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Operación "Troya" de la Fundación Nacional Cubano-Americana

Por José Luis Méndez Méndez*

Se cumplen casi once años de la operación concebida por la Fundación Nacional Cubano Americana, para infiltrar como Caballo de Troya a uno de sus miembros en el jurado que participaría en el parcializado y amañado juicio político contra los cinco antiterroristas cubanos en la ciudad de Miami, asiento de organizaciones, grupos y elementos terroristas, que comenzó el 27 de noviembre del año 2000, dos años y dos meses después, de la detención de Los Cinco antiterroristas cubanos, ocurrida el 12 de septiembre de 1998. La FNCA, es más que una organización criminal, es un culto a la violencia y al terror, que después de las bombas que estallaron en La Habana en 1997, emitió un comunicado de apoyo a tales hechos, que pagó para que fuese colocado en los medios intolerantes de Miami.

Se inició el juicio diez días después de la denuncia realizada el 17 de noviembre de 2000 por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en Panamá, de la conjura de un grupo de terroristas anticubanos con el criminal Luis Posada Carriles al frente para realizar actos de terror que incluía asesinarlo durante la X Cumbre Iberoamericana, que se celebraría en esos días en ese país. El comando fue detenido, procesado, juzgado y liberado por medio de un ilegal indulto promovido por el gobierno de George W. Bush, el 24 de agosto de 2004.

La Operación Troya, fue urdida por la FNCA para sembrar dentro del jurado a René Silva, uno de sus Directivos regionales y así actuar como topo, influir y promover un veredicto a favor del terrorismo, que ha contado con la complicidad de las autoridades norteamericanas por más de medio siglo.

Ocho días arduos tomó la selección del jurado, al final quedó conformado por miembros aceptados por todas las partes, aunque el resultado estaba casi anunciado ya que Miami solo podría ofrecer un juicio parcializado debido a la influencia perniciosa de los grupos terroristas, los grupos extremistas e intolerantes y por ser la sede de la contrarrevolución cubana, que ha tratado en vano de derrocar al proceso revolucionario en Cuba.

Durante el proceso se demostró las posibilidades de los grupos terroristas con la tolerancia de la justicia norteamericana de poder amedrentar al jurado, a los abogados, testigos, e incluso a la misma jueza actuante. Como sucede ahora en El Paso, Texas, donde se juzga al mencionado terrorista Posada Carriles, no por la obra terrorista de toda su vida, sino por "mentiroso".

El sistema de jurado tiene una elevada responsabilidad legal, debe emitir un veredicto, que determina el destino del proceso en culpable o inocente del cargo o los cargos que se ventilen. Por lo que está supuesto a ser transparente, imparcial y alejado de toda duda sobre su solvencia moral y objetiva. Contra ese procedimiento de selección los Directivos de la FNCA dirigieron sus intenciones y planes, el cual posee una parte visible y sus interioridades ocultas, como en toda guerra secreta, lo real es lo que no se ve.

El 27 de noviembre, en La Habana, mientras los estudiantes universitarios de medicina acompañados de representaciones de otros niveles de enseñanza y del pueblo se congregaban para evocar en nutrida peregrinación un nuevo aniversario del vil fusilamiento de los Ocho Estudiantes de Medicina por el régimen español, una de las páginas más  oprobiosas de la etapa colonial. A las 9:45 de la mañana de ese mismo día entró en el recinto del juicio en Mami el primer grupo de potenciales jurados que sumaban 34 personas.

Se iniciaba el espectáculo. Todos en la sala se levantaron de sus asientos en señal de respeto a estos simples ciudadanos, quienes serían escrutados en un concurso brutal por las partes para decantarlos y obtener una muestra filtrada aceptable para todos. Serán los encargados para administrar la justicia, forman parte del juego en el cual el vencedor se conoce de antemano. Por ese camino hay que transitar.

El ritual se inicia con la explicación de la jueza actuante sobre su papel como jurado y acerca del proceso de preguntas a que serán sometidos para determinar su admisibilidad como tales.  A este proceso  se le conoce como 'voir dire' y la jueza  explica su significado, que en esencia es decir la verdad durante todo el cuestionario. Ella lo hace con amabilidad estudiada y dirigida a convencer de que el interrogatorio es solo para determinar su admisibilidad o no como jurados, y no para inmiscuirse en sus vidas privadas, lo que en realidad hace.

