- Cubadebate - http://www.cubadebate.cu -

Kubrick, genio misterioso

Por Daniel Chile

 

Stanley Kubrick

Stanley Kubrick

Resulta curioso como algunos se asombran cuando les afirmo que Stanley Kubrick es de los grandes cineastas del siglo XX.

Con rostro imparcial y poco cálido, no entienden que el  director The Shinning (El Resplandor), quizás la película más conocida de su filmografía, lo coloquen en ese panteón.

Stanley, como le llamaban sus amigos, fue cineasta difícil, quien no entendía el cine como mercancía, alejado de la farándula y las presentaciones glamorosas en público; se mantuvo alejado de las cámaras… y así vivió su vida en silencio, lo cual ha suscitado disímiles historias sobre el director más enigmático conocido por el séptimo arte.

Kubrick fue innovador, detallista y escudriñador de las entrañas humanas;  auténtico perfeccionista; genio misterioso.

Solamente rodó trece filmes y gran parte de estos han quedado a la posteridad como íconos de la cultura contemporánea: clásicos indiscutibles.

La respuesta está en que supo aparecer en el momento indicado como profeta en la luz.

The Killing (Atraco Perfecto) (1956), con estructura atípica y geométrica alrededor del robo de un hipódromo; Paths of Glory (Senderos de Gloria) (1957), crítica feroz y honesta al fenómeno de la guerra; Spartacus (Espartaco) (1960), filme en el cual dejó su ingeniosa huella y lucidez en  un rodaje comenzado por otro director; (Lolita (1962), cuando aún en esa época no se asimilaba una historia de esa índole…

Con la demencial y atrevida Dr. Strangelove (1964) en plena Guerra Fría, regalándonos una de las puestas en escenas más brillantes recordadas en el cine; o 2001: A Space Odyssey (2001: Una odisea en el espacio) (1968), la cual aporta el salto indiscutible en los efectos tecnológicos sin conocer el universo desde los ojos de la altura…

Hasta con A Clockwork Orange (La Naranja Mecánica) (1971), donde explora la violencia como fenómeno que trasciende la sociedad y la familia y desde el punto de vista técnico innova con el empleo de la música electrónica a través de los sintetizadores para interpretar la música de Beethoven.

Barry Lyndon (1975), y las velas para iluminar sin luces superficiales mediante el lente, que solo poseían él y la NASA, y lograr la fotografía magistral e insuperable, sin olvidar a ese misterioso narrador que parecía haber salido del alma del propio director.

The Shinning (El Resplandor) (1980), y el estreno de la steidycam en el rollo que captó la agonía y el miedo en la luz a través de la mente del hombre mientras un niño rueda su velocípedo por las alfombras del hotel. Full Metal Jacket (La chaqueta metálica) (1987), otra mirada brutal e implacable en contra de la guerra y sus centros de reclutamiento… y concluyó con la perturbadora, misteriosa e irónica Eyes Wide Shut (Ojos Bien Cerrados) (1999), donde nos invita a reflexionar sobre la moral, la ética y el amor en este alocado mundo que nos ha  tocado vivir.

Kubrick es enigma que acompaña al cine. Hombre quien fue consecuente a su modo de trabajar; el cual nunca se repitió y aborreció equivocarse… No se pareció a nadie. Quiso cambiar la forma, creó su familia, adoró a los gatos, se obsesionó con Napoleón, amó el ajedrez y la música clásica; se encontraba y desaparecía; huyó de la luz y la sombra; mostró, con entrañable y extraña particularidad, al hombre en medio del mundo en plena catarsis. Murió despierto, vivió en su sueño.

No hay quien esconda los ojos ni deje de sorprenderse e intimidarse con cada imagen de sus cintas. Para aquellos quienes amamos al cine y anhelamos llevarlo a la práctica, no existe mayor aliciente e influencia que revisar su corta pero trascendente filmografía, lo cual resulta verdadero empuje, puente seductor encendedor de  las ansias de empezar o continuar en esta hermosa, azarosa y a veces ingrata carrera.

Stanley Kubrick intentó ir más allá y desapareció como el mar sobre la arena, privándonos de la desafiante experiencia que hubiera significado observar otra de sus películas.

Quién sabe cuál habría sido: quizás sobre la guerra de estos tiempos; tal vez sobre Napoleón; sobre el fin del mundo; acerca de la masacre del nazismo; el amor y la paz… o acerca de Dios.

Por lo que debería rectificar, Kubrick fue de los más grandes cineastas del pasado y cercano siglo XX. Más que genio, ante todo, fue artista verdadero.