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Por Lic. Benigno Daquinta Rico

Mucho se ha comentado con respecto a la próxima Serie Nacional; que si hay que hacer cambios, que hay que elevar "el techo del béisbol", etcétera. La realidad es que tiene que definirse un objetivo esencial: o el espectáculo de la Serie Nacional, o la actuación en eventos internacionales.

Comenzaremos por el último. El béisbol internacional hoy no se parece en nada al de años atrás. Con la llegada de los profesionales en 1999 todo cambió. Recuerdo que aquellos equipos CUBA de Víctor Mesa, Lourdes Gourriel, Luis Giraldo Casanova, Orestes Kindelán, Antonio Pacheco, Omar Linares y demás, se enfrentaban a jugadores AMATEURS.

Estos jugadores AMATEURS, para que se entienda mejor, son personas que trabajan y después de terminar su jornada laboral se marchan a entrenar; juegan los fines de semana, etc... (un símil de las ligas de softbol "a la piña" que se celebran por todo el país).

Para continuar con la explicación, los mejores jugadores a que estos equipos CUBA (enmarcados entre los años 80 y el 2000) se enfrentaban, era a los universitarios de Estados Unidos, que armaban escuadras con calidad pero faltas de oficio y, aunque ofrecían pelea, siempre se les ganaba "el bueno" (como ahora ocurrió en Holanda o en el Mundial Universitario).

Otro ejemplo de la calidad entre uno y otro béisbol (amateur y profesional), es el de los equipos asiáticos. Antiguamente, esos elencos de ligas obreras, universitarios o militares, solo perdían contra Cuba y Estados Unidos. Sin embargo, el cambio ha sido radical, a tal punto que en 2009 Japón presentó un equipo universitario en el Mundial de Europa y no estuvo entre los ocho primeros (España casi lo consigue), mientras que en el de Panamá 2011, los nipones participaron con un plantel de la liga obrera que solo ganó dos juegos.

Por eso, hoy día oímos decir que el conjunto de Nicaragua no sirve y, no obstante, era uno de los equipos buenos que se enfrentaban a aquellos peloteros de antaño. Asimismo, huelga decir que Pedro Pérez, entrenador de pitcheo del equipo Cuba, sabía de antemano quién le lanzaría a cada uno de los contrarios (Lázaro Valle, Omar Ajete, Pedro Luis Lazo, José Ariel Contreras, Norge Luis Vera, José Ibar...); hoy, en cambio, no se puede guardar lanzadores porque cualquiera "te enreda" un partido.

Reza un viejo refrán que "con las glorias se olvidan las memorias". Vale recordar que aquel famoso equipo CUBA perdió contra los Senadores de San Juan, equipo AA con dos jugadores de ligas mayores, Carlos Baerga y Edgar Martínez (que ni siquiera jugó como titular).

Vale recordar también que en los Juegos Panamericanos Winnipeg 1999 (momento de la llegada de los profesionales), Linares y Kindelán batearon menos de .200 (entonces, solo el avileño Isaac Martínez destacó a la ofensiva). Y que un año después, en Sydney, el lanzador Ben Sheets, que transita sin penas ni glorias por el béisbol de las Mayores, le propinó lechada de cuatro hits en la final olímpica a los Linares, Pacheco, Kindelán y compañía (que además cayeron ante Holanda en la clasificatoria).

Los contrarios de hoy, además de mayor calidad, tienen oficio, palabra muy importante en el béisbol que aquellos conjuntos no tenían. Si no, que se analice  el conjunto de Dominicana en el último Premundial.

Quiero decir con todo esto que pitchear y batear hoy no es tan fácil como antes, y que en mi opinión, el equipo Cuba de ahora es tan bueno como el de años atrás.

La Serie Nacional es otra cosa. Es verdad que no tiene la calidad de antes, hay muchos peloteros que se han ido y si en el equipo Cuba no se siente (se va Yoennis Céspedes y surge Rusney Castillo, se va Yobal Dueñas y surge Héctor Olivera), en los equipos provinciales, sí.

