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Mercenarios derrotados celebrarán aniversario (I)

Hay jolgorio en Miami, el vocero histórico de las infaustas causas de la contrarrevolución cubana anuncia con bombos y platillos la celebración de un nuevo aniversario de una de las páginas más vergonzosas de los mercenarios anticubanos: la aplastante derrota de la invasión por Playa Girón hace medio siglo.

Un grupo de pilotos, "soldados de fortuna" de origen cubano, inspirados por la actitud complaciente de la actual administración demócrata en Estados Unidos hacia el terrorismo en Miami, convocan a conmemorar la fecha en que fueron enviados por la Agencia Central de Inteligencia a África para masacrar a miles hombres, mujeres, ancianos y niños.

Se anuncia que en diciembre de 2011, los peones de la CIA se reunirán para rememorar los asesinatos cometidos, los saqueos, abusos y violaciones en tierras africanas.

Después de derrotada la invasión de la Brigada 2506 sus patrones se vieron en el dilema de qué hacer con la tropa mercenaria. Los pilotos que no fueron derribados durante la agresión, regresaron a sus bases y a los pocos meses fueron enviados al Congo ex belga, para sumarse a las legiones internacionales, que ya habían sido contratadas en el bajo mundo de la guerra en Europa y África.

La creación en Estados Unidos durante 1960 de un ejército mercenario en el seno de los emigrados cubanos en el sur de la Florida para desembarcar en Cuba y derrocar a la Revolución, constituye una prueba convincente de la utilización del mercenarismo  como instrumento de agresión. La mayoría de sus integrantes no eran ciudadanos norteamericanos y estaban al servicio de Estados Unidos. Hasta nuestros días, estos mercenarios han reclamado que se les reconozca como veteranos de guerras extranjeras de Estados Unidos, pero su condición de mercenarios se lo impide al ser considerados solo "combatientes".

Este anhelado status, además de reconocimiento, conlleva beneficios sociales y materiales. La reiterada negativa de ser reconocidos como tales, ha confirmado el carácter mercenario de las misiones que cumplieron. Los pilotos mercenarios empleados por la CIA en el Congo ex belga, también fueron utilizados al servicio de los portugueses en otras guerras coloniales africanas.

Los mercenarios se han colocado en dos bandos, aquellos que exigen reconocimiento y los que lo rechazan y alegan que ellos fueron "patriotas" que lucharon contra el comunismo. El periodista norteamericano de origen cubano Sergio López-Miró

, radicado en Miami, escribió el 7 de junio de 1990,  cuando era miembro de la Junta Editorial de The Miami Herald,  un artículo titulado Una afrenta a los patriotas cubanos, donde se pregunta: ¿En qué quedamos? ¿Eran patriotas cubanos o mercenarios de Estados Unidos?

Uno de los polos del debate califica a la derrotada Brigada 2506, ni más ni menos como una supuesta legión de héroes, patriotas cubanos motivados por un ardiente deseo de restituir lo que ellos estimaban como democracia en su tierra natal antes del 1ero de enero de 1959.

La alianza táctica y estratégica de la Brigada con la administración de turno en Washington desconcertó a muchos emigrados, la mayoría la justificó como un mal necesario sin el cual era imposible derrocar la Revolución cubana.

A medio siglo del fracaso invasor este concepto parece ingenuo. El amplio historial de intervencionismo estadounidense en Latinoamérica  y África está trágicamente bien documentado. Abrigar la esperanza de que la CIA armaría, entrenaría y financiaría a una fuerza extranjera sin imponerle ataduras de ninguna clase, parecería desafiar toda lógica.

Esta forma de pensar, deseada por muchos emigrados, guió a quienes dirigieron la invasión a la única alternativa para alcanzar sus objetivos: aliarse con el gobierno de Estados Unidos, que quería igual que ellos, una Cuba sometida y dócil predestinada a esa alianza.

López-Miró expresó: "Por eso me dolió tanto leer que algunos veteranos de la Brigada 2506 ahora quieren que el Congreso norteamericano les otorgue status de veteranos norteamericanos. Aspiran a recibir los beneficios correspondientes".

"Eso es una afrenta a todos los patriotas cubanos que pelearon en Girón,.... Es inconcebible que hombres que otrora arriesgaron sus vidas voluntariamente para ver a su Patria libre, esperen que su antiguo aliado les recompense por haber cumplido con su deber".

El mercenario Rafael Cabezas,  entonces presidente de la llamada Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos, apreció de forma diferente su aspiración: "Si [Estados Unidos] nos financió y nos dio este tipo de ayuda, y si esto lo reconoció el jefe de las fuerzas armadas, entonces creemos que tenemos razones para que se nos reconozca".

Otro defensor de la demanda mercenaria fue Grayston Lynch, operativo de la CIA, uno de los dos norteamericanos que formaron parte de la avanzada de la agresión y también, quien derribó, según los documentos secretos desclasificados recientemente,  a uno de los aviones tripulados por los pilotos de origen cubano contratados por esa agencia, cuando bombardeaban el territorio nacional cubano, incluso con el empleo del prohibido napalm  en los días de la invasión.

Sin remordimientos y con total desprecio hacia sus servidores Lynch justificó el derribo del avión: "Se les advirtió permanecer alejados... porque no podíamos diferenciarlos de los aviones de Castro. Los bombarderos B-26 no atendieron sus advertencias. Terminamos disparándoles a dos o tres de ellos." Los pilotos mercenarios habían sido víctimas de su artera artimaña de disfrazar sus aviones, para engañar a las defensas cubanas, con insignias que simulaban ser de la Fuerza Aérea Revolucionaria.

Lynch alegó que conceder a los exiliados la categoría de veteranos de guerra, supondría un "reconocimiento abierto de algo que ha durado años y años", específicamente debido a  que "esta gente fue reclutada bajo las órdenes del Presidente de Estados Unidos'

Pero si bien el reconocimiento les daría beneficios, el otorgarles la condición de veteranos norteamericanos corroboraría que estos servidores de Estados Unidos, no fueron héroes, ni patriotas, sino simples mercenarios a favor de la política norteamericana, como aconteció después, cuando fueron enviados como tales a Vietnam, al Congo, a República Dominicana, a Bolivia y otros países.

Después de la solemne promesa del presidente John F. Kennedy el 29 de diciembre de 1962 a los mercenarios de devolverles en una Cuba libre, la "bandera cubana"

que la Brigada 2506 supuestamente utilizó durante la invasión de Playa Girón. Su administración no sabía qué hacer con ese contingente que le llegaba de Cuba con ansias de revanchismo y con más de 5 000 mercenarios, que había sido reclutados en la emigración cubana y entrenados en el ejército norteamericano, que servirían de carne de cañón en el marco de las intervenciones militares que se gestaban entonces en los círculos de poder estadounidenses.

Las pugnas imperiales para apoderarse de las riquezas naturales y minerales estratégicos del Congo ex belga (el uranio incluido), sería uno de sus destinos. Los primeros en ser enviados fueron los pilotos mercenarios que ahora se aprestan en Miami a recordar este servicio al Imperio.

Continuará...