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Strike 3: Nueva radiografía de un juego de play off

Julio Alfredo Martínez (Pinar del Río)

A Julio Alfredo no le tiembla el brazo.

Antes de entrar en materia sobre el segundo juego de la final entre Ciego de Ávila y Pinar del Río, es forzosa la felicitación al Guajiro de Laberinto, Conrado Marrero, que hoy llega a cien abriles. Grande fue sobre el box, y grande ha sido luego. ¡Pase bien este día y cualquier otro, Premier!

Hecho esto, saltemos al diamante en busca de "los más" del desafío...

Lo más valiente: No lo hizo Lourdes con Yulieski, ni Ortega con Yoenis Céspedes. En cambio, Urquiola no vaciló a la hora de sacar a una estrella del line up. Sentó a Peraza, muy descoordinado, muy desconcentrado, y el suplente Reidel Álvarez le "pagó" con un tiro al home plate que salvó el juego. Nada de paños tibios: Peraza es bateador para la medular de las alineaciones, y de no ser así, para el dugout. Bajarlo de turno, como sugirieron algunos, era una solución improductiva. Cabría decir, condescendiente. Y ese anzuelo no lo mordió Urquiola.

Lo más atractivo: Se trataba de un choque importantísimo, que concedía una ventaja incontestable al vencedor: si Ciego triunfaba, ponía la serie 2x0 y (casi) podía proclamarse monarca; si Pinar lograba el éxito, emparejaba el duelo y salía rumbo a sus predios lleno de combustible anímico, para desarrollar tres juegos sucesivos con el apoyo de su público.

Lo más arriesgado: Para ser honesto, no me gustó la designación de Julio Alfredo Martínez. Tal misión, me parece, correspondía a Baños. Sin embargo, la apuesta del mando pinareño no desentonó. Martínez tiene un "gancho" magnífico, su recta es -cuando menos- decorosa, tiene algo inusual en los lanzadores inexpertos (mucha flema) y algo también extraño para los pitchers zurdos (un control envidiable). Más temprano que tarde, vestirá la casaca del team Cuba.

Lo más incomprensible: Dos en bases, Donal Duarte en tres bolas sin strike. Michael Folch viene al medio, y Duarte ve pasar el lanzamiento. No señor, esa no existe. Y después, otra recta por el centro. Y Duarte, inmóvil. No lo entiendo. Y a seguidas le tira a un envío afuera y alto. Out en primera. El replay de esta escena puede verse diariamente en nuestro béisbol.

Lo más chocante: Mil veces he dicho que nunca he compartido la teoría de que las alineaciones ganadoras no se cambian. Pero si Osvaldo Vázquez -que calzó los arreos el sábado- batea mucho más que Lisdey Díaz, el titular es siempre Vázquez.

Lo más encomiable: ¿Se apuró Roger Machado en sacar a Rabí del montículo? Es cuestión de criterios. Particularmente, no me gustan los managers que "aguantan" a los pitchers. Para mi gusto, bien por él.

Lo más inexplicable: Séptima entrada, Reinier León en segunda sin out. David Castillo intenta el toque en dos strikes, y falla. Pésima elección. No había necesidad alguna de ordenarle el suicidio, porque ya el corredor estaba en posición anotadora.

Lo más terrible: Perder a Charles en el noveno, al sacrificarlo para que batearan dos hombres de menor calibre.

Lo más equivocado: A Rusney Castillo persisten en lanzarle afuera. Y el muchacho persiste en devorar su bocadillo favorito.

Lo más viril: Pinar tenía que reponerse del porrazo del sexto episodio, cuando le empataron la pizarra con un cuadrangular de tres carreras. Debía probar que era capaz de asimilar la adversidad (léase el cubo de agua helada), ponerse de pie y volver a intercambiar, para decirlo en términos boxísticos. Y lo hizo enseguida, en el inning siguiente.

Lo más emocionante: El encuentro completo. Excelente. De esos que ponen los pelos de punta. Preñado de alternativas estratégicas y momentos climáticos.

Lo más aleccionador: Donal Duarte fue elegido el jugador más valioso del partido, pues bateó a la hora buena y empujó dos carreras muy importantes. Sin embargo, pifió en un lance que habría dado por terminado el choque, y colocó a su equipo al borde del revés. Por fortuna para él, Raúl González falló en elevado al central. Lo sucedido a Donal es una prueba más de que la distancia entre el héroe y el villano es tan delgada como la hoja de una cuchilla de afeitar.

Nota: Interesantísimos los criterios de Juan Castro y José Manuel Cortina en Antesala. Gente así, capaces de evaluar sin miramientos y con opiniones sólidas, necesitamos para acompañar la cobertura mediática de nuestro béisbol.