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La Conferencia Nacional del PCC y el periodismo de investigación en Cuba

FOTO/Oriol de la Cruz ATENCIO

FOTO/Oriol de la Cruz ATENCIO

No sería posible encaminar los múltiples cambios que implica el actual proceso de rectificación que procura una adecuada articulación de las actividades socioeconómica, organizativa, jurídica normativa e ideológica política en la sociedad cubana, sin producir un cambio sustancial en la comprensión del papel de los medios de comunicación social, en particular del periodismo escrito, radial y televisivo.

El proyecto de documento base de la primera conferencia nacional del PCC dedica los párrafos 65, 66 y 67 a exponer los propósitos principales en este orden, que se resumen en reflejar la realidad cubana en toda su diversidad, comunicar los asuntos de manera oportuna, objetiva, sistemática y transparente y estimular el análisis y ejercicio permanente de la opinión, desterrando la autocensura, la mediocridad, el lenguaje burocrático y edulcorado, el facilismo, la retórica, el triunfalismo y la banalidad.

El documento llama a desarrollar un periodismo objetivo y de investigación, lo que equivale a decir un periodismo inconforme, buscador, analítico, crítico, que no deje zonas vacías en los asuntos que aborda, que satisfaga las necesidades informativas del público.

¿Por qué se habla de "periodismo de investigación"?

Hay la creencia, compartida por no pocos, que postula que todo periodismo -si es buen periodismo- es "de investigación". Y efectivamente, desde que hay un hecho, acontecimiento, asunto de importancia y el periodista va a convertirlo en un producto comunicativo, por ejemplo, en noticia, tiene que indagar, preguntar, buscar, conocer, evaluar, y en sentido amplio estará también investigando en el empeño de precisar cómo fueron los hechos que quiere narrar.

Sin embargo, hablar de periodismo de investigación propiamente implica otra dimensión y práctica periodística que difiere de la elaboración de una noticia, la redacción de una crónica, o de cualquier otra de las aplicaciones habituales de la labor periodística, pero si bien no todo periodismo es en rigor "de investigación", todo periodista adecuadamente calificado puede ejercer  esta modalidad de periodismo, solo debe atenerse a sus reglas y especificidades y ser un estudioso infatigable.

Las cualidades que debe tener un buen periodista valen para el que quiera ser un periodista investigador: honestidad, fidelidad a la verdad y al público que tiene derecho a conocerla, amplia cultura, conocimiento de la historia y de la contemporaneidad, estar familiarizado con los avances de la ciencia y de la tecnología, conocer las leyes, la estructura y funcionamiento del Estado, conocer los fundamentos de la economía del país, estar al tanto de las principales manifestaciones culturales, tener conciencia de los principales problemas que afronta la sociedad, entre otros aspectos.

Estas cualidades se ponen a prueba ante el cambio sustancial que reclama la sociedad cubana y que recoge el documento base de la próxima conferencia del Partido Comunista de Cuba.

Una breve referencia al periodismo de investigación en el mundo y en Cuba

El periodismo de investigación existe como disciplina particular del periodismo porque en la sociedad hay necesidad de información sobre temas que no son evidentes, que no se conocen, se conocen parcialmente o resulta difícil indagar sobre ellos, o también porque lo que se ha dicho hasta un momento determinado al respecto no es cierto. En esencia, las generatrices de trabajos de periodismo de investigación radican en el derecho de la ciudadanía a estar debidamente informada y en el papel mismo del periodismo como parte del control social.

La no circulación de información sobre un tema dado puede producirse por una o varias causas, entre ellas:

Bajo el acápite de "periodismo de investigación" caben asuntos de relativa importancia, hasta escándalos como el de Watergate en Estados Unidos de Norteamérica que terminó en la destitución de un presidente. Lo más frecuente es que sea el periodista investigador el que escoja el tema, pero en ocasiones este puede ser señalado por los propios lectores, puede levantarse como asunto social importante y devenir obligadamente objeto de investigación, puede ser por otras vías, pero siempre estarán una o varias de las causas arriba descritas.

