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Los Lineamientos y la Ideología de la Revolución cubana

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INTRODUCCIÓN

Está en marcha el proceso de aplicación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del partido y la Revolución luego de una extendida consulta popular que los enriqueció, durante la cual se crearon nuevas y más amplias expectativas en la población y con ello también nuevas y mayores exigencias.

Los Lineamientos procuran ser la respuesta eficiente a todos aquellos nudos que traban las potencialidades y la creatividad de la sociedad cubana, y a la vez dirigir su encauzamiento a tono con el propósito de preservar lo que de progreso material y cultural hay hoy en el país, creando las bases para un nuevo modo socialista de trabajar y de convivir. Ellos representan el principal instrumento de trabajo para la recuperación y desarrollo ulterior del país.

Ser revolucionario cubano hoy es luchar porque los Lineamientos se conviertan en un instrumento vivo, que sirva como articulador de las voluntades populares cohesionadas para realizar los cambios que el país necesita y para, sobre la marcha de estos propios, esfuerzos rectificar a tiempo cualquier enfoque equivocado o acción errada.

Al ser un instrumento revolucionario, transformador, la aplicación gradual de los acuerdos adoptados y contenidos en los Lineamientos, desafiarán inevitablemente poderosas fuerzas internas y externas.

La propaganda anticubana presagia su fracaso con los mismos argumentos de siempre. La opinión pública cubana bulle y genera nuevos puntos de vista acerca de lo que debe hacerse y de lo que no debe hacerse, el burocratismo y la mediocridad se atrincheran y se resisten, y con el avance de los cambios se abrirán cada vez nuevos y más complejos problemas.

Los escollos para viabilizar la aplicación de los Lineamientos se encuentran en la sociedad política y en la sociedad civil, en el Estado y el Gobierno, en las organizaciones políticas, en los organismos y las instituciones, en las estructuras administrativas y en la propia gente, en cada uno de nosotros mismos. Los recursos escasos seguirán siéndolo e incluso se agudizará en muchos casos su escasez, persisten el bloqueo económico y la hostilidad del imperialismo norteamericano.

La sociedad que se configure como resultado de los cambios ya iniciados desplazará hacia las bases, los individuos, las familias, los colectivos laborales, las comunidades, los territorios, parte importante de las responsabilidades que hasta hoy siguen siendo del Estado nacional, junto con ello deberán producirse cambios en el plano organizativo, jurídico y político, habrá que superar esquemas caducos, ensayar nuevos modos y visiones de encarar los problemas. Ahora la disyuntiva es profundizar en el derecho de la ciudadanía, distribuir el poder más horizontalmente, descentralizar las decisiones y con ello también las responsabilidades, lograr que el ciudadano diga conscientemente "El Estado soy yo", pero no en un nivel abstracto, sino concreto, en el espacio real y directo en el que ahora ejercerá esa calidad.

Los cambios representarán también un importante y trascendente desafío a los valores que han sedimentado en la sociedad cubana como resultado de medio siglo de práctica revolucionaria que ha tenido como escenario no solo al territorio nacional sino a numerosos países del mundo.

Esta breve incursión se propone hurgar en la relación entre la ideología revolucionaria cubana y los cambios emprendidos y por emprenderse dentro de la política de rectificación que entrañan los Lineamientos.

Características intrínsecas de los Lineamientos

La esencia de los Lineamientos radica en su propósito de consolidar la orientación socialista en la construcción social en las nuevas condiciones internas y externas de la sociedad cubana. Constituyen el programa de la Nación cubana para enfrentar los problemas económicos internos y externos y han sido legitimados y enriquecidos por un amplio y verificado proceso de participación popular.

Las grandes mayorías ciudadanas con diferentes grados de identificación y compromiso, los han hecho suyos, sentimiento cultivado porque en ellos se verificó una vez más la democracia socialista al realizarse ampliamente el derecho ciudadano a participar, escucharse con respeto todas las opiniones, auto-verificarse y rectificarse y ofrecerse sobre los resultados del proceso, aunque no así sobre su marcha, amplia y detallada información pública.

Los Lineamientos constituyen en su conjunto el sistema de soluciones de continuidad de la experiencia socialista cubana, expresan los intereses de las grandes mayorías ciudadanas, al ser el resultado de sucesivas consultas populares.

Los Lineamientos constituyen el abordaje consecuentemente integral, por primera vez en la experiencia socialista cubana de una condición sine qua non para que la construcción social acumule y desarrolle culturalmente socialismo: la articulación eficiente de las actividades socioeconómica, organizativa, jurídica-normativa e ideológica política en cuyo centro de gravedad se encuentra el ser humano, el ciudadano con sus características actuales.

Es difícil, por no decir imposible, encontrar en el mundo de hoy un proceso de participación popular con la amplitud, el alcance, la profundidad, el rigor, y la sistematicidad y seriedad de los Lineamientos. Estos, aunque han sido enfocados desde el ámbito de lo económico, están inseparablemente vinculados con el acontecer político que les precede, así como con el actual y el futuro.

No pretende este breve ensayo agotar todas las características de los Lineamientos, sino solamente comentar algunas que considero fundamentales, todas estrechamente vinculadas entre sí y correlativas.

Desde un punto de vista más general, los Lineamientos se caracterizan por su sistematicidad, enfoque integral, amplitud de abarque y estrategia gradual de aplicación. Sin pretender el imposible de agotar todos los ámbitos del acontecer socioeconómico de la sociedad cubana, los Lineamientos tienen la virtud de apreciar de conjunto la realidad del país y orientar el proceso de transformación con una adecuada proyección estratégica - táctica, en la que se conciben objetivos a mediano y largo plazos.

Políticamente, la transformación más importante se proyecta en función de una mayor democratización de la sociedad cubana en todos los órdenes, conservando los valores socialistas cimentados a lo largo del proceso revolucionario, rechazando el pernicioso individualismo de la ideología liberal, y procurando un reordenamiento de las funciones políticas y económicas en la sociedad cubana que asegure que el metabolismo socioeconómico pautado por las bases socialistas integrales del sistema social, no se vea obstaculizado por acciones voluntaristas desde la política.

En el plano económico, el rasgo principal es la diversificación de las formas de propiedad dentro del predominio de la propiedad social socialista sobre los medios fundamentales de producción y de servicios y demás propiedades socializadas, así como de las riquezas del país y el incremento del papel de las relaciones mercantiles, cuyo significado y desafíos en el orden ideológico se analizan más adelante.

Los Lineamientos democratizan el proceso productivo al poner realmente en manos del colectivo laboral en la esfera empresarial, decisiones y responsabilidades que antes quedaban circunscritas a los niveles superiores, lo que significará una mayor exigencia a la iniciativa, la creatividad y el sentido del deber de los colectivos laborales, de sus estructuras de dirección y de cada trabajador, así como la necesidad de cambios en la actuación las organizaciones políticas y sociales. Esto incluye poner en manos del colectivo laboral parte de los fondos que generan para el desarrollo, las inversiones y la estimulación a los trabajadores, independencia para aprobar sus plantillas, además que tendrán un papel importante en la fijación de los precios para lo que producen, los cuales determinarán de modo flexible y transparente dentro de la política de precios que fijen los organismos competentes, facultades que incluyen rebajas que se consideren necesarias.

Junto con ello se eliminará el subsidio por pérdidas, las que en lo adelante deberán encarar las empresas a través de la creación de un fondo de compensación.

La democratización de la economía empresarial, es la combinación de deberes y derechos, de atribuciones y responsabilidades. Ellas pueden crecer y desarrollarse en el marco de los intereses nacionales y territoriales, pero también pueden quedarse sin generar fondos para el desarrollo y la estimulación o incluso ser liquidadas cuando no rindan lo que se espera, cuando den pérdidas.

La mayor horizontalidad en el funcionamiento del metabolismo socioeconómico se verá también estimulada por el incremento de la responsabilidad social de las empresas al crearse la figura del tributo territorial, cuya envergadura se fijará centralmente y que descentralizará parte del financiamiento de los Consejos de Administración Municipal.

Los Lineamientos procuran poner orden en el metabolismo socioeconómico de la sociedad cubana recuperando el esfuerzo productivo y la eficiencia a través de su reconocimiento expresado en ingresos en correspondencia y proporción con el aporte.

Ello implica la eliminación gradual hasta completa de la existencia de diferentes mercados, con diferentes criterios, precios y vías de abastecimiento, y avanzar hacia una medida social del valor del trabajo que pueda realizarse universalmente en la adquisición equivalente de bienes y servicios en correspondencia con el aporte a la sociedad, a lo largo y ancho del territorio nacional, espacio que abarca la economía cotidiana de la ciudadanía.

Por igual razón una de las direcciones principales de los Lineamientos se dirige hacia la unificación de la moneda; proceso no por necesario menos complejo y requerido del fortalecimiento de la economía y de una adecuada preparación.

Los cambios pautados por los Lineamientos conservan y fortalecen el papel de la planificación que sigue siendo un principio esencial de la construcción socialista, pero procuran un grado tal de flexibilidad que le permita alcanzar el máximo de eficiencia.

Al constituir un principio general, la planificación no puede circunscribirse exclusivamente al sector ocupado por las organizaciones empresariales estatales, sino que tiene que abarcar la economía en su conjunto, lo que incluye las empresas cubanas de capital mixto y las formas de producción de bienes y servicios no estatales.

Como parte del nuevo enfoque de la economía habrá mercados de abastecimiento a precios mayoristas que servirán no solamente al sistema empresarial y presupuestado, sino también las otras modalidades de actividad económica, cuentapropistas, cooperativistas, arrendadores, usufructuarios.

Si la economía cubana será en lo adelante una economía mixta, la regulación del metabolismo socioeconómico de la sociedad tendrá también que contemplar esas formas económicas diferentes dentro del eje gravitacional del balance económico nacional. Habrá entonces diferentes modalidades de producción de bienes y servicios y en correspondencia diferentes modos de gestión económica. La planificación y el control tendrán que adoptar formas flexibles y diferenciadas.

Los lineamientos se proponen establecer un sistema tributario universal para la aplicación de una política fiscal que contribuya eficazmente al aseguramiento del gasto público y del equilibrio financiero.

Uno de los mayores desafíos de esta nueva rectificación radica precisamente en alcanzar cada persona, en los colectivos laborales, en la familia, en la comunidad, una conciencia sobre la importancia de la política fiscal como instrumento para la justicia social a través de la redistribución del ingreso y como estímulo a la actividad económica.

