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Strike 3: ¡Felicidades, Pinar! ¡Y gracias, Ciego!

Alfonso Urquiola (C), director del equipo de Pinar del Rio, nuevo campeón nacional de béisbol, Roger Machado (I), de Ciego de Ávila e Iday Abreu (D), de Cienfuegos , en  la premiación ,en el estadio José Ramón  Cepero , en Ciego de Ávila , el 3 de mayo de 2011. AIN FOTO- Marcelino VAZQUEZ HERNANDEZ

Alfonso Urquiola (C), director del equipo de Pinar del Río, nuevo campeón nacional de béisbol, Roger Machado (I), de Ciego de Ávila e Iday Abreu (D), de Cienfuegos, en la premiación, en el estadio José Ramón Cepero, en Ciego de Ávila, el 3 de mayo de 2011. AIN FOTO- Marcelino VAZQUEZ HERNANDEZ

Por una vez, este cronista consiguió acertar en un pronóstico. Lo digo, lo repito y no es candanga mía, porque cuando mis augurios anteriores tomaron rumbo a la cuneta, fui el primero en admitirlo de manera pública. Así que ahora, cuando menos, me creo en el derecho de envanecerme un poco (jajaja, para decirlo como si fuera un post).

Esto fue lo que escribí en Strike 3 hace algún tiempo, previo al duelo final de la postemporada:

"Por lo que he visto y escuchado hasta el momento, Pinar tiene preponderancia en los cálculos de la afición y los expertos. Y yo he de ser honesto: a mí también me parece favorito. Por un margen estrecho, casi infinitesimal, pero definitivamente insoslayable. ¿El motivo? Ciego carga con la presión de alcanzar lo que nunca ha conseguido: es decir, su misión se parece a la del explorador en tierras vírgenes. Pinar ya sabe que cumplió y sobrecumplió, y por ello carece del peso de las exigencias".

El diamante me dio la razón. A mí, y a muchos que también avizoraron la victoria de la tropa de Urquiola. Aunque, a decir verdad, mis cálculos no se basaron en una supuesta superioridad cualitativa de Pinar, sino en el peso de las camisetas. Ese peso inefable que, por citar un ejemplo futbolístico, solo ha coronado a siete reyes a lo largo de los diecinueve Campeonatos del Mundo disputados.

Imagino que esto lo admita el más furibundo fanático avileño: Pinar lo mereció por encima de Ciego. Bateó más, pitcheó mejor, se mostró más solvente en defensa, dominó la pulseada del temperamento, y desde la cueva movieron sus hilos con maestría de prestidigitador.

(Ya lo dijo recientemente la autorizada voz de Jorge Fuentes, en entrevista concedida al colega Antonio Díaz: "Urquiola es hoy el más capacitado de los que dirigen. Ya lo ha hecho bien en otras ocasiones. Está más que demostrado que tiene para llevar el timón del equipo Cuba").

Sin embargo, imagino también que el más fervoroso seguidor pinareño admitirá que Ciego dio la cara, que lo intentó cuanto y como pudo, aunque sus fuerzas no le bastaran finalmente para alcanzar la orilla. Sobre todas las cosas, porque nadie -absolutamente nadie- puede aspirar a un campeonato colgado de un brazo solitario.

Se acabó la Serie número 50. Transitó por los mil y un tropiezos, pero afortunadamente atracó en puerto seguro, con un play off que valió la pena ver.

En los próximos días debatiremos sobre las luces y las sombras del torneo. No se vayan.

Nota: Vuelvo sobre el tema de las mascotas pinareñas. Si se decidieron por el lobo, sea pues. Pero por Dios, que el lobo realmente se asemeje a un lobo. Y el trofeo, a un trofeo.