En el segundo debate presidencial ocurrido en la noche del martes, millones vieron lo que ya millones esperaban; el presidente Barack Obama se presentó con las baterías cargadas y no perdió ni un minuto para arremeter contra su contrincante Mitt Romney. El mandatario no podía asumir la postura pasiva del primer encuentro, quizás fue parte de una estrategia con resultados negativos, pues para muchos lució cansado y desconcentrado. Las encuestas le dieron entonces como perdedor y el aspirante republicano comenzó a subir en las intenciones de voto. Este martes la historia fue bien diferente.
Los primeros cuarenta y cinco minutos de duelo versaron en torno a la economía, el más importante tema en esta campaña, y Obama propició sus golpes al utilizar todos los argumentos a su disposición para herir a su contrincante. Recordó, por ejemplo, que Romney paga solo el 14 por ciento de los impuestos, aseguró que su oponente no tiene un plan para crear esos 12 millones de empleos que tanto ha prometido, recordó sus malas credenciales como empresario, su negativa a rescatar al sector automovilístico y aludió a una de las grandes "meteduras de pata" de Romney: el famoso video filtrado por la prensa, en el cual calificaba de haraganes al 47 por ciento de los votantes.
Es decir, a diferencia del primer debate, el presidente si atacó los puntos débiles de Romney. En ese primer encuentro Obama calló cuando el republicano mentió y le dijo a millones de norteamericanos que no pretendía subirles los impuestos a los más ricos, anoche el mandatario enmendó el error, y con su habitual oratoria, acusó al exgobernador y a sus aliados republicanos en el Congreso de secuestrar al 98% de los contribuyentes para beneficiar al 2% más rico de esa sociedad. Otros dos temas principales fueron la inmigración y el ataque contra el consulado estadounidense en la ciudad libia de Bengasi, en ambos Obama también se proyectó con mayor maestría que su rival.
No fue una paliza, estemos claro de eso, pero el mandatario si logró esta vez ponerse a la ofensiva y estar a la altura de lo exigido por sus bases. Según los analistas, supo defender su gestión en los últimos cuatro años y proyectarse mejor hacia un segundo mandato. En estos encuentros la forma es tan importe o más que el contenido, y al parece, Obama supo combinar ambos elementos. Cuando en su primer debate el presidente se mostró descolocado, la opinión pública vio de la misma forma su proyecto de gobierno.
Los primeros sondeos de opinión daban la victoria a Obama sobre Romney con siete puntos de diferencia. Habrá que ver si influye en las encuestas, pero sin dudas la jornada de ayer dio un impulso a la campaña demócrata y pondrá a pensar a la estrategia republicana de cara al tercer y último debate el próximo 22 de octubre en Boca Ratón, Florida.