Largas décadas de casi total ausencia de obligaciones impositivas en la vida de los cubanos, condicionaron la ausencia de una conciencia ciudadana que las reconozca y esté en condiciones de cumplirlas, lo que hace de este particular uno de los que requerirán mayores consecuencia y rigor. El fundamento de justicia y equidad de la política impositiva radica en la proporcionalidad de las contribuciones que serán mayores mientras mayores sean los ingresos y el justa redistribución de los aportes.

Eje fundamental de los Lineamientos y correlato de la eficiencia que se quiere alcanzar, lo constituyen la racionalidad y el ahorro. No es posible consumir más de lo que se produce, no es posible gastar más de lo que se ingresa y es preciso ahorrar para invertir en el desarrollo. El reconocimiento de que la principal fuente de financiamiento para el desarrollo del país es el ahorro, reverdece aquel apotegma formulado por Fidel en la década de 1960: "Solo tendremos lo que seamos capaces de producir".

Se trata fundamentalmente de recuperar la agricultura y la industria, identificar y explotar nuevas potencialidades productivas, incrementar la capacidad exportadora a la vez que reducir las importaciones en primer lugar de alimentos, lograr la eficiencia, la racionalidad y el ahorro, lograr una economía sustentable, sana y funcional, en armonía con el medio ambiente y que pueda sostener los logros sociales del socialismo cubano a la vez que encarar los enormes desafíos de un mundo que transita para la mayor crisis de su historia.

Los Lineamientos persiguen una decisiva finalidad social: preservar las conquistas de la revolución socialista, en particular el poder político que es garante del acceso igualitario a la educación y la atención médica, la alimentación, el sistema de seguridad social, el acceso al pleno desarrollo cultural, la seguridad ciudadana y otros beneficios sociales, procurando refundarlos sobre la base del respaldo económico generado por la propia sociedad.

La ampliación de los espacios para la creatividad y realización de los ciudadanos, va acompañada de mayores responsabilidades, y exigirá conocer y cumplir las leyes, prepararse más en todos los órdenes para asumir mejor las responsabilidades ciudadanas que entraña la nueva política en proceso de aplicación.

En el plano jurídico normativo e institucional, hay que comenzar explicando que la economía mixta, los cambios en los tipos de propiedad que permitirán acercar el sistema económico a la realidad del país, incrementarán el papel de la producción de mercancías y de las relaciones mercantiles, pero tendrán el límite jurídico normativo que impide que la propiedad de los medios como tal se transforme ella misma en mercancía. En otras palabras, no habrá concentración de la propiedad en personas naturales o jurídicas.

Una de las características principales de la articulación de las actividades socioeconómica, organizativa, jurídica normativa y política ideológica, estriba precisamente en que la legalidad del sistema pone límites sociales a la propiedad de medios de producción o de servicios, lo que permite incrementar el papel de las relaciones mercantiles, pero evitar que gane terreno la propiedad privada y con ello el sistema de explotación del trabajo ajeno.

La autonomía del funcionamiento de la economía, en particular de la gestión empresarial cumplirá también la función de proteger el metabolismo económico como fuente generadora de recursos para el sostenimiento del país.

Ello permitirá igualmente achicar el Estado y con ello condicionar su mayor eficiencia. La actividad institucional, jurídica normativa, dirigida al reordenamiento y reglamentación de las actividades política y económica, permitirá incrementar la eficiencia de ambas, al circunscribirlas a sus límites funcionales dentro del sistema social en su conjunto.

Uno de los elementos jurídicos normativos más importantes de los Lineamientos estriba en un reconocimiento consecuente del derecho a la propiedad personal, tema al cual también nos referiremos después con más detalle.

En el plano organizativo, los Lineamientos persiguen avanzar hacia una mayor descentralización de funciones, decisiones y responsabilidades, dejando a los organismos centrales del Estado encargados del control y la fiscalización, la auditoría e inspección sistemáticas de la actividad de las entidades económicas; se proponen además evitar todo tipo de duplicidad o de confusión en las diferentes atribuciones que corresponden a cada eslabón del sistema y alcanzar la racionalidad organizativa que permita la más rápida fluidez de las soluciones.

Las deformaciones burocráticas que padece hoy la sociedad cubana constituirán uno de los principales desafíos de los Lineamientos en lo tocante a las transformaciones organizativas que se proponen. Junto con el reordenamiento de las atribuciones en los diferentes niveles y tipos de actividad, la disciplina, la exigencia y el control pasan a ser ejes básicos del funcionamiento del metabolismo socioeconómico de la sociedad cubana.

Como escribí arriba, no es posible una caracterización completa del significado de los Lineamientos, sin embargo, lo descrito hasta aquí permite una idea de conjunto de su envergadura y alcance.

La transformación integral y profunda de la sociedad que representa la aplicación de los Lineamientos constituye un importante desafío en el orden ideológico. Las líneas que siguen intentan un abordaje de esta arista del problema.

Repasando lo básico

Primero es preciso dejar aclarados algunos conceptos que considero fundamentales y que tienen que ver con el enfoque general del tema de la ideología en su relación con los cambios que tienen lugar en Cuba pautados por los Lineamientos. Me refiero a conceptos que permiten dar algunas respuestas a la relación entre las transformaciones en materia económica y su repercusión en la mentalidad de los protagonistas, de los ciudadanos cubanos y naturalmente a la inversa, la necesidad de esos lineamientos en función de la mentalidad prevaleciente en la sociedad cubana.

Cuando Marx elaboró las bases del materialismo histórico definió al económico como el factor que determina la historia en última instancia. Con su concepto del determinismo estaba señalando al horizonte del desarrollo de la historia y a lo esencial del presente, mientras los miopes solo alcanzaban a fijarse en su dedo.

En efecto, el concepto del determinismo no alude a que fatalmente tiene que producirse un resultado histórico de un modo predeterminado, sino al papel que en ello juega la actividad económica, vista como proceso cultural, como necesidad vital del ser humano. Cuando uno observa el desarrollo histórico de la humanidad y su realidad actual no puede menos que advertir una relación intrínseca entre los modos de reproducción de la vida social y los comportamientos humanos en general.

Eso fue lo que encontró y puso de relieve el materialismo histórico de Marx: la relación entre los modos en que tenía lugar el metabolismo económico de la sociedad humana (y dentro de este el papel que en ello jugaba el desarrollo tecnológico) y el comportamiento general de la sociedad. Al observar en el decurso histórico este hilo conductor concluyó que el capitalismo como modo de producción y de vida de la sociedad terminaría dando paso a una nueva formación socioeconómica que sería su negación como en la época del surgimiento de la modernidad lo fue el modo capitalista en relación con la sociedad feudal.

Esta transición la vio como necesidad, algo estrechamente vinculado, pero diferente de la relación causal. Los nexos causales explican la armazón de los acontecimientos sociales, la necesidad es lo que se impone como tendencia a través de lo contingente.

Los miopes que ven superficialmente el concepto del materialismo histórico acerca del determinismo económico en última instancia, quieren probar su falsedad "demostrando" cómo detrás de una acción concreta de un individuo o grupo de individuos, no siempre está presente la causa económica. Es que las acciones de los seres humanos no tienen nunca un único factor causal, sino una multiplicidad de factores y dependen de múltiples condicionantes específicas, pero son personas que han nacido en una sociedad determinada, pautada por una cultura, que viven una práctica en la cual inciden, pero que existe independiente de su voluntad y persiste aunque ellos no estén, que reciben como herencia social comportamientos, psicología, valores dados, de los cuales no se pueden desembarazar, puesto que constituyen su naturaleza social, es ahí precisamente donde radica el concepto marxista que revela que la esencia del ser humano es el conjunto de las relaciones sociales.

La historia la hacen los hombres, es el resultado de la actividad humana y la actividad humana misma, y esta última está condicionada por el modo de reproducción y de vida de la sociedad. Hay entonces una relación dialéctica entre el desarrollo de la sociedad y la actividad humana consciente, a tal punto que con el desarrollo de la historia, el ser humano logra penetrar cada vez más la naturaleza de lo social, desentrañando su esencia, incrementando su papel y comprendiendo mejor la consecuencia de sus acciones.

Esos nexos causales entre el modo de producción y reproducción de la vida social y la actividad humana son los que hoy niegan el postmodernismo y también aquellos a quienes estorba una ciencia que busque nexos causales y explicaciones estructurales a los procesos sociales, precisamente porque estos son la base epistemológica de un sistema de ideas enfocado al cambio del sistema capitalista. Esta es una de las bases filosóficas para justificar el papel de los grandes medios de comunicación social y de la publicidad para establecer esquemas de entendimiento y pautas de comportamiento que se enmarquen dentro de los objetivos generales del capitalismo: mantenerse como sistema de explotación de las grandes mayorías a favor de minorías privilegiadas. Esa finalidad no ha cambiado.

Pensar la sociedad desde el indeterminismo, implica crear el espacio necesario para justificar -mediante construcciones ideologizadas que parten precisamente de negar las ideologías- las acciones depredadoras del capitalismo tardío.

Lo dicho hasta aquí corrobora el papel de los procesos económicos en el devenir social en su conjunto, pero eso en modo alguno significa que haya una predeterminación absoluta de lo económico en lo social condición que anularía por completo la participación del factor subjetivo en la historia, sino solo su adecuado enmarcamiento en las condiciones prevalecientes en la sociedad. En consecuencia: ni indeterminismo, ni determinismo absoluto.

Si hoy las masas griegas están en la calle reclamando políticas antineoliberales, los españoles protestan por los nefastos efectos del sistema de relaciones sociales prevalecientes en el país, los norteamericanos desafían a la Casa Blanca y los chilenos reclaman una educación pública incluyente y de calidad, la recuperación del cobre y otras demandas, es difícil negar el trasfondo coincidente de todos esos fenómenos que, no obstante, pueden ser explicados desde una perspectiva superficial que ponga el énfasis en los liderazgos, en los hechos coyunturales, etc., por más que todas estas explicaciones escondan la esencia común de los tres grupos de fenómenos sociales: la propiedad privada capitalista.

Lo cierto es que estamos en una coyuntura histórica muy compleja y de imprevisibles consecuencias. Es evidente la confusión general que existe en los centros de poder del primer mundo que no revelan capacidad alguna para manejar la crisis y repiten las mismas fórmulas que no hacen sino retrasar el colapso mayor.

Pero el tiempo mundial, el regional y el cubano, si bien están indisolublemente conectados, no transcurren con igual ritmo e intensidad. Mientras en el mundo hay una crisis creciente que está demostrando la inviabilidad del capitalismo, en Cuba estamos aplicando los Lineamientos que buscan ampliar las relaciones mercantiles.

