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Aguaaaaaa…

agua1En el Oriente del país por estos días miran hacia abajo para ver a qué nivel suben las aguas tras las abundantes precipitaciones que han caído. Por el Occidente se mira hacia el cielo implorando que llegue la lluvia.

Mientras en naciones hermanas como Venezuela y Colombia las inundaciones por lluvia no cesan desde el pasado año, en Cuba la sequía se ha enseñoreado sobre nuestros campos, presas y fuentes de abasto de agua. La producción agropecuaria y el suministro de agua potable han sido golpeados durante largos meses,

La Capital de la nación vive la situación más tensa. Varias cuencas que abastecen a los municipios habaneros están incapacitadas para el servicio porque el nivel de agua que poseen está por debajo del permisible para la explotación. La Cuenca de Vento está más de 3 metros por debajo del límite y la de Ariguanabo, más de 6 metros. Sólo la Cuenca Sur y el Gato están asumiendo el enorme reto de brindar agua a la Ciudad.

Súmele a ello que las fuentes de suministro superficial de agua (La Coca, la Zarza y Bacuranao) sólo acumulan el 13% de su capacidad de embalse, y que las redes de distribución, acometidas y conductoras tienen muchas fugas del vital líquido.

Más de un millón de habaneros están afectados por la situación, que ha llevado a ajustes de los horarios de servicios y a alargamiento de los ciclos de distribución de agua en varias zonas de la capital. Más de 86 mil personas reciben el agua en pipas.

Ante la emergencia, y en medio de carencias financieras, las autoridades han ejecutado obras importantes como el trasvase de la Presa Jaruco a La Coca, comenzado en diciembre 2010 y finalizado el pasado mayo, y la sustitución de significativos tramos de tuberías en diversos repartos de la Ciudad. Pero ello no es suficiente.

El ahorro se convierte en nuestro mejor aliado en estas circunstancias. Tratemos de no dejar escapar ni una gota. ¿Qué decir de los 144 grandes consumidores estatales que están gastando en demasía?

Los meteorólogos han hablado de algunas posibilidades de lluvia, pero eso no ha pasado más allá de escasos chubascos. San Pedro no visita el oeste de la isla donde la sed de agua es bien grande. Sigamos mirando al cielo en espera de la lluvia, pero mientras tanto no escatimemos esfuerzos en aprovechar bien la poca agua que tenemos.