Strike 3: Muchachitos respondones (+ Fotos)

Voy a poner el parche antes de que se vea el hueco: este equipo estadounidense no es tan malo como ciertos ilusos supusieron, pero tampoco tan potente como algunos van a tratar de demostrarme. No es la sombra de aquel que nos hizo la vida un yogurt en los ochentas, aunque tampoco se le puede coser a patadas del primero al noveno episodios.

Anoche ganó Estados Unidos, y no me sorprende. Sabía de antemano que los peloteros de casa no están en su top form, y que los visitantes -más jóvenes y menos azotados por los rigores de su campeonato- llegaban casi a tope. Pero sobre todas las cosas, sabía que la velocidad (lo que siempre les sobra a los universitarios norteños) se ha convertido en un rival odioso.

¿Se acuerda? Desde hace mucho tiempo, a Cuba le hacían daño los lanzadores lentos del tipo Jimmy Figueroa. Pero últimamente eso ha cambiado. Ahora nos ‘acomplejamos' con la recta, y cada vez que vemos un envío superior a las noventa millas, el swing pasa tardío sobre home.

¿Y por qué?, preguntarían en un viejo dibujo animado del este europeo. Pues porque nuestros peloteros se pasan el año bateando frente a lanzadores de 85 mph, y cuando se aparecen -como hace pocas horas- un Crawford o un Wahl, adiós Lolita y su tía Estelvinota.

Rectas rápidas y rápidos sliders. Con eso y poco más -la indisciplina en el cajón de nuestros hombres- les bastó a los pupilos del manager Serrano para empezar arriba en este dual meet entre pieles curtidas y diamantes en bruto.

Pero, en concreto, ¿qué me dejó el partido? Me gustó la conducción de Víctor Mesa, que le abrió espacio a Heredia en el grupo de salida, y colocó a Pedroso donde siempre debió estar, y movió con acierto las cartas monticulares de que disponía (por favor, compañeros sabiondos, que Norberto se pintaba solito para encargarse del zurdo Conforto).

¿Qué más? Pues que Cepeda y Yuliesky, tan caros a la escuadra, respondieron en medio de los vientos; y que Heredia sonó un par de líneas explosivas; que Despaigne sigue sin ver la slider y que Abreu padece una ansiedad de escalofríos.

No obstante, lo mejor fue que dio la impresión de que el mando cubano veía el tope como tal, y no como un torneo trascendente donde siempre se debe ganar a toda costa. Se probó a peloteros -Suárez, Cruz, William Luis-, y de seguro se seguirán probando nuevos elementos sin tener en el centro de la mira la victoria, sino el diseño a mediano plazo de una nómina capaz de contender en el Clásico Mundial de 2013.

Es allí adonde hay que salir a por el triunfo en cada choque. Esto que hay en La Habana, señores, es un tope.