Mientras en el mundo están fracasando indiscutiblemente la filosofía neoliberal y la propiedad privada que la sustenta, en Cuba -aunque controlada y moderadamente- estamos ampliando la propiedad privada y el espacio para las relaciones mercantiles, con lo cual se crea un sustrato mayor para el resurgimiento y desarrollo de la ideología liberal.

El tiempo cubano está signado por la permanencia del bloqueo económico de los Estados Unidos. Cualquier análisis de la realidad cubana, por bellamente escrito que esté, si no contempla en sus fundamentos las realidades adversas del bloqueo y la hostilidad norteamericanos y de los poderes hegemónicos nortecéntricos estará de oficio descalificado por no responder a la realidad. Cualquier propuesta acerca de los modos de organizar la sociedad cubana, tanto política como económica y jurídicamente, que no tenga en cuenta el contexto en el que tiene lugar el actual proceso de rectificación (o de actualización como ha dado en llamarse) es fallido si descarta esas amenazas.

En ocasiones se ha dicho que "el problema no es el bloqueo" y efectivamente no es todo el problema, pero sí una parte importante. También se ha dicho que "ya nos hemos acostumbrado al bloqueo y que no es factor que influya", lo que olvida ingenuamente el derroche de energías y recursos que significa mantener las conquistas sociales, la independencia y la soberanía nacional (sin las cuales no habría proyecto de nación alguno) en esas condiciones de presión imperialista.

Desde el punto de vista económico, el desafío es alcanzar un funcionamiento eficiente de la economía del país preservando las bases socialistas del modelo de desarrollo; desde el punto de vista ideológico se trata de desentrañar las articulaciones que inevitablemente se producirán en la sociedad alrededor de las relaciones mercantiles y los modos de pensar y actuar de la población, tanto para aprovechar lo positivo de los efectos psicológicos e ideológicos de los cambios en curso y aquello que puede minar la cultura revolucionaria, a nombre de una libertad preñada de individualismo.

El liberalismo en la ideología del capitalismo

La ideología liberal significó un modo de ver la libertad vinculada a las prácticas mercantiles, configurando alrededor del derecho de propiedad todo el sistema legislativo que lo codificó y reglamentó.

En efecto, la modernidad instaló un concepto de libertad que si bien resultó funcional al progreso de los ricos, fue también asimilado por los que no tenían iguales oportunidades en la sociedad.

Ese concepto de libertad puso a todos los ciudadanos, ricos o no, en posibilidad de acción social libre, en primer lugar en libertad de invertir, de hacer negocios, de contratar o no, pero también en libertad de opinar. Por supuesto, este cambio, al lado del anciene regime, significó para todos "en general" una revelación en materia de derechos civiles. De este modo, el Estado que antes estaba virtualmente "metido en la casa de la gente", se separó, se constituyó de modo tal que liberó a todos, a la vez que obligó "a todos" a reconocer esa libertad, separándose de las prácticas económicas, apareciendo una sociedad civil, en la cual tendrían en lo adelante lugar prácticas económicas libres, sin intromisión del Estado. Ahora se podía comprar o vender, invertir, negociar, contratar, relación en la que, sin embargo, llevaban amplia ventaja aquellos en capacidad económica de imponer sus intereses. Moría el súbdito y nacía el ciudadano, con igualdad de derechos, aunque -al permanecer la esencia privada de la propiedad de los medios de producción- en desigualdad de medios y de oportunidades. En rigor surgieron ciudadanos de primera y de segunda o, mejor, de un lado los ciudadanos y del otro los nuevos súbditos.

La psicología de intercambio de equivalentes que se instaló desde que surgió el mercado en la historia humana y que ha marcado su cultura y su comportamiento por siglos y milenios en los que se ha mantenido la esencia privada de la propiedad sobre los medios de producción, tuvo con el advenimiento de la sociedad capitalista una ampliación e intensificación nunca antes vista. La libertad se practicó desde entonces como libertad de negociar, la igualdad como intercambio de equivalentes entre desiguales y la fraternidad quedó solamente como un mito que se corporeizaba ocasionalmente a través de la caridad.

La exacerbación de las relaciones mercantiles, la competencia por la ganancia, el afán de lucro, condujeron al individualismo y al egoísmo. Tal es la lógica de la propiedad privada y del mercado capitalista.

En efecto, de niños nos enseñaron esa filosofía liberal: la libertad de uno -nos decían- termina donde comienza la del otro. Eso significa que los seres humanos no podemos ser más libres salvo que invadamos el terreno de la libertad de los demás. Pero ¿cómo se es libre en la sociedad?

La persona se considera libre, o solo puede considerarse libre, si esa libertad le es reconocida por los otros, en otras palabras, nadie puede ser libre solo, encerrado en sí mismo, sin embargo, la libertad que postula el liberalismo es una libertad para cuya realización los demás resultan el obstáculo, aquello que "hay que superar". La libertad liberal conduce -vale repetirlo- al individualismo y al egoísmo.

El Estado del liberalismo no se entromete en ese juego de intereses individuales en la sociedad civil, solo ampara jurídicamente su ejercicio, reconociendo a todos el mismo derecho, pero sin considerar las desigualdades sociales, lo que implica proteger de hecho al que posee los medios, al que tiene el capital. Y ciertamente, el Estado se inmiscuye en la economía cuando de lo que ser trata es de salvar al sistema.

Ahora bien, la sociedad liberal capitalista se ha mantenido, no solo por su sustrato económico, la propiedad privada, ni solo por su protección jurídica, ni solamente por la acción coercitiva del Estado, sino también por la ideología. En efecto, además de todos esos factores, existe también una dominación ideológica, sustentada en los esquemas de entendimiento, la psicología social y las prácticas en curso reforzados, reproducidos, por la educación, los medios de comunicación, la literatura, el cine, el discurso político, etc.

En las condiciones del capitalismo, el desconocimiento de las ideologías es un modo de dejar sola como factor de influencia a la ideología dominante, pero las ideologías existen y funcionan en la sociedad.

Volviendo a Marx...

En el recurrente prólogo de su Contribución a la crítica de la economía política, Marx, después de exponer que "...no es la conciencia de los hombres lo que determina su ser; sino por el contrario, su ser social es lo que determina su conciencia" (base de la concepción materialista de la historia) y de concluir su breve, pero enjundiosa explicación sobre la esencia de las revoluciones sociales, aclara que "Al considerar tales revoluciones  importa siempre distinguir entre la revolución material de las condiciones económicas de producción -que se debe comprobar fielmente con ayuda de las ciencias físicas y naturales- y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas bajo las cuales los hombres adquieren conciencia de este conflicto y lo resuelven."

Aquí lo ideológico no se refiere en modo alguno a un cuerpo doctrinario, ni siquiera a una metodología, sino a eso que dice precisamente: al "modo" en que las personas racionalizan su modo de producción y de vida, su realidad y los problemas que esta presenta.

Lo que sigue en el prólogo lo confirma: "Así como no se juzga a un individuo por la idea que él tenga de sí mismo, tampoco se puede juzgar tal época de revolución por la conciencia de sí misma, es preciso, por el contrario, explicar esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto que existe entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción."

Marx nos está diciendo que la apreciación que haga cualquier sujeto, él mismo, el propio Marx, o cualquier otro, sobre la época de revolución a la que se está refiriendo, tiene que ir más allá de la política, la jurisprudencia, la religión, el arte o la filosofía y ver la esencia en el conflicto entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, pero reconociendo que es así como los hombres adquieren conciencia de este conflicto y lo resuelven.

De suyo se comprende que la ideología juega entonces un papel necesario en las soluciones de continuidad de los procesos sociales y de ese papel no puede excluirse el ser humano que se llamó Carlos Marx, quien al señalar la esencia de las revoluciones sociales no puede situarse tampoco al margen de la ideología. Por eso precisamente Marx revela junto con Engels al escribir la Ideología Alemana, que habían alcanzado su principal objetivo "...el de ver claro en nosotros mismos."

Y ya al finalizar el prólogo y confirmando lo escrito hasta ese momento sitúa como espejo falso de sus ideas a los prejuicios interesados de las clases dominantes" y defiende sus opiniones como el "...fruto de largos y concienzudos estudios."

Su modo de ver la sociedad requería en el umbral de la ciencia dejar cuanto fuese recelo y vileza, precisamente la maleza ideológica de las clases dominantes.

La realidad de la "maleza ideológica" no se reduce en Marx a los "prejuicios interesados" (algo bien distinto de los prejuicios y los intereses vistos por separado, porque aquí implica conciencia de lo que ocurre). Si reconocemos que la ideología surge como necesidad social, como resultado de las relaciones sociales, entonces estas ideologías se producen de modo natural, son parte funcional y estructural de la segunda naturaleza. No es, por tanto, un invento, sino el resumen sistemático de prácticas sociales que tampoco son un invento, sino el resultado real del desarrollo de la sociedad. En ello radica también la hegemonía ideológica, la aceptación durante un largo tiempo por parte de la sociedad y por tanto de los trabajadores de las reglas de juego del sistema capitalista.

El sistema genera su correlato ideológico y este, a su vez, encuentra su ser otro en las relaciones sociales que constituyen el sistema.

Por ello también Marx esperaba un desarrollo exhaustivo del capitalismo antes de que sobreviniese la época de la revolución social, siempre en su proyección un suceso futuro ineluctable, aunque no se produciría automáticamente, sino que requeriría de un sujeto político del cambio. No era solamente por el hecho puramente técnico económico del desarrollo de las fuerzas productivas dentro del sistema de las relaciones sociales de producción, había -como sigue habiendo hoy- otro factor: la inercia generalizada como resultado de las prácticas habituales.

Por lo anterior considero aguda y precisa la aseveración que hace István Mezsárós (aunque relativa a la visión dogmática de Stalin que impuso un modelo subjetivista abstracto al constructor soviético del socialismo, pero válido esencialmente para corroborar el enfoque de Marx): "Debemos recordar aquí un pasaje de los Grunidrisse der kritir der politische ökonomie en donde el ´Marx maduro´ analiza la relación entre el individuo y el entorno social; ahí concluye diciendo que la enajenación solamente se supera si ´los individuos se reproducen como individuos, pero como individuos sociales.", es decir, conscientes, cultos, informados.

La ideología que continúa atando al trabajador en el sistema capitalista pervive porque se asienta en una práctica capitalista generalizada en la cual el trabajador es cada vez más un "electrón suelto" a merced del mercado, del sistema.

