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Voleibol masculino: entre la afición y la realidad

Foto: Calixto N. LLanes

Foto: Calixto N. LLanes

Me gustaría creer que el equipo cubano de voleibol quiere, pero no puede; o puede, pero por ahora no quiere. Aunque, en verdad, tal parece que el equipo cubano de voleibol ni quiere ni puede.

Me gustaría creer que Henry Bell (cómo despega Henry Bell, ¡Dios mío!, y como le pone riñones a cada encuentro) no será el único guerrero, el único Quijote de estas huestes diezmadas.

Me gustaría creer que esta selección es fuerte sicológicamente, que confía en su talento, pero lo cierto es que se muestra cabizbaja, incompleta, huérfana de alma.

Me gustaría creer que, tal como dicen por la televisión, los que no están no cuentan, son prescindibles, pero todo indica que Simón, Leal y Hierrezuelo, han dejado en el equipo un cráter inmenso, un vacío hasta ahora determinante.

Me gustaría creer que Wilfredo León, capitán, crack y figura del conjunto, no anda, de antemano, con la derrota a cuestas.
Me gustaría creer que a pesar de las distracciones de Keibel Gutiérrez y del lúgubre recibo, Yoandri Díaz ganará en astucia, y que hará de sus estrategias verdaderos arcanos. Porque hasta hoy, se toma un café, le avisa a los contrarios quién atacará, vuelve y lo dice por si no lo escucharon, se sonríe, y después pasa.

Me gustaría creer que esta triste y gris derrota ante Italia se revertirá el domingo.

Me temo que si el cuadro europeo avanza a la final, pasará sin penas ni glorias, pues ante Cuba hicieron lo justo, nada del otro mundo. O sea, si en este grupo D los pupilos de Stefano Sciascia son el elenco de mayor nivel, los cubanos, en el clímax de sus posibilidades, pudieran comportarse al menos como un rival de respeto.

En fin: me gustaría suponer un milagro -yo todavía suscribo los milagros- y profesar que el cuadro antillano cambiará sus máscaras, ostentará el sello de los buenos, de los triunfadores, y que estos primeros compases, tan inciertos, no se volverán una costumbre.

Pero la realidad dicta lo contrario. Y la realidad, como se sabe, muchas veces va por un lado... y los aficionados van por otro.

Resultado del primer partido:
Italia vs. Cuba: 3-0 (25-19, 25-21, 27-25)