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Strike 3: El manager, cima o sima

Por Michel Contreras

Jorge Fuentes es el manager más ganador de la pelota cubana
Jorge Fuentes es el manager más ganador de la pelota cubana

Reza el axioma popular que "los juegos de pelota los ganan los jugadores y los pierden los managers". Por absoluta, la expresión nunca me ha parecido confiable. Sin embargo, no deja de esconder una parte -por lo menos una parte- de verdad.

Como auriga del carro del equipo, el manager tiene la responsabilidad de llevar con firmeza las riendas, y necesita de sabiduría beisbolera y sensatez humana suficientes para tensarlas o aflojarlas cada vez que los desafíos o campeonatos lo requieran.

En el desempeño de su rigurosa misión, un manager puede entrar a la inmortalidad o, por el contrario, ser defenestrado de la memoria colectiva. De uno y otro destinos conocemos no pocos ejemplos.

¿Quién ha sido, a mi juicio, el mejor de nuestros directores? No pude ver a Luque y Miguel Ángel González en la etapa del profesionalismo, ni tampoco a Carneado, ganador de cuatro títulos en fila, aunque sí disfruté las faenas de grandes como Servio, Ledo, Jova, Chávez, Jorge Fuentes -el más exitoso de todos-, y respeté sobremanera el trabajo que, con escuadras "chicas", realizaron durante muchos años Carlos Martí y Miguel Borroto, y realiza ahora mismo Héctor Hernández.

Pero, puesto a elegir -y no hay razón alguna para que mi elección derive en unánime consenso- yo me quedo con José Miguel Pineda, el inefable Conde que se echó 39 contiendas a cuestas, se agenció varios trofeos con selecciones de distintos territorios, y ofreció "conferencias magistrales" de picardía estratégica y carácter borrascoso.

(Lo confieso: me gustan los directores vehementes, esos que salen rumbo al árbitro sin ánimo de ofender ni de agredir, pero enseñan las venas del cuello inflamadas por la rabia de un hombre que se juega el orgullo en cada juego. Corazón y cerebro: eso era Pineda, y lo adoré).

De la ilustre camada que antes mencioné, solo Hernández oficia hoy al frente de un equipo. Lástima: en ciertos casos por inexperiencia, en otros por falta de talento o liderazgo, en los demás por la combinación de esos factores, lo cierto es que los managers actuales no me impactan, excepción hecha del pinareño Urquiola.

Hace falta potenciar la formación de managers en esta Isla nuestra. No importa si son hombres salidos del terreno, con vitola de estelares jugadores, o si solo se trata de gente común que estudió a fondo el béisbol y le conoce todos (casi todos) los secretos.

Hace tiempo leí una frase lúcida en torno a los managers: hay equipos que ganan PESE a su director, y hay equipos que ganan POR CAUSA de él.

Eso, llevado a la práctica, me recuerda de modo inevitable a Víctor Mesa, timonel de un Villa Clara distante del brillo de otras épocas, pero capaz de sacarles cada gota de rendimiento a sus pupilos. Dirigía -dirige- con criterios acaso polémicos, pero seguramente propios. Tiene carisma, sabe un mundo de béisbol, lleva sangre en las venas, y posee la ambición triunfadora de aquella pelota romántica en que se puso la etiqueta de extraclase.

Para mí, suya y de nadie más debiera ser la cueva del team Cuba.