El desarrollo de las relaciones mercantiles y el del pensamiento liberal fueron las dos caras de la misma moneda, una la económica, la otra la ideológica. El sistema de ideas del liberalismo hizo parte esencial del correlato ideológico del sistema mercantil capitalista, en el momento más agudo de su surgimiento como sistema mundo, la ideología liberal desbrozaba el camino de la expansión mercantil.

Los desafíos ideológicos de los Lineamientos

El ritmo del proceso de transformaciones en marcha hoy en la sociedad cubana, es percibido por algunos como adecuado, por otros lento y hasta demasiado lento, mientras la calificación de rápido quedaría apenas para una minoría alarmada. Como suele ocurrir, cuando el ambiente es de gran expectativa y deseos de cambios, el que no los apoya o incluso los rechaza activa y solapadamente, donde mejor puede resguardarse de la censura popular es en el fantasma de los riesgos sobredimensionados.

¿Cuáles son los principales escollos que deben sortear los cambios en marcha y los que se emprendan en el futuro?

Los Lineamientos contienen implícita la respuesta a esta pregunta, expresan su necesidad, pero no la hacen explícita; para ese cometido -algo imprescindible en este breve ensayo- se requiere primero una aproximación al diagnóstico de la sociedad cubana actual y derivar de esta los obstáculos que deben ser superados y los peligros que es preciso enfrontar.

La sociedad cubana a partir de 1959 ha demostrado desarrollarse como un sistema complejo capaz de asimilar drásticos cambios en el medio económico y político en el que se ha desenvuelto el proceso de transformaciones revolucionarias. Desde sus inicios con el bloqueo y las agresiones imperialistas, pasando por la caída del socialismo en la URSS y Europa Oriental, hasta la actual crisis mundial, los fuertes impactos sufridos aunque han dejado importantes efectos negativos, no han logrado desestructurar la sociedad ni torcer su rumbo de orientación socialista, lo que ha permitido acumular valiosas experiencias, en particular las que emanan de los errores cometidos. Estos últimos han sido múltiples y variados lo que ha sido reconocido de modo general, quedando pendiente una descripción analítica pormenorizada; sin embargo, uno de los principales ha sido el no haber iniciado mucho antes las transformaciones que ahora tienen lugar.

A lo largo del proceso revolucionario se produjo una transformación cultural raizal, de una sociedad en la que predominaba una ideología liberal, burguesa-dependiente a una sociedad en la que predomina la ideología de la revolución cubana. Pero el predominio significa eso: predominio, no existencia única. Hay presentes en la sociedad cubana otros sistemas de ideas y persisten componentes en la psicología social originados en el pasado.

Hemos madurado como país, podemos reconocernos como una sociedad con un alto nivel promedio de preparación, con una población saludable, solidaria y culta, políticamente informada y sanamente orgullosa de su independencia y soberanía.

Las mayorías ciudadanas se identifican con el sistema político cubano, con la revolución y el socialismo, tienen alergia a la demagogia y la politiquería, son conscientes de la importancia de las bases del sistema político cubano: propiedad social, planificación, papel del Estado, políticas sociales de redistribución de la riqueza, internacionalismo, política exterior de principios, enfoque científico de la construcción social, y muy especialmente defensa de la independencia y de la soberanía nacional. Sin embargo, también presentan síntomas visibles de cansancio, sectores sociales que han perdido entusiasmo y confianza en las propuestas y una extendida corrupción, sobre todo de pequeña magnitud pero amplia escala, que ahora es imprescindible eliminar y hacer que quienes la practican regresen a las buen comportamiento ciudadano.

Por otro lado, ninguno de los modelos de organización del metabolismo socioeconómico que se han sucedido en la sociedad cubana ha logrado constituirse en un medio o modo eficiente capaz de estimular suficientemente el esfuerzo, la creatividad y la constancia de los trabajadores y colectivos laborales, de sus estructuras de dirección.

Ninguno de los modelos ensayados a lo largo de medio siglo de orientación socialista ha logrado poner a punto una eficiente articulación de las actividades socioeconómica, organizativa, jurídica normativa e ideológica política.

Los esfuerzos por alcanzar la eficiencia a través de la influencia ideopolítica, la emulación y el estímulo moral, si bien nos enriquecieron en el plano humanista, no resultaron suficientes.

Precisamente por el saldo general positivo en la conciencia, la sociedad cubana, su Estado, su política, su cultura, han demostrado por más de medio siglo una notable capacidad de adaptación activa a los cambios internos y externos. Este nuevo proceso de rectificación es otra reacción activa del sistema a las actuales condiciones de su exsitencia.

Parte fundamental de la actual rectificación es el reconocimiento implícito de la persistencia de una psicología de intercambio de equivalentes en la subjetividad del cubano de hoy, en la que también se mantienen en muchos aspectos  fundamentos y principios sedimentados por décadas de prácticas y educación revolucionaria, socialista y comunista, pero en otros ha cambiado durante el Período Especial bastante más de lo que muchos admiten, y están también elementos de su personalidad que no han variado sustancialmente, como es el caso arriba apuntado de la psicología del intercambio de equivalentes. Esta se realiza en la práctica, encuentra su correlato material en el intercambio concreto de equivalentes, y media en el juicio de personas desiguales acerca de lo justo y lo injusto, lo correcto o lo incorrecto en muchas de las relaciones entre ellas.

El desconocimiento en diferente medida -a lo largo del proceso revolucionario- de la persistencia de esta psicología, de su papel como valor ético, como elemento para el juicio sobre las cosas, como racionabilidad, impidió consolidar los modelos económicos que fueron experimentados a partir de la nacionalización de 1960 para organizar racionalmente el metabolismo económico de la sociedad cubana, y que la economía fluyese lo más naturalmente posible.

En otras palabras, el efecto ideológico, psicológico, ético de las relaciones mercantiles permanecía y permanece en la subjetividad de la población. La práctica del trabajo voluntario, la emulación socialista, las formas comunistas de distribución del producto social con todos sus enormes beneficios en la salud, la cultura, el bienestar y la tranquilidad ciudadana, enriquecieron en muchos órdenes al cubano, fortalecieron la cohesión, fomentaron la solidaridad, el humanismo, el patriotismo, el valor de la independencia y de la soberanía nacional, pero no cambiaron, no superaron la psicología del intercambio de equivalentes.

Ahora bien, el incremento de las relaciones mercantiles en la sociedad cubana como resultado del reconocimiento de la persistencia de la psicología del intercambio de equivalentes y como forma de estimular el crecimiento económico, la productividad y el ahorro revela que las relaciones mercantiles tienen un lado positivo, ellas "ponen orden" entre las personas al reconocer como elemento esencial del metabolismo socioeconómico una práctica, un tipo de relación que reconoce la existencia, el predominio en las personas de la psicología del intercambio de equivalentes. Eso significa igualmente que el concepto de propiedad personal debe quedar pautado no por decisiones burocráticas, sino por el origen legal de las ganancias personales y por el consenso social acerca de sus límites.

Pero si bien las relaciones mercantiles son portadoras de una determinada capacidad de ordenamiento eficiente del funcionamiento económico, también tienen un lado negativo, incentivarán la competencia, la lucha por la ganancia, el individualismo, el consumismo, reponiendo, o mejor, ampliando las bases económicas alrededor de las cuales puede reconstruirse, reorganizarse y fortalecerse la ideología liberal, ahora mezclada con todos los desvaríos del neoliberalismo. Tal es el reto que debemos enfrontar.

Los cambios son imprescindibles, y el desafío para la ideología y la política de la revolución cubana que ellos entrañan es grande y no debe ser en modo alguno subestimado: el potencial resurgimiento del pensamiento liberal mixturado con los desvaríos neoliberales será una consecuencia lógica del crecimiento del papel del mercado en la sociedad cubana.

Hay valores inscritos en el pensamiento que se desarrolló con el surgimiento de la modernidad y la superación del régimen feudal que tienen indiscutible permanencia, aunque con otro contenido, en una sociedad donde se ha producido una transformación estructural integral que procura la superación del capitalismo, como es el caso de la sociedad cubana. Pero el pensamiento liberal como sistema ideológico, estaría forzado ahistóricamente como paradigma de vida y solo se constituiría en freno al desarrollo del cambio revolucionario. Ello también constituye una de las complejidades de la batalla de ideas.

El pensamiento liberal como sistema ideológico desafiará los valores socialistas reproducidos durante décadas por la práctica revolucionaria y por los institutos ideológicos del Estado socialista, en los cuales se han educado varias generaciones de cubanos. La ideología liberal sustentará la explicación ética, política y jurídica del individualismo y del egoísmo, hará un efecto desestructurador en el tejido social cubano, pugnará por una subjetividad que propenda a los cánones habituales de la sociedad capitalista, argumentará normativas para sus modos de apreciar y explicar la realidad,  se desentenderá del verdadero papel social de la educación, pugnará por el regreso del viejo concepto de familia, todo en nombre de una libertad entendida como se explicó arriba y no como "conciencia de la necesidad", no como "tiranía del deber". Tenderá a subvertir el sistema político basado en la propiedad social, el poder de los trabajadores, la cohesión política, la planificación y el papel del Estado, y junto con ello pondrá en riesgo la independencia, la soberanía nacional y la identidad cultural, no importa si las primeras formas sistematizadas de su resurgimiento proclamen el reconocimiento de los fundamentos socialistas. El desafío es real, tiene basamento más allá de los deseos.

En la psicología del intercambio de equivalentes y en las prácticas condicionadas por esta ha estado presente siempre el mercado en la sociedad cubana, donde no ha estado igualmente presente es en las políticas. La Revolución socialista cubana se ha mantenido como realidad transformadora por su capacidad para responder a las expectativas populares, los Lineamientos constituyen otra demostración de ello, pero esta vez sintonizando más con la realidad social actual.

Muchos consideramos que el rasgo distintivo del metabolismo económico basado en el predominio de la propiedad social de los medios de producción, es la planificación. El mercado, las relaciones mercantiles intervienen entonces como una suerte de "motor natural" de la actividad económica, mientras que no se logre transformar la psicología del intercambio de equivalentes, lo cual podría ser posible solo en el largo plazo mediante una combinación de economía sustentable, planificación eficiente, distribución justa, consumo saludable y responsable, respeto por la naturaleza y educación ciudadana.

Por lo dicho anteriormente, la construcción social socialista es el único modo de organizar el metabolismo económico de la sociedad aprovechando el lado constructivo de las relaciones mercantiles y controlando el lado negativo.