Pero creo que hay cosas que se pueden hacer. ¿Por qué gana Industriales la Serie Nacional y al otro año no clasifica? ¿Por qué gana Pinar del Río y ocurre lo mismo? Ojalá que con Ciego no ocurra. Pero a lo que voy, ¿acaso los campeones no pueden representarnos en un algún torneo, como por ejemplo Holanda o Nicaragua, en vez de llevar siempre las mismas selecciones?

Se habla de un cambio de estructura con refuerzo y algo más para elevar "el techo del béisbol". A mi juicio, el nivel se aumenta jugando, jugando y jugando, algo que no se hace en el país. El presupuesto que se va utilizar para ese objetivo, que lo cojan para las categorías inferiores, que regrese a la EIDE la categoría 13-14 años, y así nuestros peloteros llegarán con menos defectos al clásico nacional.

Les cuento a los más jóvenes que las primeras Series Selectivas cumplieron su objetivo (comenzaron en 1975) porque pensábamos como orientales, villareños, camagüeyanos... Sin embargo, años después tuvieron que dividir en Serranos y Mineros a los orientales porque comenzaron los problemas internos (lógico, ya pensaban como holguineros, tuneros, santiagueros...).

Mientras, La Habana se dividió en Ciudad Habana y Agropecuarios porque también existían sus conflictos, algo que también ocurriría en Camagüeyanos y en Las Villas, pero a menor escala. Recuerdo a este último equipo -cuajado de buenas figuras- jugando a gradas vacías toda vez que en Cienfuegos, Villa Clara y Sancti Spíritus, no le interesaba a la afición.

Después llegaron las Súper Selectivas con cuatro equipos. Y en una ocasión trabajé en un juego en el José Ramón Cepero entre Centrales y Orientales, a cuyo graderío solamente asistieron 26 personas.

Posteriormente salió a la luz la Copa Revolución, algo parecido al engendro que se pretende hacer ahora, y las gradas se mantuvieron vacías. Otro tanto ocurrió con la llegada de las Súper Ligas, que ni siquiera llenaron las instalaciones de los municipios. La historia, pues, demuestra que no tenemos por qué encapricharnos en un cambio que siempre ha sido un fracaso.

Soy de los que defienden la Serie Nacional, incluso no creo que insertar peloteros en ligas extranjeras sea la solución, porque si José Dariel Abreu juega más de 100 choques en la Liga Japonesa o la Coreana, después no podrá jugar 90 encuentros con Cienfuegos. Es cierto que esto aumentaría la calidad de nuestras principales figuras, pero la Serie Nacional sería más pobre aún.

El Cuba juega una vez al año y, tal como van las cosas, quizás cada vez tenga menos eventos de rango. Pero la Nacional dura seis meses. Y como con una hija no se puede tener dos yernos, para mí lo principal es la Serie Nacional, aunque nos guste ver ganar a Cuba en los eventos internacionales. Si jugamos más, si estimulamos a los equipos para que se motiven a ganar, si le damos un impulso interno al espectáculo, si topamos más (Serie del Caribe, tope contra Estados Unidos, topes en Asia), creo que elevaremos "el techo".

Pregunto: ¿para quién se juega pelota? ¿No es para el pueblo? Entonces, ¿por qué darle al pueblo un espectáculo que no quieren?

Que las Súper Ligas y demás tienen una calidad superior, es cierto. Pero se juegan a gradas vacías. Los que vimos el tope Cuba-Estados Unidos, que tenía magnífico nivel, contemplamos un Latinoamericano semivacío. Sin embargo, en el mismo escenario se jugó "a tanque lleno" la final Ciego de Ávila-Industriales. Eso, porque además de calidad, aquel duelo poseía lo que quiere este pueblo: espectáculo.

*El autor tiene treinta años de experiencia en el mundo de las estadísticas deportivas.