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Profesión para inteligentes inspirados y tenaces

perioditas-trIntervención del autor en la Asamblea Ramal de periodistas de la Prensa Escrita, efectuada el pasado 21 de febrero.

Si este encuentro de hoy lo consideramos como un espacio que trascienda nuestras habituales terapias grupales, de las que por línea general solemos salir aliviados, como se sale de una consulta médica, aunque con los mismos conflictos y problemas colgando, ¡bendito sea!
Pero si por el contrario la concebimos como una oportunidad para proyectarnos hacia adelante, tenemos que aludir sin falta a los resultados de la recién celebrada Primera Conferencia del Partido Comunista de Cuba.

Y no es por sólo decir que se trata del Partido, que es nuestra fuerza dirigente, y es mucho decir, sino porque el documento al que aludo aproxima un diagnóstico sobre lo que sucede en el terreno de la ideología, que es precisamente nuestro escenario de interacción. Dicho en imagen, ahí se habla de las aguas donde nadan nuestros peces.

Puede que en nuestras filas hayan insatisfacciones en cuanto a lo que se dice sobre nuestros medios y periodistas y hasta que se opine que resulta insuficiente o "más de lo mismo".

En cualquier caso deberíamos asumirlo como un acicate para profundizar sobre nuestras fortalezas, que son bastante, a la vez que sobre nuestras flaquezas, demasiado evidentes, pero con la firme voluntad de terminar de descolgarnos de ese péndulo oscilante en el que se viaja de la autocomplacencia a la autocompasión y viceversa.

Puede que haya quien se enfade porque se nos hagan señalamientos y nos formulen llamados a la superación, por enésima vez. ¿Acaso la superación en su sentido más amplio no ha sido una constante en todos nuestros congresos y en los plenos del Comité Nacional? Ahí está para que nos lo vuelva recordar Moltó, ese denodado misionero de tamaña causa, a quien hemos visto, unas veces henchido de gozo, con la buena acogida de programas al respecto, y otras, por lo menos desconcertado ante la pobre respuesta a convocatorias a cursos, talleres, encuentros, que han constituido irresistible tentaciones a favor del saber y la actualización.

Si nos fijamos con detenimiento en el documento del Partido, vemos que a los cuadros del Partido se les llama a enfrentar debilidades de las que ellos mismos no están exentos, tales como "superficialidad y formalismo, escaso rigor y visión, lentitud en la búsqueda de soluciones, poca creatividad, falta de exigencia, pobres vínculos con las masas, violaciones e indisciplinas, métodos burocráticos, pérdida de autoridad y ejemplaridad.

De manera que parafraseando a Martí, al referirse al conjunto de las denominaciones religiosas, podríamos decir que en materia de señalamientos y llamados a la superación, cuadros del Partido y periodistas, no nos llevamos ni un codo de distancia.

Quiero destacar un recordatorio en el documento que a nosotros los periodistas también nos concierne sobremanera, y es el que se refiere a "la mentalidad como barrera sicológica".

Aunque a la vez creo pertinente prevenirnos respecto a una cierta tendencia, de apropiarnos de una idea y convertirla en consigna que se adhiere como etiqueta infaltable a cualquier discurso y trabajo periodístico para "redondearlos" y "marcar la tarjeta". Ya lo estamos comenzando a verificar, con el riesgo de que por tanto pronunciarlo, sin ton ni son, se devalué, desgaste y banalice.

Que nadie se crea que basta con manifestar que debemos cambiar la mentalidad, para exorcizar los demonios que nos estorban, ni será una especie de abracadabra que modifique nuestras actitudes.

Cambiar la mentalidad entraña un proceso que pasa por un auto examen honesto sobre la mirada que dirigimos a la realidad circundante y cómo interactuar con espíritu transformador. Pasa por identificar y enfrentar cuánto entraba nuestro ejercicio profesional para cambiar lo que se tenga que cambiar a tono con los tiempos y sus contextos. Pasar por el crecimiento que nos propongamos alcanzar en la experiencia que deja cada gestión periodística concreta.

