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Strike 3: Flashazos de postemporada (I)

Odrisamer, de frac. Foto: Ismael Francisco.

Odrisamer, de frac. Foto: Ismael Francisco.

Terminó la primera jornada cuartofinalista, y los dos desafíos favorecieron a los equipos con "más carretera". Esto es, Industriales logró vencer en el clamoroso Latino a Cienfuegos, y Sancti Spíritus apeló a sus veteranos para doblegar el empuje matancero, incapaz esta vez de complacer a su fanaticada. Seguidamente, lo dejo con algunos flashazos de lo más llamativo de este martes...

Odrisamer, flamante: El número uno del staff industrialista gozó, posiblemente, de la mejor salida de toda su carrera. El derecho solo toleró par de hits, apenas regaló dos bases, y caminó toda la ruta a ritmo de siete ponchetes. Economizó mucho el esfuerzo, fue dueño de sí mismo y del contrario, combinó astutamente su recta de humo con una curva lenta y venenosa, y su perseverancia en lanzar bajo propició un sinfín de roletazos, tres de los cuales desembocaron en jugadas de doble matanza. Pero, claro, la clave de su éxito residió en anular a José Dariel Abreu, motor, bandera y Messi de la tropa cienfueguera.

Arruebarruena, decidido: Todo el que me conoce sabe cuánto valoro la velocidad y la apuesta agresiva en el corrido de las bases. Y Arruebarruena, ayer, confirmó que se puede hacer carreras a golpes de piernas. Pegó un hit inofensivo, vio a Tabares enredarse momentáneamente y no dudó en llegarle hasta segunda. Primer acierto. Aplausos. Y luego salió para tercera cuando se produjo un tiro a la inicial. Ahí sorprendió a todos. Otro acierto. Más aplausos. Posteriormente, gracias a todo eso, anotó la única carrera de su equipo. Queda claro: no solo con el guante es formidable este muchacho.

Eriel, implacable: Los años han mermado la condición atlética de Eriel, pero nada le puede arrebatar lo que ha aprendido en los terrenos. Herido el orgullo porque bolearon a Cepeda para enfrentarlo a él, el máscara intuyó que Yohán Hernández trataría de ponérsele arriba en el conteo, y atacó con la furia de un toro el lanzamiento. El resultado fue un jonrón inacabable, decisivo, y un mazazo que ya veremos cómo maneja el inexperto grupo yumurino.