antillana. Yulieski abrió con extrabase, y José Miguel trajo el descuento con indiscutible al derecho. Cepeda roleteó después para doble matanza, mas Abreu disparó un bambinazo por todo el centro del terreno.

El empate, no obstante, duró lo que el merengue de la frase popular. Holanda volvió a pisar dos veces el home plate: una, por elevado a los jardines; la otra, por una falla en la mecánica defensiva del infield (Yulieski, inconcebiblemente, no entró a cubrir la base en medio de un habilidoso conato de robo).

Los que jugaban agresivos eran ellos. El equipo que algunos suponían “tocado” por el revés abrumador ante Japón. Y los que abrían brechas éramos nosotros, que veníamos de una victoria contundente sobre Taipei de China. Paradojas que tiene el deporte. Enigmas que seguro no alcanza a responder ningún sicólogo.

De todos modos, en el quinto episodio Cuba vino de abajo nuevamente. Fue con el relevista Shairon Martis en la loma, y gracias a la acertada apuesta del mentor criollo, que dio entrada a un trío de emergentes sucesivos –Luis Felipe Rivera por Frank Camilo, Peraza por Arruebarruena y Alexei Bell por Heredia. Esa apuesta dejó la escena lista para que Yulieski soplara un doblete que impulsó a par de corredores.

Cuatro a cuatro. La luz volvía a verse. Sobre todo porque Norberto González avanzaba a buen ritmo con su habitual trabajo lento en las esquinas. Y dio la impresión de que la estocada mortal llegaba en el séptimo, con dos hombres en base y sin out.

Pero optamos por el sacrificio con Yulieski –cinco intentos de toque en 4739 comparecencias en el torneo cubano-, y salió un palomón al lanzador. Luego José Miguel murió en doble matanza, y el llamado lucky seven, que tanto prometía, desapareció sin dejar rastro.

Por fortuna, la defensa insular conjuró el infortunio en la parte baja de esa entrada. Y la ofensiva dio la cara en el octavo, con un cañonazo de oro de Tomás que rompió el equilibrio, y una línea brutal de Eriel Sánchez que se tradujo en sacri-fly. Cuba estaba en ventaja. Aparentemente, San Francisco no quedaba tan lejos de los sueños.

Pero duró muy poco la alegría. Norberto abrió el penúltimo inning con una transferencia, metió el brazo hasta el pecho para dominar a un par de hombres, y entonces sobrevino la catástrofe con el jonrón de Andrelton Simmons. Un jonrón que igualaba el score y nos ponía contra el muro, dada la condición de home club del adversario.

Así y todo, gozamos de una oportunidad postrera. Yulieski y Fernández se embasaron por hits, y el mejor bateador de la escuadra, Cepeda, se ponchó, diluyendo la esperanza. Luego José Dariel falló con elevado al medio, y la desgracia se mascaba en el ambiente.

La historia del noveno se resume de este modo: Norberto sacó un out, y Cuba apeló a Yander Guevara para enfrentar con sus envíos laterales a Andruw Jones. Éste apenas sacó un rodado a la antesala, pero Yulieski lo mofó. Entonces vino un hit de Curt Smith, y la sustitución del avileño por Raicel Iglesias.

El joven pinero no alcanzó a poner out a Xander Bogaerts, y con el bote lleno se recurrió a Diosdani Castillo para luchar por un milagro que no se quiso dar: Kalian Sams levantó un fly profundo al center field, y bienvenida Holanda a las semifinales. Adiós Cuba.