El mercado en la sociedad actual crece como la mala hierba; solo haciendo crecer a su lado los árboles robustos y frondosos de una planificación eficiente, una amplia y creciente participación social, una juridicidad adecuada, políticas sociales justas y viables, educación ciudadana, consumo saludable y responsable, un paradigma humanista de bienestar, desarrollo sustentable y amigable con la naturaleza, podrá controlarse y aprovecharse el tiempo que sea necesario en la perspectiva de cambiar completamente las reglas, la cultura y alcanzar a un modo de vida superior.

Pero, claro está, es un reto muy difícil, sobre todo cuando en el mundo predomina el mercado capitalista y son múltiples y variadas sus influencias en el orden subjetivo. Por eso, si el papel de una planificación flexible en el futuro será el de acomodarse a cada nueva exigencia del mercado sin constituir ella misma un instrumento socialista de participación ciudadana, de consenso, de preservación de los valores socialistas, entonces el rasgo distintivo de la economía cubana lo será el mercado y no la planificación.

¿Dónde poner el énfasis?

La clave del éxito está en que el desarrollo y la aplicación de los Lineamientos estén a tono con la mentalidad de intercambio de equivalentes existente en la sociedad cubana y no simplemente en reclamar un cambio de mentalidad. La mentalidad cambiará con las nuevas prácticas. Sobre esto me referiré al final cuando trate el discurso político del cambio. En otras palabras, que las estructuras, modos organizativos, objetivos y tareas previstos se correspondan con la capacidad de los individuos de reaccionar positivamente ante las oportunidades que ofrece el modo en que está organizado el metabolismo socioeconómico.

Los cambios que aparecen en los Lineamientos y los próximos que se realicen deben mantener la virtud de corresponderse con la sociedad real que tenemos hoy, con la personalidad del cubano de hoy, lo contrario sería condenarlos al fracaso desde el principio.

El reconocimiento de la existencia de una psicología del intercambio de equivalentes, la ampliación del papel de las relaciones mercantiles, pone más en manos de la sociedad civil y permite que el Estado tenga la oportunidad de ser más eficiente. El Estado deberá distanciarse de la sociedad civil lo suficiente como para poder ejercer, a nombre de todos, el arbitraje del metabolismo socioeconómico de la sociedad. Esto requiere el reconocimiento de que el Estado es incapaz de procesar toda la información que se requiere para adoptar fluidamente las mejores decisiones en los asuntos fundamentales de la sociedad.

¿Cómo puede ser el Estado más eficiente cuando cederá importantes cuotas de poder a la sociedad civil? O, de otro modo, ¿Puede ser el Estado más eficiente si concentra menos poder?

Para intentar una respuesta a esta pregunta, lo primero es definir cuál o cuales poderes se descentralizan, se redistribuyen poniendo más en manos de los colectivos laborales, las comunidades, etc.

La capacidad, el poder de emitir leyes la retiene el Estado en representación de toda la sociedad o se verifica a través de un referendo. Ningún colectivo, ninguna comunidad, puede sancionar leyes válidas para toda la sociedad. La Constitución de la República tampoco puede ser modificada por nadie en particular.

La concentración de mayor poder que el necesario conduce inevitablemente a la ineficiencia.

Ya ha quedado suficientemente esclarecido que los organismos de la administración central del Estado no pueden controlarlo todo. De este modo, no puede decidirse centralmente todo lo que ha de hacer el Poder Popular en los consejos populares de zona, ni puede definirse centralmente lo que se ha de sembrar en toda la tierra cultivable del país, ni pueden decidir sobre todas las ganancias de los colectivos laborales.

Al abrir un espacio mayor a las relaciones mercantiles, es imprescindible también descentralizar las responsabilidades de las personas, los colectivos y las comunidades. Habrá mayores oportunidades, pero también mayores  obligaciones.

No es el propósito de este trabajo definir todas las variantes de la descentralización de cuotas de poder, imprescindible a tono con la ampliación de las relaciones mercantiles y con el propósito de una mayor eficiencia en el metabolismo socioeconómico de la sociedad cubana que entrañan los Lineamientos, sino solo señalar de qué estamos hablando. Algunos ejemplos pueden ilustrarlo.

En el poder popular:

Significa, por ejemplo, descentralizar el presupuesto del Poder Popular hasta nivel de municipio y consejo popular de zona y abrir el espacio a la participación directa de la ciudadanía en la definición de en qué, dentro del marco establecido por las leyes, invertir esos recursos. No se trata de si alcanzarán solamente para eliminar los baches de una calle o reparar una escuela, pero no es algo que se decidirá centralmente, que tenga que esperar por el parecer de un ministerio cuyos integrantes en capacidad de decidir no viven en el lugar. O también que los ciudadanos de una circunscripción puedan hacer por decisión propia aportes mayores al consejo popular de zona para, dentro de la ley, realizar cualquier acción en beneficio de la localidad. Las diferentes contribuciones no tienen que provenir solamente de la actividad empresarial o del presupuesto general del Estado, también pueden provenir de donaciones de los munícipes.

Pero esta descentralización de poder no debe significar un cambio en el modo de reproducir los órganos de poder actualmente vigente en el país y que ha probado, más allá de su posible y necesario perfeccionamiento, ser un mecanismo eficiente, justo y reconocido por la ciudadanía.

En efecto, el predominio de la propiedad social y los fundamentos universalmente participativos de la sociedad cubana, son la base de la plena igualdad política de los ciudadanos y, en consecuencia, de sus potencialidades para formar parte de los órganos de poder popular a todos los niveles,  participar con esos derechos de los procesos de renovación de éstos, lo que incluye ser elegidos para esos órganos. La decisión política de no permitir la reelección por más de una vez, confirma la voluntad de ampliar las vías de participación de la población en estos órganos.

La diferenciación socioeconómica que tendrá lugar como resultado normal de la ampliación del papel de las relaciones mercantiles en la sociedad no debe significar un empoderamiento asimétrico de ningún sector social en particular. Los méritos sociales seguirán siendo el factor de diferenciación para ser postulados en los procesos electorales y en consecuencia formar parte de los órganos de poder.

La medida de separar las funciones políticas de las administrativa-económicas resulta vital para el perfeccionamiento de los órganos del poder popular.

No obstante, es necesario someter a un análisis crítico otros aspectos del funcionamiento de los órganos de poder.

Los períodos de sesiones de los órganos del poder popular deben contemplar más tiempo para ampliar y profundizar los debates antes de adoptar las decisiones.

La labor de las comisiones de candidaturas que se constituyen para el proceso de reproducción de los órganos de poder mediante las elecciones periódicas debe poner un mayor énfasis, dentro de los necesarios méritos sociales, en las capacidades de los propuestos y ver la función de representar a la población, no en la procedencia social o función social del posible candidato, sino en sus capacidades para ejercer esa representación. Eso significa el reconocimiento de una mayor igualdad de todos los ciudadanos para cumplir esas funciones. No es probable una relación directa entre el lugar que un ciudadano ocupa en la división social del trabajo y su capacidad para representar los intereses de las mayorías. A su vez, la información necesaria para tomar las decisiones debe provenir del contacto directo de los diputados provinciales y nacionales con la sociedad, con los procesos en curso y naturalmente de las estructuras especializadas.

En la organización empresarial:

Las formas en las que la planificación como hecho nacional debe realizarse a escala territorial y empresarial debe tener la diversidad que implica la existencia de diferentes producciones, tecnologías, condiciones locales, oportunidades en el mercado nacional e internacional, etc., el plan de una empresa debe ser el resultado del consenso entre las necesidades y objetivos nacionales, los territoriales y los del colectivo laboral.

Al asumir el colectivo laboral el compromiso de realización de un plan de producción de bienes o servicios, está adquiriendo también la responsabilidad de cumplirlo en cantidad, calidad y eficiencia.

Toda sociedad necesita para su existencia que no se retribuya a cada uno por lo que hace, porque ello significaría impedir la inversión que es imprescindible para mantener el todo social. Toda sociedad requiere acumulación de recursos y su inversión, en educación, salud pública, infraestructura, desarrollo, etc. Lo que ocurre es que si el capitalismo invierte bajo la égida de los intereses individuales y corporativos, agrediendo la naturaleza y el ser humano y montado sobre un consumismo dirigido a crear necesidades artificiales, el socialismo debe hacerlo a través del consenso social y la racionalidad, protegiendo la naturaleza y procurando la salud y el bienestar social.

Pero además de lo que se necesita para invertir con una perspectiva del conjunto social, la decisión contenida en los Lineamientos de que una parte de las ganancias de la empresa debe quedar a disposición no del director o del consejo de dirección, sino de todo el colectivo laboral para que éste decida, dentro del marco de las leyes vigentes, donde quiere invertirla y que nadie pueda revocar esa decisión. Esa es una de las vías principales para fortalecer la convicción de propietarios colectivos en los trabajadores.

Asimismo que una comunidad pueda estar en capacidad, dentro de la ley, de crear una empresa, de propiedad social, que considere necesaria para ejercer alguna función económica, sin que nadie pueda revocar esa decisión.

El partido también debe cambiar

En las condiciones de Cuba, cuyas posibilidades de mantener un proyecto propio de nación requieren inobjetablemente salvaguardar la plena independencia y soberanía nacional, la cohesión política es indispensable, y esta a su vez, depende de mantener el sistema político que ha posibilitado un rumbo independiente, políticas sociales justas y el consenso de las mayorías alrededor del proceso revolucionario.

Cualquier enfoque que desconozca el papel de la cohesión política en una configuración regional y mundial como la actual en la que afloran con meridiana claridad las amenazas del empleo de múltiples formas de violencia  imperialista, que no excluyen la militar, queda anulado por incauto o por mal intencionado. Si la política tuviera mandamientos, el primero sería "No ser ingenuo".

Esa cohesión, imprescindible para realizar un genuino proyecto de nación "con todos y para el bien de todos", que responda a los más esenciales intereses de las grandes mayorías del país, a su cultura, a su identidad, ha tenido al Partido Comunista de Cuba como su principal garante.

Como he afirmado en otras ocasiones, y reafirmo ahora, no es condición sine qua non para orientar el desarrollo social en dirección al socialismo que haya un solo partido, tampoco es condición para que haya democracia y libertad, para que no florezcan el burocratismo y la corrupción, que haya más de uno. Lo que sí es imprescindible es que haya cohesión política, una ideología revolucionaria y amplia participación popular en todos los aspectos.