Cuando un periodista o grupo de periodistas se propone investigar sobre un tema determinado, asociado por ejemplo a conductas corruptas de funcionarios o empresarios, a negligencias que provocaron consecuencias sociales graves, a escándalos, sobornos, prevaricación, o a prácticas criminales y mafiosas, lo primero es su determinación de llegar hasta el final, es decir, hasta revelar la verdad. Sin esta disposición no podrá encarar con éxito las eventuales dificultades en el proceso de investigación. Obviamente, si este es el caso, podrá encontrar numerosos obstáculos, golpes bajos e incluso amenazas veladas o explícitas, agresiones verbales y físicas en su empeño de hacer público el conocimiento de los hechos investigados. Entre los escollos que puede encontrar el ejercicio del periodismo de investigación están:

Ahora bien, de igual manera, el propio periodista investigador deber saber cuándo el tema escogido no ofrece suficientes razones para continuar la investigación y en consecuencia debe estar dispuesto a pararla. Nunca será tiempo perdido, porque lo que se haya avanzado hasta ese punto enriquecerá su acervo cultural y profesional.

Pero el periodismo de investigación no se refiere solamente a estos asuntos extremos, de naturaleza delictiva, ni tiene obligadamente una finalidad y estilo denunciatorios. En la literatura en curso en el mundo sobre el periodismo de investigación, los temas escogidos, los estudios de caso, y los premios periodísticos que se confieren abundan estos temas, ocurre en particular también en nuestra  región latinoamericana y caribeña. Y es así por una razón fundamental: la profusión de hechos de este tipo en las sociedades contemporáneas y, visto más profundamente, por la fractura social y los antagonismos que oponen agudamente a sectores de poder, enfrentados por intereses corporativos, la ambición y el egoísmo que profundizan la creciente anomia y crisis civilizatoria.

Hay, sin embargo, muchos otros temas que merecen un enfoque investigativo riguroso en el ejercicio periodístico dirigido a descubrir verdades. Estos se relacionan, por ejemplo, con incógnitas históricas que pueden ser esclarecidas años después mediante investigación retrospectiva, condenas carcelarias injustas, problemas laborales, asuntos relacionados con el medio ambiente, el proceso de aprobación de una ley, temas relacionados con la educación, la salud pública y un interminable etcétera.

Ciertamente, el hecho que prevalezcan hoy en el ejercicio del periodismo de investigación aquellos asuntos que pueden terminar en la pérdida de prestigio de los denunciados, persecución legal y condenas hacen de esta modalidad una de las actividades más riesgosas en el ejercicio periodístico.

Sería obviamente demasiado superficial considerar esto como una simple oposición entre el periodista "bueno" por definición y el denunciado "malo".

Lo real es que el periodismo de investigación asumido en la conciencia del público como un ejercicio siempre loable, que impone al periodista un mayor esfuerzo y constancia en la búsqueda de esa verdad que tiene derecho a conocer, puede estar viciado por intereses espurios y en estos casos, aun cuando revelen verdades, su esencia ética estará torcida por las motivaciones que lo guían.

Es que el periodismo en su relación con el poder en sus disímiles formas de existencia no solo influye en este, sino que recibe también su influencia, llegando incluso a convertirse en su instrumento, con todas las consecuencias para el producto que llega al público. La contaminación del periodismo con el poder ha llevado no pocas veces a involucrar al primero en las pugnas del segundo, práctica que se ha extendido al punto que muchos espacios de la comunicación periodística no solo llegan a hacerse eco exageradamente de estos enfrentamientos, sino que alcanzan a constituirse en parciales de uno u otro oponente, en dependencia de los intereses, compromisos, ataduras personales de los periodistas y de los que tienen el poder de veto en los medios.

También está el temor de los periodistas a perder el empleo, a perder amistades, espacios de influencia y relaciones, etc. Estas realidades limitan el ejercicio del periodismo de investigación, tanto la decisión de introducirse a fondo en un tema como en el modo de exponer los resultados.

Estas deformaciones de la función social que se espera del periodismo conducen al ocultamiento de información, convierte el sesgo en hábito e incluso lleva a presentar en calidad de "periodismo de investigación" cualquier revelación sensacionalista que incline la balanza a favor de un determinado interés. Lo anterior no puede ser calificado desde el punto de vista ético como periodismo, porque desvía su papel y funciones en la sociedad, aunque lo hagan medios periodísticos y personas con el título de periodista y la calificación profesional correspondiente.

Del no-periodismo al periodismo y de este al periodismo de investigación.

Como mismo ocurre con la palabra ideología, o con cualquiera otra, la palabra periodismo es también una secuencia de fonemas. Se puede adjudicar a cualquier práctica, a cualquier fenómeno. Ahora bien, surgirán los malos entendidos cuando los participantes en el diálogo no comprendan lo mismo bajo tales términos.