A mi modo de ver, una de esas barreras mentales estriba en nuestras propias inhibiciones ante el tratamiento de los temas y los fenómenos ideológicos y sociales identificados por el Partido, y que esperan de nosotros una atención más sistemática.

También la observación es válida para el empleo del lenguaje y el estilo, rehuyendo las formulaciones dogmáticas, esquemáticas, los lugares comunes y las simplonerías que desprecian la inteligencia de los lectores, su capacidad para pensar y estremecerse de emoción.

Estas inhibiciones parecen condicionadas por una suerte de "síndrome del por si acaso".

Por si acaso me esfuerzo sin llegar a resultado concreto. Por si acaso tengo que desgastarme en un agotador proceso de revisiones y consultas. Por si acaso me busco problemas y me complico la vida. Por si acaso al director o a la directora del medio no comulga con mi iniciativa y "me plancha". Por si acaso a tal o más cual figura o personalidad no le gusta, aunque no se le ofenda ni una pizca. Por si acaso "allá arriba" me dan un cocotazo. Y quién sabe que otros por si acaso más que dejó aquí como tarea para la casa.

Me inclino a suponer que se tenga bien identificados cuales son las áreas informativas intransgredibles, o cuanto menos restringidas, entre las cuales se incluyen sin la menor duda:

-los temas de seguridad y defensa nacionales que son obviamente sagrados.
-los secretos estatales
-gestiones económicas y comerciales con el exterior altamente sensibles.
-la diplomacia estratégica.
-la unidad de la nación.
-los valores nacionales y hasta los imaginarios populares más sentidos.
-la vida privada sin consentimiento de los involucrados.

Deben haber más áreas a las que yo no alcanzo.

En cambio resulta difícil digerir que nos pasen gato por liebre, bajo una secretividad aberrante, y por supuesto ridícula que desmotiva a los periodistas, desmoviliza al público y ocasiona serias erosiones a la credibilidad y el prestigio de los medios.

Todo lo que este fuera de lo instrangredible o restrictivo debería examinarse mediáticamente sin abusivas cortapisas.
Desde esa criatura promisoria y todavía balbuceante que ha echado a andar, pero no exenta de acechanzas, trampas y emboscadas, que es la actualización del modelo económico, hasta todo lo que implica en el campo de la ideología y la cultura, lo que Ambrosio Fornet ha sintetizado magistralmente como el "viscoso lastre de la crisis de los años 90". Esto es, las indisciplinas sociales, el "sálvese quien pueda", el burocratismo, la corrupción y la desmedida adoración al vellocino de oro.

Para ello no podemos permitirnos reproducir lo que tiempos atrás describíamos entre los periodistas como "la política informativa del sí pero no". Es decir, que recibíamos un discurso de aliento al examen de asuntos que al propio Partido interesaba, y sin embargo, cuando llegaba "la hora de los mameyes", la de ejecutar lo alentado, pronto aparecían los frenos en las propias fuentes alentadoras.

Así no se podía por entonces, ni se podría en lo adelante ni "suprimir los vacíos informativos", ni "un periodismo más noticioso, objetivo e investigativo", de acuerdo con la Conferencia del Partido.

Desde luego que lo que el Partido ha proyectado en ese foro no será un paseo ni un camino alfombrado, porque seguiremos encontrando resistencia, vacilaciones e incongruencias que tendremos que ir venciendo en el fecundo ejercicio de la discrepancia, el diálogo, la negociación y el consenso.

Requerirá sobre todo, y quiero subrayarlo, de mucha inteligencia, porque no hay nada en este mundo que la inteligencia no consiga.

En fin de cuenta esta profesión está hecha para inteligentes inspirados y tenaces.

Pero esas cualidades por si solas no bastan. Hay que investirlas y armarlas de saberes, conocimientos y competencias humanísticos y científicos técnicos, mediante la superación, la orilla a la que regresamos a morir después de tanto nadar, o mejor decir, al seguro y protector puerto de la superación.

En este empeño acompañemos al gran Sócrates, y admitamos con lúcida humildad que sólo sabemos que no sabemos nada.

(Tomado del sitio de la Cuba Periodistas)