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Bajo el mismo sol: Un necesario reflejo de parte de la realidad

bajo-el-mismo-solHace unos días me encontré con una compañera que se había pasado un tiempo en España. Ella es rubia, viste muy bien y vive en una zona residencial de La Habana. Compartía opiniones con una colega y luego de saludarme me dijo "Le comentaba a ella que las cubanas no somos así, como nos pintan en la telenovela. Está malísima".

A mi lado se encontraba el reconocido investigador y crítico Victor Fowler que soltó la risa y me dio "Fíjate la diferencia, para mí nada de la novela es raro. Yo vivo en una zona que se cae a pedazos y rodeado de personas con esos y problemas mayores".

Son dos opiniones contrapuestas sobre Bajo el mismo sol, UNA SERIE no una telenovela de la que se transmite Desarraigo la tercera parte o temporada. Su guionista, Freddy Domínguez, demostró una vez más que no sólo gusta sino que sabe meterse en los problemas de la Cuba de hoy.

Ahora bien ¿es así toda la sociedad de nuestro país?. No, pero tanto en Casa de cristal, Soledad como Desarraigo existe el reflejo de zonas de nuestra sociedad. ¿Acaso es mentira que una buena parte de las familias rechaza a los homosexuales, específicamente a las lesbianas como se narra y muy bien por cierto en la primera parte? ¿son bien recibidas las ex reclusas en los centros laborales? ¿no existen casos de abuso sexual por parte de esposos y agresiones físicas que se ocultan a los vecinos? ¿fue mentira la historia de los Peter Pan sacados de este país cuando tenían cinco años porque los padres temían al comunismo y al final perdieron a sus hijos? ¿no han sido expulsadas las muchachas de su casa por parirle a un hombre casado? ¿no hay ancianos que viven solos, olvidados de sus hijos?...

Entonces, decir que "así no somos las cubanas" es desconocer una buena parte de compatriotas que sufren por las más diversas causas desde escasez económica hasta los trompones de sus maridos.

Sostengo, y lo he dicho muchas veces, que uno de los méritos más importantes de la televisión en tiempos recientes es haber llevado a la pantalla casos de nuestra realidad que quedarán como testimonio de una época.

Leyendo los objetivos de la recién celebrada Conferencia del Partido pienso que Bajo el mismo sol cumple plenamente con el número 69 que llama a "reflejar a través de los medios audiovisuales, la prensa escrita y digital con profesionalidad y apego a las características de cada uno, la realidad cubana en toda su diversidad en cuanto a la situación económica, laboral y social, género, color de la piel, creencias religiosas, orientación sexual y origen territorial."

No creo que todos los espacios dramatizados tengan que abordar las aristas más punzantes de nuestra realidad, pero no se puede prescindir de ellas si se quiere presentar un mosaico veraz de los años que vivimos.

Y por supuesto, se pueden filmar comedias o teledramas que sean un canto al amor, entendido este como una relación heterosexual, porque si se trata de otro tipo de opción sexual, como siempre habrá gritos, llamadas y comentarios como ese de que los cubanos no somos así. Definir lo cubano es muy difícil, se trata de un concepto que sigue enriqueciéndose.

En este país que cada día se complejizan más las relaciones, la economía toma un rumbo distinto y todo cambia ¿se puede negar la existencia de personas con diversidad sexual, económica, cultural, de hábitat...? Sería un error no sólo con el presente sino con el futuro.

Freddy escribiendo, más Jorge Alonso Padilla y Jorge Fiallo dirigiendo Bajo el mismo sol han mostrado una parte importante de nuestra sociedad y la televisión debe ir pensando cómo mantener el reflejo de estas situaciones, que no sólo son comunes en el barrio de Víctor. Hay que salir a la calle y caminar para saber cómo son los sujetos para los que hoy se realiza televisión. No se trata de un público sino de tantos que se deben satisfacer que como nunca antes se impone una diversidad de ofertas, regidas, desde luego, por la calidad.

No creo que ante Bajo el mismo sol estemos en presencia de una factura perfecta, pero s-i digna y atractiva para los que no ven el televisor sólo como un mero artículo de entretenimiento.

En los barrios marginales o no, usted puede escuchar habitualmente los famosos programas Casos cerrados, cómicos o culebrones donde sexo, violencia y lenguaje de adultos es lo común. Los discos los venden en cualquier punto junto a películas y series.

Para combatir esa influencia no se puede intentar, (¿con qué recursos?) competir con los superproducciones de O Globo, sólo haciendo una televisión en la que el cubano se vea en toda su diversidad se podrían ganar los adeptos que casi ya se perdieron.