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Mireya Moscoso caza la plata de los terroristas (III)

Luis Posada Carriles durante una conferencia de prensa en Miami. Foto: Archivo

Luis Posada Carriles durante una conferencia de prensa en Miami. Foto: Archivo

Los terroristas de Miami contra Panamá

El general Omar Torrijos fue durante años, una de las primeras prioridades para los terroristas, que actuaron al servicio y contratados por los opositores a su gobierno. Algunas de las informaciones de la época hacen referencia a conspiraciones para cometer hechos graves como el reiterado intento por asesinar al líder panameño.

En uno de esos planes apareció vinculado un malhechor internacional de origen cubano radicado en España y ya fallecido, nombrado Jorge Robreño Marieguez, alias El Mago Robreño, quien fue capturado, cumplió prisión y escapó de una cárcel panameña con la ayuda de narcotraficantes colombianos. Según artículos publicados en la revista española Interviú, confirmaron que Robreño era un terrorista que residía en Barcelona donde había sido detenido por tráfico de personas continuado, al intentar ilegalmente introducir emigrantes marroquíes en suelo español.

El 31 de julio de 1981 el presidente Omar Torrijos perecía en un extraño "accidente" de aviación. Este hecho, doloroso para muchos panameños, se convirtió en una oportunidad más para los terroristas. Entonces, la organización Cuba Independiente y Democrática, (CID) con Hubert Matos Benítez al frente, reclutó al terrorista Eduardo Guillén Guerra, para realizar un atentado contra la vida del presidente Fidel Castro Ruz, si este asistía a las exequias del mandatario fallecido.

En el mes de julio de 1982 viajó a Panamá un testaferro del mencionado CID, para crear una delegación que coordinara acciones violentas en el país, lo que fue ampliamente difundido por los diarios locales El Matutino y Estrella de Panamá.

El 30 de agosto del propio año Matos Benítez principal gestor del CID, viajó a Panamá para constituir la mencionada delegación. En septiembre siguiente el amigo íntimo de Posada Carriles, Nelsy Ignacio Castro Matos, entonces miembro del CID, se trasladó a Panamá para preparar un nuevo viaje de Hubert Matos, con el apoyo del llamado Comité de Ex Presos, creado en ese país.

La emigrada Clara María Carrera-Justiz Rodríguez-Bacardí, mejor conocida como Clara María del Valle y quien era vicepresidenta de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) había viajado con frecuencia a Panamá para atender el negocio del tránsito de emigrados cubanos que esperaban en ese país para pasar a Estados Unidos por medio de un proyecto de la FNCA llamado Exodo Cubano, representado allí por los panameños Roberto y Carmen Guardia.

En 1987 llegó a Panamá procedente de Cuba, liberado por las autoridades, el terrorista Roberto Martín-Pérez Rodríguez, quien fuera directivo de la FNCA hasta el año 2000. Bajo sus órdenes estuvo el aparato militar de esa organización en la cual figuraban Novo Sampol y Jiménez Escobedo.

El 6 de julio de 1989 se celebró en Miami una reunión en la casa de Adriana Delgado Sepúlveda esposa chilena del terrorista Orlando Bosch Ávila, en la cual Gaspar Jiménez Escobedo informó haber conocido que el entonces Ministro del Interior de Cuba visitaría Panamá, lo cual era una buena oportunidad para atentar contra su vida. Con ese objetivo él aseguró a los presentes, que había enviado un comando terrorista a ese país.

Un cable de la agencia Reuters fechado en Panamá el 10 de julio divulgó que las fuerzas armadas panameñas habían detenido a un comando integrado por cinco emigrados cubanos y decomisado dos camionetas con un alijo de armas y granadas, por su parte el diario Crítica en la misma fecha añadió que el operativo se había realizado en la madrugada de ese día y que los terroristas habían ingresado ilegalmente por el puesto fronterizo de Paso Canoas limítrofe con Costa Rica. Reconocieron haber sido contratados y enviados por Jiménez Escobedo.

El 11 de enero de 1997 se recibió una llamada en la Embajada de Cuba en Panamá donde amenazaron a esa representación con colocación de una bomba en su interior.

En abril de 1998 los emigrados Jorge Enrique Bringuier y Cuco Bringuier viajaron a Panamá. Este último, según fuentes internacionales había colaborado con la CIA cuando esta agencia en la década de los sesenta organizó grupos de emigrados de origen cubano en la Florida para realizar actos violentos, entonces era atendido por el oficial de esa agencia Guillermo Cueto.

En enero de 2001, Cuba solicitó la extradición de los terroristas detenidos por el intento magnicida de noviembre del 2000. A mediados de marzo, la entonces presidenta Mireya Moscoso, aseguró a algunos medios de comunicación, que ni Posada, ni los otros encartados serían enviados a ese país, lo cual se hizo firme y oficial el 18 de abril del propio año, además de la promesa de que serían juzgados en ese país por los delitos cometidos.

Estudios estadísticos regionales en materia de seguridad registran que Panamá ha sido el país donde se han ejecutado más actos de terror contra intereses cubanos y del propio país en América Central, por terroristas anticubanos procedentes de Miami.

Esta es la historia abreviada de la presencia y accionar de los terroristas cubanos, que con tanta devoción defiende ahora la dadivada Mireya Elisa Moscoso Rodríguez, señora más conocida por sus sombras, que por sus luces y con un turbio pasado en su vida política y personal, según la memoria oral panameña.

Tal vez se deba en parte a que ella sucumbió seducida por los encantos del político panameño Arnulfo Arias Madrid, quien ya era un adulto mayor enfermo de más de sesenta años, cuando la juvenil Mireya apenas llegaba a los 20 y hacía sus estrenos políticos. Esta historia de la vida real continuará...