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Strike 3: Presagios de arena

 Saavedra tiró fuerte del carro pinareño.

Saavedra tiró fuerte del carro pinareño.

Un pronóstico deportivo es como un castillito de arena: por mucho que usted trate de aportarle bases sólidas, su naturaleza es frágil y, por ende, en cualquier momento se desploma.

Así le pasó a mis vaticinios en torno a los primeros play offs de la postemporada. Vaticinios que, si pudiera volver el tiempo atrás, repetiría, y no por terquedad de miura zafio.

Le confieso, por ejemplo, que en mi cabeza todavía no hay explicación para el fracaso espirituano frente a Pinar del Río. Ya lo sé: los tabaqueros tienen la historia de su lado, pero no así el presente.

Llevándolo al terreno del boxeo, fue el combate de un peso completo contra un welter. El completo cargaba dinamita en los puños -Cepeda, Yulieski, Bello, Eriel, Mendoza, Monteagudo...- y dominaba el arte de la esquiva -Ismel, Peña, Noelvis, Socarrás... Pero el welter, que ni daba tan duro ni era diestro para evitar los golpes, no dejó que las piernas le temblaran.

(Las estadísticas, una vez más, engañan. Si nos atenemos a ellas, Sancti Spíritus fue superior de cabo a rabo: .314 por .264 de average; 3,94 por 6,98 en efectividad desde el montículo).

No tengo duda alguna: Pinar debió vencer a fuerza de valor, más que de calidad. Eso, como ya escribí antes, porque me parece un equipo inferior a la mayoría de los que clasificaron a la postemporada. Sin embargo, los huecos que le dejan las carencias, el equipo los rellena con coraje. Y eso vale.

Su próximo obstáculo será Cienfuegos, que dejó en la cuneta a unos Vaqueros ineficientes en el uso del madero (.229) y en el empleo de las serpentinas (5,06 de PCL, con .311 de promedio adversario).

Los Elefantes conservaron el juego veloz que los hizo felices en la clasificatoria, y andan sobrados de confianza en los bríos ofensivos del binomio Abreu-Arias, así como en las faenas de Norberto, Entenza e Ibarra.

Mientras, por el oriente cayó otro de mis favoritos, pues Guantánamo se arrugó demasiado en los dos juegos decisivos contra Granma, luego de estar delante en la pulseada, tres victorias a dos.

Ciertos detalles catalizaron el sonado triunfo de los Alazanes. Uno, el repunte mostrado por el derecho Alberto Soto. Otro, la oportunidad colosal de Alfredo Despaigne, cada vez más "entero" a la hora buena. Y por último, el inesperado bajón atacante de los Indios, que otra vez pierden las flechas en la fase crucial del campeonato.

El restante play off no ha concluido. Villa Clara fue un huracán devastador en los comienzos, pero Ciego de Ávila ha rugido par de veces seguidas y hoy habrá un match de vida o muerte.

Cada cual tiene su criterio, y es menester oírselo. Personalmente, sospecho que Villa Clara debió ir a por todas en el quinto partido, para evitar el regreso a un José Ramón Cepero donde los Tigres multiplican su ferocidad.

Mire los números: en la etapa regular, Ciego rindió para .733 como local (33 éxitos y una docena de reveses), pero en la carretera sufrió más de lo que sonrió (22-23). Y en el choque en cuestión, Martín optó por abrir con Borroto y relevar con Yosvani Pérez. En su mesa, lo creo, había cartas mejores.

En resumen, erré en dos presagios, y solo acertaría en uno si Villa Clara bate esta tarde a Ciego. Es el riesgo que se corre cuando el hombre se propone jugar a ser Dios. Pero es un riesgo lindo.

Hace ya muchos años, José Ingenieros me enseñó que en el afán de acertar una vez, aceptara los inconvenientes de equivocarme mil. Es lo que hago.