Hay alegrías pequeñas, íntimas, de esas que la vida regala para compensar los golpes propios del vaivén diario. Así, como alas de colibrí para la cura, llega la poesía y nos sorprende en lugares insospechados. Ayer por ejemplo, desafiando un aguacero macondiano, el recibidor de un edificio se metamorfoseó por un par de horas en un café en el que, entre amigos y familia, brotaron los versos de Susana Pérez Royera.
Poesía honda, de potentes imágenes -que hablan del universo humano, sus alegrías, sus angustias- navega las páginas de "Wake me arpegio de arpa", el hermoso libro de Susana que viene de la mano de Araña Editorial, inspirador David de la de edición independiente en estos tiempos de Goliats monopólicos.
De casta le viene al galgo, y esta no es la excepción. Y es que Susana es la hija de un poeta mayor, de un genio del lente, de la modestia hecha persona, Fernando Pérez. Fernando sin temor alguno a pecar de favoritismo paternal puede proclamar -y proclama- que Susana es una poeta, y nos regala un prólogo delicioso que antecede a los poemas que conforman este pequeño e intenso libro.
Un poemario ágil, desenvuelto, hecho para ser leído sin poses ceremoniales, como esos sencillos cuentos que nos acompañan en las noches de la infancia. Susana durmió por mucho tiempo, y ahora que acabaron los noventa, vienen sus versos a despertarla.
Aquí les dejamos un par de poemas de Susana Pérez. También les ofrecemos en audio la lectura que hicieran ayer Fernando Pérez y Rosa Miriam Elizalde de otros dos poemas.
Beefeater (sobre los hombres)
Un hombre está comiendo carne.
El ser humano es carnívoro
come lo que tiene
no tiene nada que ofrecer
lo dice desde un amor
desde una cumbre.
El sentido existe aun,
hay que buscar algo mejor:
la verdad
del ser humano
es que no tiene verdad.
Querer alguna relación
es querer tener un credo.
Es bello y terrible:
creemos lo que creemos creer.
Prefiero la luz.
¿Por qué la vida se interpone
entre los seres humanos?
Llegar a ser humano
es despreciar la condición humana,
los conceptos en que se mueven
los humanos.
Y hallar again la alegría de ser
un ser humano.
Pero el humano dice:
no me dejes solo con mi alegría.
La razón erótica
El y yo siempre tuvimos obsesiones en común
desde control remoto.
- Yo pasé el tormento de un amor;
Él, de un amor, recibió los mares húmedos.
-Yo me trago la semilla
y él saborea el fruto
(yo lo observo).
-Yo puse los ingredientes,
tapé la olla con fuerza
y él explotó a presión.
--Yo diseño y él viste.
Entre yo, la razón, y él, la pasión,
sólo hay un hijo.
En Audio, más poemas
Voz: Fernando Perez y Rosa Miriam Elizalde