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Soy el amor, soy el verso…

Por Giusette León García

Muestra homenaje a Martí

Muestra homenaje a Martí

A través de esta muestra, quince creadores cubanos rinden homenaje a José Martí en el 160 aniversario de su natalicio. Las piezas recrean el rostro del más universal de los cubanos.

Infinito, multifacético, único y diverso en su inmensidad de hombre universal, humano, dolorido, optimista, leal, liberador, comprometido, soñador, valiente… retratado por el arte para confirmar su apostolado, su verdad profética, hecho amor, hecho arte como él mismo anunció, regresa en sus 160 eneros José Martí.

La cita resulta del afortunado complot de quince creadores cubanos que, aunados por el también artista y curador Roberto Chile, nos devuelven catorce veces el mismo rostro de la frente ancha y los ojos profundos, pero con un repertorio de matices y sensaciones extraídas de la vida, la obra y el pensamiento del Héroe Nacional de Cuba finamente seleccionadas y distinguidas por la sensibilidad de cada autor.

“Son catorce obras inspiradas en el rostro de Martí, en su mirada, en sus ojos, en su frente, realizadas por 15 artistas de diversas generaciones y estilos que desde diferentes miradas abordan el rostro de Martí, hay piezas nuevas, realizadas especialmente para la ocasión, algunas que apenas se habían visto, pero como él mismo nos enseñó las cosas una vez que son sinceras son nuevas…”, aseguró Roberto Chile.

Y tiene razón, son nuevas y no dejarán de serlo, pues han captado lo imperecedero, lo inmortal: el alma y lo han hecho, además, con la franqueza y la devoción que se le tributa a un maestro, a un amigo de toda la vida, a un genio, a un fundador.

Así, de la mano del arte se recorren los rostros del Martí enamorado de la naturaleza, del viajero que llegó a Caracas y “sin sacudirse el polvo del camino” fue a buscar la estatua del Libertador”, del hombre que trabajó para los niños porque en ellos vislumbraba “la esperanza del mundo”, del “alma trémula y sola” estremecida por el baile de una mujer, del hombre que fue hermano del hombre, fraternal y fiel...

Cada artista recreó a Martí desde su inspiración, sus motivos y empleó técnicas y estilos propios. Enrique Ávila, por ejemplo, quiso verlo “como el hombre ese que nos ha aportado tanto y uno tiene que agradecerle. La bandera forma su rostro, yo me inspiro en el mismo Himno Nacional que dice "la patria os contempla orgullosa" pues pienso que la patria si a alguien le debe es a Martí, así que me propuse ver a Martí como un símbolo también nuestro, igual que la bandera, el escudo, el himno, cuando ves a Martí enseguida vas a ver a Cuba y además un pensamiento de largo alcance, universal”.

Cuba late con ese rostro, y es qué Martí se volvió patria de tanto vivir para ella. Son entonces catorce miradas de un hombre que es un país, un continente, de un hombre que abrazó al mundo para abrigar su casa, que miró más allá de sus narices y vio el presente, “la obra de la vida” y nos enseñó que ese era el catalejo para ver el futuro y el sacrificio, la honestidad y el empeño el boleto para abordar el tren hasta cualquier propósito.

De todo eso y algo más se trata la muestra que por estos días permanece en la segunda planta de la Casa del Alba, en el Vedado habanero, trata del Martí personal y colectivo, de lo que para cada creador significa José Martí:

“Martí es mi libro de consulta, cuando quiero saber algo leo a Martí, porque es muy difícil encontrar algún tema que él no haya escrito, hasta en la propia plástica, él estuvo matriculado en San Alejandro para estudiar pintura, hay incluso dibujos de él, como crítico, se adelantó a su época alabando la pintura de los impresionistas, por ejemplo, pero si vas a la agricultura o a la educación, la naturaleza, no hay nada de lo que él no haya escrito, por eso es mi libro de consulta”, dijo Enrique Ávila.

“Yo no me canso de pensar en Martí, no me canso de evocarlo en mis actos. Soy martiano, no soy un experto en el pensamiento martiano, para eso hay muchos intelectuales que han escrito libros, me nutro de ellos, pero trato de seguir sus pasos, sus ideas, tratando de ser cada vez mejor: mejor revolucionario, mejor persona, mejor artista, mejor padre, mejor hijo, mejor ciudadano de este mundo y pienso que de la única manera en que podemos pagarle todo ese caudal de inspiración que él nos dejó, todo ese acervo de ideas de pensamientos, de ejemplo, que nos dejó Martí es rindiéndole homenaje a diario, unas veces íntimamente, otras veces públicamente como ahora”.

Palabras de Roberto Chile, quien se unió a su amigo Ernesto Rancaño para construir una respuesta, una clave oportuna para los males de estos tiempos, ante el egoísmo y la desidia, ante la corrupción y el miedo, ante la traición y la mediocridad, ante todos los vicios del espíritu y todas las esclavitudes, ante la injusticia y la desesperanza, ante la apostasía y el desamor, la fe martiana de estos artistas nos lanza sin alardes, secreto de colibrí, ligero y silencioso, una tabla de salvación.