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Otra nueva escalada mediática de Washington contra Cuba

La actual administración norteamericana a través de su Oficina de Intereses (SINA), su principal tentáculo en La Habana, está inmersa en una nueva escalada mediática contra Cuba con el viejo y frustrado propósito de denigrar y destruir la Revolución en la isla caribeña.

Para ello, Washington y sus diplomáticos en Cuba utilizan una vez más a la fracasada y desprestigiada contrarrevolución, especialmente a las desperdigadas "Damas de Blanco", y a conocidos camajanes como el "chulo político" Elizardo Sánchez, quien lucha con la bloguera embustera Yoani Sánchez por conseguir convertirse en los portavoces oficiales del mercenarismo en la mayor de las Antillas.

La escalada del régimen de Estados Unidos, tiene como objetivo crear una imagen de caos y represión en Cuba para justificar su agresiva conducta contra la nación caribeña, que no ha cesado un solo instante desde el mismo triunfo de su Revolución en 1959.

Tales acciones ordenadas y monitoreadas por la Casa Blanca ocurren precisamente días antes de que en la Asamblea General de la ONU las autoridades de La Habana presenten un nuevo proyecto de Resolución de condena al bloqueo económico, financiero y comercial que le impone Washington al pueblo cubano hace más de 50 años.

Nadie apoya hoy en el mundo esa guerra injustificada contra el pequeño país latinoamericano, pero la administración norteamericana persiste en mantenerla a toda costa pese al generalizado rechazo internacional.

Washington sigue empecinado en utilizar a los denominados disidentes en La Habana, de quienes por cierto ha dicho, según cables oficiales desclasificados por Wikileaks, que están socialmente aislados, y solo buscan dinero.

El gobierno norteamericano, acorde con las mismas informaciones filtradas por Wikileaks, reconoce que en Cuba tampoco existe un descontento popular que pueda implicar problemas de ingobernabilidad.

Evidentemente las dispersas acciones provocadoras protagonizadas en los últimos días por las Damas de Blanco, ordenadas por la SINA, y exacerbadas por algunos medios de prensa internacionales, buscan ofrecer una falsa imagen de insatisfacción del pueblo en la mayor de las Antillas, que nada tiene que ver con la realidad.