En Cuba por razones históricas conocidas sobre las cuales no es preciso ahora abundar, hay un solo partido político reconocido por nuestra Constitución, al cual también por mandato constitucional, pero también histórico y político, se le confiere el atributo de ser fuerza rectora superior de la sociedad cubana. Tal mandato validado por la Constitución, hace de esta -en ese propio acto- la entidad que otorga esa calidad, de donde se concluye que es dentro de ella, dentro de la legalidad que ella establece, refrendada por el voto ampliamente mayoritario de la población, que el Partido puede ejercer su mandato de fuerza superior, es decir, no superior a la Constitución misma sino sobre su basamento. El Partido es garante del cumplimiento de la Constitución.

El que en Cuba no haya más de un partido político, o como suele decirse: "pluripartidismo", no quiere decir que no haya pluralismo político. No significan lo mismo pluripartidismo y pluralismo político, es decir, libertad de pensamiento y palabra en cuestiones políticas.

El modo deliberadamente confusionista con el que la ideología neoliberal interpreta el concepto de pluralismo político lo reduce a la existencia de varios partidos políticos, independientemente de que todos (salvo excepciones que no pongan en peligro el statu quo) tengan una posición que no cuestione las bases del sistema. La existencia de varios partidos políticos en sociedades donde predomina la propiedad privada y hay intereses corporativos enfrontados, tienen la misión principal de favorecer desde el Estado y el Gobierno los intereses que representan en detrimento de los intereses sociales generales.

Luego de décadas de práctica política revolucionaria, la sociedad cubana ha prescindido, sin molestias, del pluripartidismo estéril, ha logrado el predominio de una cultura política que es consciente del valor de la cohesión y la fraternidad, y en el eje de ese proceso ha estado siempre presente con un papel señero, el Partido Comunista de Cuba.

Claro está, no puede pensarse que el partido haya sido el eje político principal del país, primer responsable de los éxitos y de los fracasos, de las virtudes y de los errores y que en un momento de cambios estructurales, de rectificación, el partido, sus estructuras y sus cuadros y dirigentes no tengan que cambiar, o que los cambios que haga no sean de igual magnitud y profundidad que los que se exigen a la sociedad en su conjunto.

La medida de separar claramente las funciones administrativas económicas de las políticas constituye un objetivo fundamental que será difícil de poner a punto y que requerirá de la mayor vigilancia y de las acciones que hagan falta para su aseguramiento.

Pero hay que ir más allá. El partido necesita cambiar sus métodos y estilo de trabajo, algo que ciertamente se ha repetido en otras ocasiones sin que se hayan hecho nada sustantivo.

No es objeto de este ensayo el tratamiento exhaustivo de un tema que, por demás, es el contenido de la próxima conferencia de Enero del año entrante, actualmente en fase de análisis en las bases.

Solo es preciso señalar que los cambios necesarios tienen que ver con el partido en su conjunto, con sus estructuras, métodos, estilo de trabajo, política de cuadros, funciones, interrelaciones con las demás instituciones de la sociedad política y de la sociedad civil, con el modo de debatir los temas políticos en la sociedad cubana, con el papel de los medios de comunicación social y muchos otros aspectos.

El eje está en comprender que han cambiado los tiempos y que debe cambiar el sistema en su conjunto, incluyendo al partido, para dar la mejor respuesta a los desafíos actuales, lo que implica ante todo preservar y fortalecer la unidad ideológica y política de las mayorías ciudadanas.

El modo con el que se decidió el abordaje de los cambios necesarios en la sociedad cubana trae desafíos muy importantes para la próxima Conferencia del Partido Comunista de Cuba, ya que sus decisiones ahora deberán corresponderse, acoplarse y mutuamente adaptarse a lo ya aprobado por el pueblo en los Lineamientos.

El discurso político del cambio

El discurso político suele interpretarse a partir del contexto social en el que interactúa con los destinatarios y es una categoría que sirve para conceptuar el proceso de producción y distribución de mensajes políticos a todos los niveles del funcionamiento social.

En consecuencia, el discurso político tiene lugar en la calle, en el barrio, en lugares públicos, en la familia, en los centros de trabajo, en una comunidad, en una zona, en un municipio, en fin en cualquier parte, y existe una diversidad infinita de particularidades.

Pero el discurso político que está en los medios, el que se socializa a través de la prensa, la radio, la televisión, expresa las grandes directrices, pero no abunda en el enfoque de la diversidad de contextos y de problemas. Las directrices y los ejes fundamentales de los cambios son explicados públicamente por el Presidente cubano y algunos de sus más cercanos colaboradores en la ofensiva política para impulsar los Lineamientos, pero es muy pobre la participación pública de otros cuadros con sus propios juicios, fertilizando el intercambio de ideas con sus propios enfoques y criterios, incursionando con iniciativa política en el proceso de interpretación, aplicación y análisis crítico de la marcha de los Lineamientos.

Cuando se produce alguna intervención pública por lo general se diagnostica el estado de la situación abordada y se recuerdan los Lineamientos que corresponde aplicar, seguidos de los pasos para hacerlo, pero suele escasear la contextualización adecuada de lo que se está tratando, el filo de sus complejidades, las aristas, los peligros, las múltiples respuestas y las nuevas preguntas.

Un panorama político con una mayor riqueza de enfoques serviría para orientar mejor todo el proceso de transformaciones y para encarar más cercanamente el debate público en el que tiene lugar una diversidad de discursos políticos.

Naturalmente, el discurso político no puede dejar de contener lo primero y fundamental que es la explicación de lo que se quiere hacer, del propósito que se quiere lograr y cómo hacerlo eficazmente. Toda la riqueza del discurso político alrededor de los Lineamientos tiene como eje las decisiones adoptadas, pero ellas mismas, como ha recordado el compañero Raúl, son perfectibles, y solo el seguimiento de los procesos permitirá elucidar las carencias, evidenciar los errores y mejorar las prácticas.

Pero también en el proceso de elaboración del discurso político es preciso tener en cuenta las transformaciones que tienen lugar hoy en la esfera comunicacional de la vida social. Apunto dos características de la configuración actual de la comunicación cotidiana: la demanda de concreción y sustantividad de los mensajes y el papel creciente de la imagen.

En el mundo de hoy, y muy particularmente en las generaciones más jóvenes, solo se aceptan mensajes breves y sustantivos. Las ocupaciones de las personas, sus esferas de interés, crecen constantemente y en consecuencia el tiempo de cada quien es un recurso escaso. Un mensaje cargado de excelentes contenidos y construido con la mejor de las intenciones, si es largo, si no va al grano directamente, puede perder la oportunidad de ser atendido.

No se trata ya de que los mensajes sean coherentes, relevantes para el público, transmitidos con elegancia y oportunamente, sino además que sean breves.

La segunda característica, el manejo de la imagen, cobra una importancia mayor en relación con el lenguaje escrito o hablado, que no pierden vigencia, pero sí capacidad relativa de influencia en numerosos espacios del público.

En consecuencia, el discurso político para mantener o incluso incrementar su influencia, debe tener en cuenta estos cambios en las prácticas y preferencias de la población.

Muchas veces un filme transmite y consolida valores con mucha más eficiencia que una serie de clases o de conferencias. La combinación de la imagen, con el sonido y el lenguaje, la creación de escenarios visuales específicos para acompañar el texto. La creciente preponderancia de la imagen en la comunicación, de la combinación de esta con el sonido, lejos de distanciarse de la ideología, está íntimamente vinculada con ella, constituyen el mensaje con su intencionalidad y son parte de el al enmarcarlo en un contexto congruente con el contenido lingüístico de su significado.

Lo anterior no excluye una afirmación fundamental: no hay mejor discurso político del cambio que el cambio mismo, cuando se realiza con eficiencia, cuando se piensa exhaustivamente cada paso, se acompaña y se rectifica oportunamente.

Toda la actividad ideológica y política y el discurso ideológico y político que sirve de correlato a los cambios deberán, por tanto, ser concretos, referirse a los asuntos en curso, explicarlos en su contexto, profundizar en sus argumentos y efectos; es a través de la práctica de la aplicación de los Lineamientos que podrán realizarse los valores ideológicos y políticos del socialismo en Cuba.

Los medios de comunicación

El discurso político no es solamente el de las tesis, resoluciones, intervenciones de las figuras políticas más representativas del país, y el que se produce en la comunicación social cotidiana, sino también el discurso que tiene lugar a través de la noticia, del reportaje, la crónica, el Editorial, la columna, etc.

Uno de los asuntos que deben ser analizados con urgencia para lograr una correspondencia con los requerimientos de la actual coyuntura es el de la labor de los medios de comunicación.

La sociedad cubana se precia con toda razón de ser culta y políticamente informada. Hoy en día nuestros medios de comunicación social reportan con claridad los acontecimientos que se producen en otros lugares del mundo; por ejemplo, los reclamos pluripartidistas en Siria y cómo el gobierno los ha reconocido, o el proceso político socialista bolivariano en el que existe una prensa de oposición, informaciones todas que se ofrecen con plena confianza en la capacidad del pueblo cubano para discriminarla, contextualizarla e interpretarla conciente y racionalmente, comprendiendo las diferencias entre esas realidades y la nuestra. Sin embargo, no se aprecia la misma confianza para enriquecer el producto de nuestros medios de comunicación social con análisis que cuestionen nuestra realidad.

Lo que está ocurriendo hoy en la prensa cubana es que esta sigue -salvo excepciones- sin reflejar adecuadamente el país real; siguen sin aparecer en nuestros medios suficientes trabajos críticos constructivos, que analicen rigurosamente las realidades que abordan, que toquen dentro de los temas específicos las causas más profundas. La crítica se reduce a casos delimitados, en ámbitos reducidos, cuyas causas se atribuyen al comportamiento específico de personas, pero quedan habitualmente en la superficie los temas esenciales que explican las coordenadas más profundas que hay que cambiar.

La explicación por la cual sigue ocurriendo eso en la prensa cubana no puede ser otra que la persistencia de los mismos viejos hábitos del secretismo y del triunfalismo, de no reconocer la natural existencia del conflicto, y que expresan el temor, por diferentes motivos, al aireamiento de los problemas, y significan en el fondo la subestimación de la opinión pública.

Los medios siguen sin reflejar la polémica social. Ese mismo público en el que se confía para ser informado sobre los temas de otros países, parece ser otro cuando se trata de tocar temas de interés nacional.