Comunicar noticias, información de actualidad, declaraciones, etc., si bien forma parte de la actividad habitual de los medios es algo que puede no ser realizado por periodistas ni ser en verdad periodismo propiamente dicho. Este último implica siempre una producción, una actividad que va más allá de la reproducción simple de la información, involucrando el ejercicio del pensamiento, la indagación, la proyección social de lo que se comunica, y obviamente, la responsabilidad profesional y cívica.

El periodismo de investigación va más allá; debe ser por definición profundo y riguroso, debe poder informar exhaustivamente no solo las realidades de un hecho o conjunto de hechos, sino sus consecuencias sociales y colocar a disposición del ciudadano  los elementos necesarios y suficientes para que se forme su propio criterio de lo que se está revelando. Es tenue el límite del periodismo de investigación y lo que se conoce como periodismo de profundidad o en profundidad, que tiene como finalidad principal revelar los por qué, las causas de los procesos o acontecimientos investigados.

El periodismo de investigación necesita también de un equipo de personas que participe en la tarea de investigar, cuyas características (tamaño del equipo y especialidades) estará en dependencia de la magnitud y complejidad de la tarea asumida.

El periodismo de investigación, serio y riguroso, tiene sus reglas para obtener la información, para procesarla y para exponerla. Entre ellas están las siguientes:

Cada uno de los pasos de este proceso debe ser abordado con el necesario rigor y profundidad, en correspondencia con la complejidad del asunto dado. El tratamiento superficial suele resultar altamente tergiversador de la verdad y tener graves consecuencias.

El periodismo de investigación en Cuba

En Cuba existe la Cátedra de Periodismo de Investigación del Instituto Internacional de Periodismo José Martí. También hay una práctica periodística desarrollada en diferentes medios de comunicación, que responde a las características generales de esta modalidad de la labor periodística, y desde el Instituto Internacional de Periodismo José Martí se han organizado cursos y talleres sobre el tema, así como encuentros para compartir experiencias, pero en rigor en el periodismo cubano no tenemos aún elaborada una doctrina propia que sistematice íntegramente esta modalidad periodística en correspondencia con las particularidades actuales de la sociedad cubana. Bajo este rubro se comprenden hoy muchas cosas. Obviamente, los límites de su definición siempre serán difusos, aproximados, lo que a su vez, lejos de ser una debilidad constituye una oportunidad, al garantizar la necesaria flexibilidad de cara al desarrollo ulterior del concepto.

Entre los objetivos fundamentales de la Cátedra está precisamente el de: "Promover el desarrollo de un pensamiento cubano sobre el periodismo de investigación, sus principios, prácticas, estilo y finalidades, aprovechando las experiencias latinoamericanas y caribeñas, así como de otras regiones del mundo, y partiendo de las características específicas de la sociedad cubana y del periodismo cubano contemporáneo."

La tarea de desarrollar una doctrina cubana para el periodismo de investigación que constituya una fuente de inspiración y guía metodológica básica para los profesionales del país que se propongan trabajar con esta modalidad es necesariamente colectiva y solo puede emerger de la periodismo vivo que se ejerce hoy en la sociedad cubana, y debe tener asiento en sus raíces prerrevolucionarias, dado que el periodismo cubano a lo largo de su historia ha tenido ejemplos notables de periodistas investigadores, de cuyas cualidades éticas y profesionales es legítimo heredero el periodismo actual.

Hay que decir que no hay una coincidencia entre los periodistas de investigación en Cuba en cuanto a la necesidad o no de una doctrina cubana para esta modalidad, por lo tanto el propósito en sí mismo es hoy objeto de debate.

Hay, sin embargo, algunos ejes fundamentales que pueden ser enunciados como factores influyentes esenciales para proyectar esta modalidad de trabajo periodístico en las condiciones particulares de la sociedad cubana.

Sin embargo, también:

- la inexistencia de una ley de prensa que establezca las obligaciones respecto del manejo de la información y constituya un respaldo jurídico a la labor periodística en general, realidad que conspira contra el ejercicio eficiente del periodismo de investigación.

- no hay un clima apropiado para el ejercicio pleno del periodismo de  investigación, que suponga el conflicto y el ejercicio de la crítica no solo como algo que se reconozca necesario, sino como algo natural.

De lo anterior se deriva un  corolario: el periodista que hace un trabajo de periodismo de investigación necesita respaldo. El periodista no es -ni puede pretender serlo- un ente "todopoderoso" que porta una espada flamígera para hacer justicia informativa. Su labor en Cuba debe ser siempre esencialmente constructiva y necesita un clima general favorable a la práctica de un periodismo de investigación comprometido con la verdad y respaldo legal y , ético en primer lugar el que le puede proporcionar el propio medio de comunicación en el cual ejerce su función.

