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Strike 3: Entre veteranos anda el juego

Enriquito, un modelo de durabilidad.

Enriquito, un modelo de durabilidad.

En el diamante beisbolero, nada merece más veneración que un veterano. Un tipo al estilo de Carlos Yanes, que soltó el pellejo de los dedos lanzando por la Isla, o del férreo Lázaro de la Torre, inagotable para los poderosos Industriales de antaño.

El veterano es esa clase de jugador que todo equipo necesita en proporciones adecuadas. Incluso en el dugout, donde se las ingenia para -consciente o inconscientemente- hacer las veces de adiestrador de quienes suplen su lugar en el terreno.

Era ya viejo Sadaharu Oh, el máximo jonronero de la historia, cuando optó por colgar su terrífico madero. Y casi era un anciano El Expreso de Refugio, Nolan Ryan, el día que dijo adiós a los montículos tras sumar miles de envíos a más de cien millas por hora.

La longevidad deportiva posee un valor menospreciado muchas veces. Hoy mismo brillan nombres como José Dariel, Yulieski, Vladimir... Los aplaudimos, los tenemos por héroes, y pasamos por alto a personajes que dejaron atrás su momento de gloria, pero que lo vivieron a su tiempo. Pienso, digamos, en Ciro Silvino, en Pedro Poll, o en ese Ariel Pestano que ahora anuncia su irreparable retirada.

Esta vez, mi columna quiere rendir un homenaje al veterano, esa raza especial que dedica veintitantos años de su vida a jugar béisbol, y jornada por jornada lo da todo por su equipo, en aras de la alegría del fanático.

Así pues, de la mano del slugger de las estadísticas, Benigno Daquinta, conozcamos a los únicos bateadores del patio que reúnen estos tres exigentes requisitos:

- Tener más de 2000 Carreras Producidas (sumatoria de anotadas e impulsadas menos los jonrones) en Series Nacionales, Selectivas, Super Ligas, etcétera.

- Tener más de 3000 veces embasado (sumatoria de los hits, las bases por bolas y los dead balls recibidos).

- Tener más de 5000 bases alcanzadas (sumatoria de las bases robadas, los dead balls, las bases por bolas y el total de bases recorridas producto de sus batazos).

A la postre, únicamente un cuarteto consiguió hacer diana en cada uno de los parámetros de marras. Y al revisar sus integrantes, llega la sorpresa: entre jugadores de probada fuerza y consistencia como Omar Linares, Orestes Kindelán y Antonio Muñoz, se cuela el bólido capitalino Enrique Díaz, como si quisiera confirmar que la perseverancia y la longevidad claman por un espacio cuando de grandes peloteros se trata.

SN

CB

VB

CA

H

Ave

2B

3B

HR

TB

BR

CR

CI

DB

BB

SO

CP

Emba-sado

B.Alcan-zada

LINARES IZQUIER-DO, OMAR

20

7454

5962

1547

2195

368

327

54

404

3842

246

95

1221

106

1327

675

2364

3628

5521

KINDELAN OLIVARES, ORESTES

21

7997

6488

1379

2030

313

330

36

487

3893

31

29

1511

185

1232

1025

2403

3447

5341

DIAZ MARTINEZ, ENRIQUE

26

9719

7983

1638

2378

298

270

99

31

2939

726

279

731

165

1441

945

2338

3984

5271

MUÑOZ HERNAN-DEZ, ANTONIO

24

8377

6676

1281

2014

302

355

45

370

3569

62

43

1407

79

1551

875

2318

3644

5261