Una vez que termina se les hace jurar a todos que durante este proceso dirán la verdad y sólo la verdad. Seguidamente se les pide que los que tengan obligaciones que les impida seguir de jurado por todo el período del juicio lo expresen. Algunos alegan problemas personales y obligaciones de trabajo.

Tras este otro protocolo, la jueza lee los nombres de los posibles testigos en el juicio y les pide a los aspirantes a miembros del jurado que digan si conocen a alguno, a fin de determinar la influencia que esta relación puede tener.

Después se les hace responder a cada uno un cuestionario personal, este incluye preguntas generales sobre residencia, ocupación, experiencia militar, datos familiares, etcétera.  Otras preguntas tienen que ver con alguna vivencia relacionada con el sistema legal y cualquier prejuicio que la misma pueda haber sembrado en el jurado potencial.

En este caso la selección es intensa y como resultado de la misma se estableció que más de la mitad de los posibles miembros del jurado habían sido víctimas de algún hecho criminal. La mayoría refiere haber sido perjudicados por robos de sus automóviles y  de otros hechos en sus casas. Después de las consultas de las partes, cinco candidatos fueron eliminados como potenciales integrantes.

Después de un receso el escrutinio se reinicia diez minutos antes de las tres de la tarde. Otro grupo similar al primero pasó por el mismo protocolo. En este conjunto un número mayor alegó problemas para estar presente en todo el calendario del juicio. A las 5:00 de la tarde la jueza interrumpió el proceso, cuando apenas los convocados habían comenzado a responder las preguntas individuales. En esa agotadora jornada se escucharon a 72 posibles jurados en los próximos días faltarían 235 más, de los cuales la Jueza se quedaría con 100. Al día siguiente el virus troyano de la FNCA entraría en acción.

Un señuelo también fue colocado por la FNCA en la masa de los potenciales, pero los nervios fallaron y no pudo pasar. Este fue el caso de la joven Arlene Vargas, quien reveló ante las preguntas inquisitivas de la Jueza que trabajaba en una compañía propiedad de Jorge Mas Santos, presidente de la Fundación y apartándose del guión dijo con honestidad que en el ambiente en que se desenvolvía no creía que fuese posible ser imparcial en este caso.

En la tarde la jueza continuó con las preguntas generales, y al referirse al calendario del juicio, 13 personas expresaron conflictos, uno de ellos era René Silva.  Este estaba inquieto en su asiento, lo visto y escuchado en el proceso de selección lo había atemorizado. Ha llegado a la concusión de abortar la operación encomendada por sus jefes. La Jueza mencionó el nombre de José Jesús Basulto y Silva de inmediato dijo conocerlo, había comenzado a auto eliminarse.

Cuando la Jueza mencionó a la organización terrorista Hermanos al Rescate, de nuevo el emisario Silva se paró y planteó que conocía a Arnaldo Iglesia, uno de los principales de la misma. Fuera de sí Silva ha enrojecido y mira a los antiterroristas cubanos con rabia y resoplando. Ha perdido el control, el odio brota y la operación concebida se frustra.

Continúa el proceso y nuevamente Silva levanta la mano. El abogado de la defensa Paul McKenna, no espera más y le pide permiso a la Jueza para una consulta. Silva se acerca al estrado y alterado dice: Mister McKenna, yo sé que usted se está muriendo porque yo esté en el panel, yo lo siento, yo estoy muy comprometido acerca de esto."  Ante el descontrol del enviado, prudentemente  un alguacil se coloca  entre el asiento de Silva y los antiterroristas cubanos.

Frenético Silva, no puede contenerse, y  argumenta sin que le pregunten, que fue director regional de la Fundación Nacional Cubano Americana; que aunque él no es funcionario del gobierno norteamericano, ha realizado investigaciones acerca de los antiterroristas. Plantea que tiene opiniones muy fuertes y admite que no puede ser imparcial, aunque le encantaría estar en el jurado.

René González, uno de los Héroes cubanos, testigo excepcional de esta maniobra relata el desenlace: "Se envía al espía de la Fundación de vuelta a su silla, y los abogados piden que se le excuse del jurado ipso facto, a lo cual la Fiscalía se opone.  Después de una discusión la jueza decide dar un receso al jurado para luego sacar a Silva por una puerta lateral antes de que el jurado regrese."

Así, los intentos de la Fundación para colocar a sus miembros en el Jurado, que dictaminaría en el imparcial y amañado juicio fracasaron, después esta insistiría por otras vías para lograr influir  y para condenar a los jóvenes luchadores cubanos.

*José Luis Méndez es Profesor e Investigador

26 de marzo de 2011