Ese falso paternalismo vitando mina la confianza del público en los medios, cultiva la mala hierba de la autocensura, empobrece la subjetividad de la ciudadanía, demerita la labor de la prensa y conspira contra la eficiencia de los cambios que propugnan los Lineamientos.

Palabras finales

La defensa de los valores de la ideología revolucionaria cubana tiene sentido y fuerza simbólica cuando estos se prueban en la realidad misma en la que juegan su papel orientador y regulador, de lo contrario quedan como enunciados vacíos, formales, suelen producir cansera y no pocas veces resultan contraproducentes.

Los cambios estructurales que tienen lugar hoy en la sociedad cubana a partir de la aplicación de los Lineamientos consensuados con el pueblo, necesitan un correlato ideológico político que complemente la articulación eficiente de las actividades socioeconómica, organizativa y jurídica normativa. La aplicación de los Lineamientos es hoy el proceso principal donde se está forjando el futuro de la sociedad cubana; es fuente de desafíos, pero también nutre la experiencia política de la nación y la propia ideología de la revolución cubana.

Los cambios estructurales en la actividad económica de la sociedad cubana contenidos en los Lineamientos son decisivos para el futuro socialista del país. Su aplicación eficiente constituye hoy el centro de la actividad ideológica y política.

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Licenciado en Ciencias Políticas, Diplomado en Teoría del proceso ideológico, Dr. En Ciencias Filosóficas. Vicepresidente de la Cátedra de Comunicación y Sociedad del Instituto Internacional de Periodismo José Martí.

No hay espacio ni es la finalidad de este breve ensayo entrar en las particularidades de las vías de distribución del producto social en el socialismo. Algunos aspectos referidos a ello pueden encontrarse en mi libro "La Persona y el Programa del Socialismo en Cuba", Editorial Vadell y Hnos, Caracas, 2010.

En la carta que Engels escribe a Starkenburg el 25 de Enero de 1894, expresa que: "No existe pues, como se le quiere imaginar aquí y allá, por simple comodidad, un efecto automático de la situación económica; por el contrario, son los propios hombres los que hacen la historia, pero en un medio dado que los condiciona, sobre la base de relaciones verdaderas y preexistentes, entre las cuales las condiciones económicas, tan influenciadas como puedan serlo por otras condiciones políticas e ideológicas, no son menos determinantes, en última instancia, y constituyen de una punta a la otra el hilo conductor que es el único que lo capacita a uno para comprender."

"b) Los propios hombres hacen su historia, pero hasta aquí no la hacen siguiendo una voluntad colectiva, de acuerdo con un plan conjunto en el marco de una sociedad determinada, de contornos precisos. Sus esfuerzos se contrarrestan, y esta es precisamente la razón por la cual reina, en todas las sociedades de este género, la NECESIDAD cuyo AZAR es, a la vez, el complemento y la manifestación."

Los redactores de la Comisión Gulbenkian, criticando el sobredimensionamiento del papel de los agentes sociales que defienden los posmodernistas a través de los estudios culturales, concluyeron que la búsqueda de la coherencia histórica seguía siendo obligatoria para una ciencia social histórica reconstruida. Por su parte, el destacado sociólogo Pierre Bourdieau reconoció que a menudo lo dejaba perplejo el grado en que las cosas en la sociedad estaban predeterminadas.

Carlos Marx, "Contribución a la crítica de la economía política", Editorial de Ciencias Sociales, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1975, p.10

Ibídem.

Ibídem.

Ídem, p. 12

Ídem, p. 12

Ídem, p. 14

István Mezsárós, "La teoría de la enajenación en Marx", Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2005, p.297.

Al respecto de este proceso puede consultarse el libro de mi autoría Cuba-Ideología revolucionaria, Editora Política, La Habana, 2000.

En los años de mejor calidad de vida de los cubanos en la década de 1980, si el Estado vendía al ciudadano una lata de leche por 25 centavos a través de la libreta de abastecimientos subsidiados y este no la empleaba para sí, no la vendía a otro por los 25 centavos, sino que lo cambiaba por una bolsita de café o por una cajetilla de cigarrillos, es decir, por algo que tuviera un valor más o menos equivalente. La política de subsidio igual para todos no fomentó el cambio de mentalidad. Los ejemplos de esta realidad son innumerables.

En una conferencia ofrecida en 2006 en el Seminario Ideológico Nacional del Sindicato de Trabajadores de la Cultura, con el título "La propiedad social como cultura en la transición socialista cubana", convertida luego en un ensayo pendiente de publicación desde 2008 en la Editora Política,  en el acápite d- Derechos y deberes, pérdidas y ganancias se plantea:

"Este otro ángulo de la relación del trabajador con la propiedad social a través de la organización económica, productiva o de servicios en la que realiza su aporte a la sociedad, debe ser igualmente estudiado en profundidad y sin obligada sujeción a experiencias anteriores, sin detrimento de que aspectos importantes de ella se confirmen o ratifiquen.

"Un principio importante del socialismo es el de la solidaridad. Bajo este imperativo, la sociedad tiene deberes para con los ciudadanos. Para poder cumplir estos deberes, la sociedad no tiene otra vía que el aseguramiento de su reproducción por parte de los ciudadanos mismos. Tal dialéctica conduce a la conclusión de que si bien la sociedad tiene deberes para con los ciudadanos, los ciudadanos los tienen también para con la sociedad.

"En el colectivo laboral, por ejemplo, de una empresa productora de bienes de consumo, esto se traduce en la importancia del cumplimiento de los planes encaminados a la satisfacción de necesidades previstas de la población, de hacerlo con la calidad requerida, con las garantías que el caso requiera.

"Si tales finalidades sociales se cumplen, las producciones se realizan satisfactoriamente y se obtienen ganancias, los trabajadores de ese colectivo laboral deben tener el derecho correspondiente a participar de esas ganancias en la medida en que haya sido ello establecido en el convenio colectivo de trabajo, o en el acuerdo correspondiente de la entidad en cuestión.

Pero del mismo modo, si no se cumplen los planes en cantidad o calidad, si el producto no se realiza según lo previsto y en lugar de ganancias hay pérdidas, el colectivo laboral debe enfrentar esta realidad.

"Los modos en que esas eventuales altas y bajas se asimilen por el colectivo laboral pueden ser muy diversos. Puede incluso que una determinada entidad disponga de un fondo, un monto de recursos financieros propios, acumulado para compensar eventuales pérdidas y poder continuar ejerciendo su actividad sin contratiempos, pero tales recursos deben ser entonces respetados por los organismos superiores de la administración del Estado y su empleo debe ser objeto de decisiones discutidas y aprobadas por el colectivo laboral, según establezca el reglamento de la institución.

"Si hay pérdidas y no se reparten ganancias es algo elemental, pero la convicción de propietario colectivo, tiene que dar cuenta no solo de los momentos en que la gestión de la propiedad aporta ganancias y se distribuyen beneficios, sino también cuando hay pérdidas éstas deben sentirse en el colectivo laboral y en los trabajadores individualmente.

"¿Cómo puede alguien experimentar realmente la condición de dueño si no siente el peso real de lo que significa no lograr los objetivos económicos en el lugar donde trabaja?

"El principio de retribución con arreglo al trabajo pasa por la dialéctica de las ganancias y las pérdidas. No se trata solamente del aporte concreto, del pago por el trabajo. Eso lo hace igualmente la sociedad capitalista y el trabajador en ella está enajenado. Entre los métodos novedosos de la relación capital - trabajo en el capitalismo tardío, está el de convertir a los trabajadores en pequeños condueños de la empresa donde trabajan, a través de la venta de acciones, lo que combinan con fórmulas de tratamiento personalizado. Nunca llegan a tener ninguna capacidad de influir en las decisiones, las cuales siempre se toman por los grandes accionistas, que son los grandes capitales. Los trabajadores siguen tan enajenados o más que antes, solo que ahora, si la empresa pierde ellos también pierden los ahorros logrados con mucho esfuerzo ahora invertidos en los destinos de la empresa que los explota.

"El socialismo elimina esa relación, pero la enajenación puede también producirse si el trabajador no enfrenta los destinos de su colectividad económica con la real responsabilidad de su condición de dueño.

"Los colectivos laborales que producen bienes y servicios no son simplemente eslabones técnico - productivos, organizados de modo tal que puedan hacer su función económica, son eso, pero son algo más, consisten también en nodos socioeconómicos que adquieren, necesitan, capacidad de autorregulación, crean lazos funcionales y afectivos de la más diversa índole, tienen necesidad de autonomía en su actividad, desarrollan una cultura específica, una historia propia, rasgos distintivos propios, se auto reconocen como unidades económicas y como colectividades y producen bienes o servicios que se venden y, por consiguiente, aunque enmarcados en el sistema económico global socialista que los regula a través de mecanismos como el de los precios y por las normas distributivas, su trabajo no es directamente social, sino a través de su realización como mercancías.

"¿Cómo se puede enfrentar la realidad de la división social del trabajo y de la existencia de individuos desiguales en la transición socialista, si no se asume como necesaria la continuidad del intercambio mercantil dentro de las reglas globales distributivas que desarrolle la práctica socialista, lo cual se extiende obviamente a la empresa, a la unidad económica, con las consecuencias autonómicas inevitables?

"Una lógica elemental nos dice que si todos los colectivos laborales productores de bienes y servicios funcionan bien, cumplen sus planes, su misión social, realizan su producción, entonces la economía nacional tiene las premisas adecuadas para funcionar bien. Si las células del tejido son saludables el tejido también lo será. La pregunta lógica entonces es: ¿Cómo en cada caso debe estar organizada la célula para que pueda funcionar bien? Y esa organización tiene que jugar con el ser humano, con los trabajadores que la hacen vital. Lo que no se anude ahí constituirá un obstáculo en el metabolismo económico socialista.

"El colectivo laboral encarna el derecho y voluntad de la sociedad de explotar determinadas instalaciones y actividad económica, que son propiedad de toda la sociedad, y en esa medida también encarna al propietario colectivo en forma de colectivo laboral responsable.

"Esa dialéctica, si se practica consecuentemente y responde a un sistema socioeconómico en el que hay una medida del valor que sea funcional, un balance adecuado en los precios de los productos, en resumen un metabolismo económico saludable, debe contribuir a que se desarrolle y consolide la convicción de propietarios colectivos entre los miembros de los colectivos laborales. Esa práctica nada tiene que ver con temores pequeño-burgueses de que algún trabajador obtenga beneficios "desmedidos", todo lo contrario, debe alegrarse de que los trabajadores obtengan más, porque es señal también de que han aportado más y ello está plenamente considerado dentro de la ética socialista.

