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Luis Eduardo Aute: "El cine me ha hecho soñar"

autePor Cecilia Crespo

Aute regresó a Cuba. Esta vez no llegó como cantautor a ofrecer sus canciones, ni como pintor a exponer en ninguno de nuestros museos o galerías, como hiciera en 2008 en el Museo Nacional de Bellas Artes con su muestra Transfiguraciones. Son muchos los lazos afectivos que le unen a Cuba, desde que se relacionara con prominentes figuras de la Nueva Trova como Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. Han sido muchas las visitas que nos ha realizado, pero nunca para participar de jurado y exhibir al mismo tiempo uno de sus filmes. El Festival Internacional de Cine Pobre tuvo la primicia y Gibara fue el escenario que, además de disfrutar de sus melodías una noche, pudo apreciar su filme Un perro llamado dolor.

Luis Eduardo Aute irrumpió hace ya más de cuatro décadas en el panorama cultural universal. Desde ese entonces y hasta nuestros días continúan sus adeptos siguiendo lo fructífero de su cotidiano e incansable quehacer. Catalogado por muchos como una suerte de hombre del Renacimiento, debido a la versatilidad de sus obras, este artista abarca al unísono lo real y lo imaginario en la mayoría de sus creaciones, de las que emana un hálito indagador y un tanto quimérico. Poeta, cantautor, pintor y hasta realizador de cine es el conocido autor de antológicos temas como Rosas en el mar y La Belleza.

Ocioso resultaría enumerar su discografía, sus exposiciones y su trayectoria; lo cierto es que la innegable calidad de la labor de este creador dice mucho por sí sola.

Sus incursiones cinematográficas y su experiencia en el llamado séptimo arte son razones suficientes para que en esta edición del evento se contara entre sus jurados y además exhibiera esta original animación, en la que trabajó durante cinco años, realizando a lápiz los casi cuatro mil fotogramas que la componen.

Sobre este largometraje y el cine pobre, entre otros tópicos, conversamos:

¿Por qué realizar un filme con estas características?

-La idea me surgió por accidente; contar aquí todo el periplo que me llevó a realizarla sería un exceso. Nunca pensé que aquel "accidente" me fuera llevando a realizar, con cerca de 4000 dibujos a lápiz, todos dibujados por mí, una película que fuera un homenaje a artistas que han sido un referente en mi trabajo. La película también pretende ser un homenaje al cine mudo, por ello todos los dibujos están realizados a lápiz y, obviamente, en blanco y negro.

¿Cómo logró imbricar en el guión a tantos personajes relevantes de la cultura universal?

-Estos personajes fueron apareciendo poco a poco. No había guión, me dejé arrastrar (y abducir) por los dibujos. Había un leit-motiv, que es el subtítulo de la película: el artista y su modelo.

¿Cuál fue el mayor desafío de Un perro llamado dolor?

-El mayor desafío fue terminarla y que, felizmente, despertara la atención de festivales por todo el mundo, sin tener la más mínima intención previa de alcanzar esos objetivos.

¿Qué significa para usted participar en este Festival como jurado y, además, como invitado a exhibir su obra?

-Pues un inmenso placer por duplicado, porque no es frecuente (creo que nunca ha ocurrido) que un jurado también presente una película aunque sea fuera de concurso. Tengo una tremenda curiosidad por ver ese cine independiente, arriesgado y valiente que realizan personas que verdaderamente aman el cine como lenguaje y no como negocio.

¿Qué opinión le merece el cine pobre como estrategia creativa para quienes, sin muchos recursos materiales, llevan a cabo sus sueños fílmicos?

-Que merecen todo el apoyo posible (e imposible) en un mundo que empieza a despreciar la cultura de manera peligrosa. El ser humano sin creatividad o sin capacidad para apreciarla está abocado a desaparecer como especie racional, inteligente, reflexiva, asemejándose a las bestias.

Como jurado, ¿qué considera que debe tener una buena película?

-Una buena película debe ser imaginativa, original, sorprendente, sensible a las terribles contradicciones del ser humano. Debe ser creativa, rompedora, transgresora, capaz de aportarnos una mirada distinta sobre la realidad.

¿Qué manifestación le satisface más como creador? ¿Por qué?

-Pinto desde que era niño y es en donde me encuentro más libre para expresarme, pero entiendo que el cine es la más completa de todas las artes porque las contiene todas y, además, descubre un lenguaje nuevo.

¿Qué ha significado el cine en su vida?

-Soy un aficionado al cine desde muy pequeño. La primera película que vi fue El Mago de Oz y recuerdo muy nítidamente las sensaciones que viví viendo aquellas imágenes que me transportaban a un mundo de sueños... y pesadillas. Desde entonces, el cine me ha ayudado a soñar y a comprender mejor el sentido de la vida.