El periodismo debe contribuir al mejor funcionamiento de la democracia socialista, proteger los derechos de la ciudadanía, en primer lugar el derecho de estar bien informada, estimular, nutrir y contribuir a canalizar la participación social. La modalidad del periodismo de investigación es particularmente importante en este cometido social.

Cuando un periodista (o grupo de periodistas) decide incursionar en algún tema de interés social y de actualidad que amerita ser abordado desde la perspectiva del periodismo de investigación, enfrentará la tarea de insertar en el espacio comunicacional cubano una verdad hasta ese momento desconocida que tendrá efectos en la sociedad en su conjunto, pero también de diferentes formas e intensidades en las personas involucradas en el proceso de investigación y en la narración resultante.

Es de esperar que las reacciones durante todo el proceso de estudio del asunto seleccionado y cuando se publiquen los resultados, sean también disímiles en dependencia de los grados de compromiso y de influencia personal que los diferentes actores (fuentes de información) tengan.

Siendo esta una relación entre seres humanos, con intereses diversos, diversas visiones y posiciones en la sociedad, diversos compromisos y obligaciones, pasan a un primer plano las regulaciones que la ética establece y las obligaciones que establezca la ley.

En Cuba, el periodismo de investigación está definido por los mismos principios éticos que fundamentan el deber ser de los periodistas. Su finalidad es servir al pueblo, ser fieles a la verdad, trabajar por bienestar de la sociedad, uno de cuyos componentes consiste en estar adecuadamente informada sobre todos los asuntos de interés público, contribuir a la educación y autoeducarse. Si bien desde el punto de vista ético, el periodismo cubano tiene definiciones bien precisas y adecuadamente codificadas, hay todavía un importante terreno de elaboración respecto a las particularidades de la ética periodística en el ejercicio específico de su modalidad de investigación.

El periodista, cuando hace periodismo investigación, además de su consecuencia ética y su condición de no hacer compromisos, pone a prueba las cualidades de constancia y perseverancia, sistematicidad, laboriosidad, inconformidad, sagacidad, intuición y rigor.

El arte del periodismo de investigación estriba en sacar a la luz una verdad cuyo conocimiento sea una necesidad pública y que esté velada, por error, por negligencia, por desconocimiento, por ser muy nueva, o por intereses espurios, siempre de tal modo que se respete la vida privada de los posibles implicados y se devele con espíritu constructivo cualquier violación de la ley, de las normas, de los derechos y de la moral pública. Tal incursión profunda se justifica más cuando se trate de personas con responsabilidades públicas, gobernantes, funcionarios, maestros, etc. cuyas faltas hayan ofendido, lastimado o perjudicado a otras personas.

Lo anterior significa que dado el caso en que sea necesario para el esclarecimiento de la verdad aproximarse a la esfera privada de los implicados y se justifique por tratarse de información imprescindible que arroje luz sobre el  o de la ley o por graves violaciones éticas, el periodista debe exponerlo, siempre protegiendo al máximo el espacio íntimo de dichas personas.

Las técnicas de investigación periodística

En esencia puede afirmarse que todas las técnicas de investigación que se emplean en las ciencias sociales, son válidas para la investigación periodística: el estudio de la información documental (informes de investigaciones, estadísticas, estudios de opinión pública, leyes, documentos oficiales, etc.), el análisis de coyuntura, las encuestas, las entrevistas (individuales, grupales) en sus diferentes modalidades, las observaciones (participante y no participante),  los criterios de expertos, entre otras.

El currículum universitario en las facultades cubanas incluye el estudio de estas técnicas, pero solo de modo general. El periodista que se dedique a la investigación tiene que continuar profundizando en el empleo de ellas. No pocas veces ocurre que alguien con insuficiente preparación elabora un instrumento de recogida de información plagado de pequeños o grandes errores de los cuales no es consciente precisamente por falta de experiencia y de conocimientos sobre cómo diseñarlo correctamente, obteniendo una información deficiente que, sin embargo, da por buena.

Más aún, cuando emplea preguntas abiertas continúa sumando errores que deforman los resultados al interpretar de modo sesgado la información recogida por desconocimiento de las técnicas adecuadas para codificarla.

Lo anterior conduce a una conclusión: el periodista investigador necesita estar al día en el dominio de las técnicas de investigación social, trabajar con el rigor correspondiente, mantener una práctica constante que le permita enriquecer sus experiencias y tacto para obtener e interpretar la información.

