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El peor error de mi vida

cuba-beisbol-industriales-villaclara-09-580x388Por: Jhonah Díaz González, estudiante de Periodismo de la Universidad de La Habana

¿Cuántas veces hemos escuchado, por disímiles motivos la frase "es el peor error de mi vida"? Ya sea en la parte emocional, personal, social o económica, en algún momento de nuestra existencia hemos pronunciado la manida frase; pero brinda, sin darnos cuenta, confort, esperanza, alivio. Incluso ganas de seguir adelante tras reconocer habernos equivocado.

Pesando en frío, he encontrado el peor error de mi vida. Lo distinto es que mi error me brinda felicidad, pero aún así no deja de ser una gran equivocación.

Me percaté de ello desde pequeño. Sí, tenía más o menos 7 años; y a partir de ese momento he vivido incesantemente con esa carga. Una carga que únicamente podré soltar y desprender el día que muera.

Vivir para y por el deporte, sentirlo, verlo, escucharlo y comentarlo se ha hecho tan necesario como comer, bañarme e incluso tan imprescindible como respirar.

Momentos lindos que llegan, pero que a la larga se van, a mi corta edad he vivido. Me refiero a los títulos de los azules con Germán y Anglada. La remontada de las morenas en Sydney contra las rusas en la final. Las carreras doradas de Anier y Dayron. Y muchos más... aún no he comenzado y me falta mucho por sentir.

Pero la agonía de tener este agradable y sincero sentimiento llega cuando recuerdo los inexplicables fracasos de algunos de nuestros boxeadores en el mundial de Houston 1999; o la derrota de Amarilis Savón, en Atenas, a solo cinco segundos de ganar el combate.

Y la pelota... esa si no se despega del cubano. Qué decir del roletazo para doble matanza de Yulieski en la olimpiada. ¡En la última olimpiada! Es para llorar, gritar. Y volver a llorar y gritar. Y cuando se acaben las lágrimas y los gritos, empezar a sufrir.

Dicen que los malos momentos son los que más se recuerdan. Entonces, pienso en Barcelona 1992, para no buscar entre memoria Beijing. Hablo de los que están y no de los que se han ido.

Recuerdo a las Morenas del Caribe y solo doy votos de confianza al equipo nacional de voleibol femenino del mayor archipiélago del Caribe.

Miro la conexión de Enriquito Díaz y a Rudy... y al puma Yaser Otamendi tocando home. O mejor, grito, voceo "adios lolita de mi vida" con el jonrón de Marquetti para no recordar las series 2008-2009 ni la 2010-2011.

¡Ay Industriales! Ni tu nombre sabe lo grande que eres mucho menos los sentimientos que provocas. Río para no llorar. En ocasiones lloro para no reír. Ojala muchos no sientan los mismo. ¡Qué grande es mi deporte! ¡Qué grande, inmenso es el deporte de mi país! Mayúsculo mi error. El más gigante y duradero.