"La libertad del individuo de emplear sus ingresos, los que obtiene por su trabajo, en aquello que mejor le plazca: su vivienda, sus vacaciones, es el modo natural de transformar en satisfacción personal y familiar su esfuerzo. No puede reconocerse a la familia como célula básica de la sociedad y negarse la posibilidad de su realización particular, en los marcos de la ley, de una ley que tiene que ser consensuada y correspondiente con las condiciones materiales y culturales de la sociedad realmente existente.

"La recuperación del valor del trabajo como fundamento de la recuperación del trabajo como valor es el abecé del marxismo, de la concepción materialista de la historia, de la dialéctica materialista. Constituye esa ética "de carne y hueso" que parte de la práctica de los seres humanos y de allí obtiene sus principios." Ver folleto publicado para ese seminario, pp. 41-45.

Tal es el caso de la filmografía del destacado realizador cubano Fernando Pérez, películas como Suite Habana o José Martí - El ojo del canario, transmiten con singular eficiencia importantes valores humanos inscritos en la ideología de la revolución cubana.

Se han publicado 6 comentarios



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  • carlos e. bischoff dijo:

    Tengo, naturalmente, que releérmelo diez veces. Pero de estas dos lecturas iniciales, la primera muy golpeadora, la segunda un poco más detenida, debo decir que el análisis me parece, sencillamente, brillante.
    "El marxismo no es un dogma, sino una guia para la acción", decía el que lo decía, y cuanta razón tenía en ésto. Crear propuestas, Lineamientos sobre el análisis concreto de situaciones concretas, cuanto más necesario frente no solo a posibles errores y rémoras propias, sino en la construcción socialista ante el derrumbe de la Urss -que bien haría méritos para un análisis particular que podría redundar en enseñanzas de por lo menos como no proceder en unas cuantas cosas-, el rumbo de otras construcciones como China o Vietnam, otras experiencias en América Latina, etc.
    Resulta muy difícil opinar desconociendo la realidad palpitante de la vida diaria en Cuba, el particular desafío de la cotidianidad de un trabajador o trabajadora cubanos. Debo guiarme, así, por lo escaso y en algunos momentos muy nauseabundo que proporciona la prensa de donde uno vive, lo que pueda escarbarse de alguna relativamente independiente, o la que logre de estos medios a que se accede via internet de la Isla.
    Pero tengo toda la sensación, con éste análisis, que el desafío planteado a la construcción socialista en Cuba en este momento, es de altura. Y estar a la altura del mismo, requerirá un esfuerzo que obliga, de arranque, a plantearse los problemas tal como creo que se hace en el mismo. A no temerles aunque sean peligrosos. Que como bien se señala,lo son. Hay mucha "ideología" conservadora, neoconservadora y aún "progresista" frotándose las manos frente al "reingreso de Cuba al capitalismo". Que los Lineamientos sean capaces de traducirse en políticas activas de construcción socialista derivará, en mi modesta opinión, de la capacidad de la dirección no solo para elaborar el discurso, sino para transformarlo en acción del colectivo.
    Y he allí, precisamente allí donde puede radicar el principal escollo. No en el colectivo, sino en la dirección. Porque lo que el análisis me deja, es que, sin duda también por todos los motivos que se señalan -dificultades gruesas devenidas del bloqueo, el derrumbe de la Urss, etc.-, la integralidad del desarrollo de aquel ser humano que proponía como objetivo el Che es todavía una cuenta pendiente. Cuenta parcial, también sin duda. Pero cuenta.
    Desde lejos, precisamente por no poder sentir ese palpitar cotidiano, y por lo que me deja el análisis, allí puede estar lo difícil.
    Tengo, sin embargo, una enorme confianza en el pueblo cubano. Uno hace una elemental comparación dentro de lo poco que puede, entre un trabajador que haya venido a España desde Cuba y uno de cualquier país del Este de Europa o la propia Rusia, gente común, no cuadros teóricos o políticos sino el común, el como uno, y comprende muy rápidamente las diferencias de construcción. Y entonces la confianza crece.
    Y sobre ella, análisis como el que aplaudo -ya le encontraré algún defectillo, uno con la edad se pone quisquilloso-, ayudan a confiar que ¡Viva la Revolución Cubana! no es solo un justificar la vida.
    Un saludo

  • Pedro T. Palet Rabaza dijo:

    Darío:
    Primera vez que leo un análisis serio sobre los Lineamientos que esté suficientemente desmenuzado en sus muchas aristas. Me ayudó a comprender mejor algunas cosas, aunque me sembró nuevas dudas en otras tantas. Ojalá que enfoques como el suyo trascendieran pronto las paginas de la web y comenzaran a debatirse ampliamente ante las cámaras de televisión.Ganaríamos todos en comprensión. Me permito sugerirle que en otra oportunidad amplíe usted un poco mas la explicación sobre un aspecto clave de los Lineamientos que a nivel del cubano de a pie todavía no se comprende bien y que por ello es motivo de escepticismo, ó de sana preocupación: de dónde el país va a sacar el dinero para implementar la mayoría de los Lineamientos que dependen de inversiones y no solo de cambios organizativos? Tendremos al ahorro como única fuente?

    En su artículo se afirma: "El Eje fundamental de los Lineamientos y …..de la eficiencia que se quiere alcanzar, lo constituyen la racionalidad y el ahorro.” Y mas adelante se reitera la idea: ...“la principal fuente de financiamiento para el desarrollo del país es el ahorro” Muchos podrán coincidir o no con ese apotegma "ahorrista", pero tambien muchos pensamos que -ademas de lo que seamos capaces de ahorrar- necesitamos nuevas fuentes de financiamiento para poder implementar una buena parte de los Lineamientos. La preocupación es que sin una fuente de financiamiento importante que nos permita invertir en desarrollo, el país no podrá avanzar a un ritmo adecuado en la implementación de muchos Lineamientos. Por ejemplo, cuando se revisa la Política de Turismo (una de las grandes esperanzas), si hacemos una simple operación de aritmética, nos percatamos que al menos dos tercios de los lineamientos de desarrollo turístico dependerán, para materializarse, de que previamente el pais acometa cuantiosas inversiones. He tratado de indagar al respecto con periodistas de Granma y Juventud Rebelde, pero no he recibido respuesta alguna, seguramente porque estan muy ocupados en reportar sobre los viejos problemas de hoy(los salideros, las multas a los cuentapropistas,la burocracia, etc), o quizá no estan especializados en analizar nuestro futuro inmediato.Espero que usted o algun colega suyo de la Facultad de periodismo me pueda comentar y aclarar alguna cosa sobre esta honda preocupación que muchos cubanos compartimos. No puedo dejar de expresar aqui mi total acuerdo con el comentario de Carlos E. Bischoff que, motivado por su artículo, escribió desde España poniendo el dedo en la llaga: “Que los Lineamientos sean capaces de traducirse en políticas activas de construcción socialista derivará, en mi modesta opinión, de la capacidad de la dirección no solo para elaborar el discurso, sino para transformarlo en acción del colectivo.” De momento, para muchos cubanos como yo, los Lineamientos son solo "la letra" del discurso. Ahora parece que ya es tiempo de ponerle la "música"

  • desinformado dijo:

    muy bien

  • Victor Proenza Domínguez dijo:

    Excelente artículo, diría que es uno de los que más me han llamado la atención por el contenido y el análisis profundo en todos los aspectos en cuestión. Mi objetivo no es criticar, opinar diferente puesto que considero se ha tratado de abordar estos temas con mucha precisión. Mi apoyo y respeto al periodista por su detallada información.

    Solo quisiera abordar un tema que me impactó en cierto sentido y cito:

    Los miopes que ven superficialmente el concepto del materialismo histórico acerca del determinismo económico en última instancia, quieren probar su falsedad “demostrando” cómo detrás de una acción concreta de un individuo o grupo de individuos, no siempre está presente la causa económica. fin de la cita.

    Está claro que en un Estado es como una casa, su techo la superestructura donde se ubica el Estado, el Derecho , la Política, Cultura y su gran base o como lo conocemos los cubanos como ¨zapata¨ es la economía y esta es determinante -dicen algunos- ¨en última instancia¨. Ahora bien, en mi práctica durante 2 años(2009-2010) como trabajador social pude apreciar ¨cómo detrás de una acción concreta de un individuo o grupo de individuos, no siempre está presente la causa económica¨, ¿cómo?, pues porque no todos los procesos de la sociedad están determinados por la economía, los cambios y transformacionales sociales, pudimos constatar que transformaciones en individuos, comunidades y grupos de personas realizaban cambios en su vida familiar y en su contexto social y no mediaban valores materiales por el medio, que hacían falta esos medios, pues claro está, se hubiese realizado más fácil pero sin ellos también se realizó, querer reducir toda la vida tan compleja a términos económicos es un error que pesará más tarde, no quiero decir que cometamos el mismo, pues considero que lo primero es nunca perder las conquistas sociales de nuestro socialismo.

  • Linares dijo:

    Excelente material, nos brinda una capacidad reflexiva fenomenal, desde mi óptica la misma del autor, nos alimenta del pensar y repensar de hoy para recrear el futuro con la dimensión necesaria y que necesita nuestro desarrollo socioeconómico. Lo seleccione como fuente de información para el editorial del No. 1 de la revista Ciencias de la Información

    Gracias
    Linares

  • Nestor S. Alvarez Cruz dijo:

    Referido al ahorro creo que no podemos seguir con vanalidades como las que aparecen en ocasiones en la prensa, de que se ahorro x cantidad de combustible, pero ahi se queda no se llega mas alla,¿En que se utilizó el combustible ahorrado?, para producir más, para elevar el numero de servicios o se quitó del plan de combustibles del proximo mes.
    Por eso es importante llamar a la reflexion a los que dirigen la produccion o los servicios, lo que se ahorra hacia donde va, el ahorro no puede ser una mera consigna y a los controladores que controlen que se origino a partir del supuesto ahorro.
    Por que hasta ahora el ahorro de muchos es una falacia, por que sigue en el mismo lugar en la produccion, su plan al siguiente mes es el mismo planificado y no aparece por niguna parte el ahorro de recursos.

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Darío Machado Rodríguez

Darío Machado Rodríguez

Licenciado en Ciencias Políticas y Doctor en Ciencias Filosóficas. Preside la Cátedra de Periodismo de Investigación y es vicepresidente de la cátedra de Comunicación y Sociedad del Instituto Internacional de Periodismo José Martí.

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