Un aparte sobre las nuevas tecnologías de informática y comunicación

El avance de las TIC´s amplia cada día más el caudal de información de la que puede servirse el ciudadano de modo directo para conocer sobre cualquier tema de su interés sea o no de actualidad. Un ciudadano medianamente instruido y con acceso a estas fuentes puede llegar en un tiempo relativamente breve a obtener un caudal informativo sobre un tema de actualidad superior al que le ofrecen los medios de comunicación social tradicional a su alcance.

Efectivamente, cuando se enciende la televisión en el canal noticioso seleccionado, o cuando se lee el periódico en la mañana o se escucha la estación matutina de radio preferida, no hay que emplear tiempo en seleccionar fuentes, los equipos especializados de estos medios se encargan de la tarea. Sin embargo, para que se mantenga vigente esta relación emisor - receptor, debe existir no solo la credibilidad, la confianza del lector, oyente o televidente, sino que la información que ofrecen sature las exigencias y tenga el valor estético esperado. Si estos requisitos se incumplen, se debilitará progresivamente hasta perderse el contacto completamente. Se dirá entonces "ya no leo los periódicos" o "En mi casa ponemos la tele solo para ver la pelota, las novelas y las películas".

Los medios tradicionales suelen tener hoy expresión en la Web, donde conviven con infinidad de páginas, blogs, redes sociales, etc. que allí proliferan. Pero el espacio mediático tradicional, si bien ve reducida su presencia proporcional en el espacio mediático total por el crecimiento de los medios alternativos no tradicionales, sigue, no obstante, existiendo. Ahora bien, lo que en estos medios se publique tiene el desafío incrementado de ser sustantivo, oportuno, interesante y atractivo, debe reunir las cualidades informativas y estéticas requeridas.

El profesional de la prensa, cuando hace periodismo de investigación tiene en el espacio virtual un inagotable caudal de información de la cual no puede prescindir, pero con la cual debe saber relacionarse profesional y responsablemente, Ello significa ante todo un alto rigor en la selección y confirmación de las fuentes.

La influencia del periodismo de investigación en el proceso de formación de la opinión pública sobre un tema dado está hoy en función de su capacidad de ser escogido, privilegiado como fuente más segura, aceptada, creíble, en medio de una enorme diversidad de productos informativos lanzados al espacio mediático, especialmente en la Web y sus variaciones resultantes del intercambio comunicacional entre las personas.

Palabras finales

Hay un camino desandado por los profesionales cubanos de la prensa en materia de periodismo de investigación; sin embargo, las potencialidades de este son mucho mayores que las que se han desplegado hasta el presente.

El periodismo cubano carece aún de una doctrina propia para el desempeño de esta modalidad de la labor periodística, debe precisar las regulaciones éticas para la especialidad y necesita de un cuerpo legal que le de el respaldo indispensable para poder cumplir cabalmente su función social.

Es imprescindible crear un clima nacional favorable a un periodismo como el que promueve el documento que se debatirá en la conferencia nacional del partido en enero del próximo año: que haga de los medios una plataforma eficaz de expresión para la cultura y el debate, que promueva el ejercicio permanente de la opinión, que destierre la autocensura y la mediocridad. Que se acuerde lo aprobado y más, será un primer paso, pero para que no quede en letra muerta hay que abordar con eficacia las limitaciones de los periodistas y los responsables de los medios y la mediocridad de los burócratas y de los oportunistas,

La oportunidad que tiene el periodista y el medio en el que trabaja de reflejar un hecho, un acontecimiento, un fenómeno social de una manera determinada y convertir ese relato en un producto que se distribuye después masivamente plantea dos aristas relevantes. Una se refiere a la enorme responsabilidad que implica el poder de influencia en la sociedad de los relatos que gozan del privilegio de ser comunicados por los medios de forma masiva, lo que implica que no hay razón para que una sola persona, en este caso el periodista, por profesional, capacitado y bien intencionado que sea, decida individualmente acerca de su publicación. La otra implica la imperiosa necesidad de una regulación legal que sustente la rutinas de los medios, el comportamiento de los redactores, de los responsables de las páginas y los espacios, de los directores de los medios, para protegerlos de los embates de la burocracia y del oportunismo y que puedan cumplir con la obligación elemental de ofrecer al público toda la información a la que tienen derecho.

Se necesita un periodismo que refleje el país real, que informe veraz y suficientemente, pero también que sea atractivo y agradable, que no sea aburrido por la repetición cansona de la misma información sin matices, sin ángulos diversos, sin frescura. Una de las modalidades que despiertan mayor interés en el pública es precisamente la del periodismo de investigación.