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Elecciones inéditas en Haití

El cólera se sigue expandiendo por Haití, la cólera de sus habitantes también

El cólera se sigue expandiendo por Haití, la cólera de sus habitantes también

Las elecciones generales que tendrán lugar este 28 de noviembre en Haití transcurrirán sin dudas en un ambiente que no tiene precedentes en la historia de ese sufrido y empobrecido país y posiblemente en la historia de América Latina, el Caribe y el resto del mundo.

El desarrollo del proceso electoral haitiano y la propia celebración del acto comicial en medio de la situación creada como consecuencia del terrible terremoto del 12 de enero último y de la grave y en extensión epidemia de cólera que azota ya a varias regiones del país,-incluìda la capital Puerto Príncipe-, ha creado controversias y amplios debates tanto dentro de Haití como en el extranjero. Las opiniones difieren entre los que plantean el cumplimiento estricto de lo estipulado en la Constitución vigente y quienes consideran lo más racional y justo el aplazamiento de los comicios para una fecha que sería fijada con posterioridad, cuando el país haya podido reponerse mìnimamente del actual estado de calamidad y desastre.

Alegan también los que abogan por el aplazamiento, que los recursos económicos destinados por los diferentes candidatos,-incluyen a los 18 aspirantes presidenciales, a 11 senadores y 99 diputados-, podrían haber sido utilizados más eficazmente en la atención a los millones de damnificados y a los actuales enfermos del cólera, que suman ya casi tres mil muertos y varias decenas de miles de infectados, incluìdos más de catorce mil niños.

Por su parte, la Unión Europea y el gobierno de Estados Unidos presionan por la celebración de tales elecciones, mientras no cumplen con las entregas de ayuda tantas veces prometidas, hasta el punto que el embajador de Estados Unidos hizo declaraciones públicas de carácter injerencista y prepotente (como corresponde a un procónsul imperial) demandando que se cumpla sin falta el calendario electoral.

Se asegura, además, que la multiplicidad de candidatos presidenciales no permitirá a ninguno de ellos sumar más del 50% de los votos en los comicios venideros y sería necesario una segunda vuelta el 16 de enero de 2011, tras la cual pudiera instalarse el nuevo gobierno el 7 de febrero de ese año. Eso si, como algunos vaticinan el fraude no decida la justa.

Según quienes observan detenidamente el desarrollo de la campaña electoral, sobre todo, en las últimas semanas, dos de los candidatos presidenciales parecerían confirmados para obtener los dos primeros lugares en la vuelta inicial y se enfrentarían en la siguiente que establece la ley a tal efecto.

Estos candidatos con mayores posibilidades son una mujer y un hombre. Ella es Mirlanda Manigat, exprimera dama y viuda del expresidente Leslie Mnigat, quien gobernó al país en 1988 durante solo 130 días, pues fue derrocado por un golpe de Estado militar. Ella tiene 70 años de edad y encabeza la Reunión de los Demócratas Nacionales Progresistas (RDNP), el mismo partido de su fallecido esposo y ha llegado a plantear durante su campaña una eventual retirada de la llamada MIMUSTAH,-la misión de paz de la ONU-, instalada en Haití desde 2004 cuando el entonces presidente Jean Bertrand Aristide fue expulsado, también por un golpe de Estado en el que Estados Unidos y Francia actuaron sin disimulo. Las encuestas le otorgan una intención de voto del 30%.

Su propable adversario más importante es Jude Celestin, un ingeniero mecánico de 48 años, quien tiene el apoyo del gobierno actual, del cual fue importante funcionario al frente del Centro Nacional de Equipos (CNE), una institución gubernamental que jugó un papel en enfrentar las consecuencias del terremoto y ello le valió cierta popularidad; durante los gobiernos del presidente René Preval el CNE se convirtió en una dependencia estratégica para su gestión y Celestin lo ha dirigido en dos ocasiones a partir de 1997. Como candidato del Partido Unidad, aparece con el 22% en la preferencia de los votantes, según encuestas que, en las condiciones actuales de Haití pudieran no ser muy certeras.

El debate electoral, en medio de las desesperadas condiciones de la vida cotidiana en un país destrozado y en bancarrota,-dependiente de la ayuda internacional que llega a cuentagotas por parte de las potencias que una vez prometieron su cooperación-, se ha puesto al orden del dìa las acusaciones mutuas entre candidatos caldeando la situación lo que ha llegado a provocar violentos enfrentamientos en algunos barrios de la capital con saldo de muertos y heridos.

Se calcula que 4 millones 600 mil haitianos tienen derecho a concurrir a las urnas, pero son datos del censo del 2005 que han quedado sensiblemente alterados tras el terremoto, con más de trescientas mil víctimas fatales muchas de las cuales aparecen aún registradas en el citado censo que hoy tratan de actualizar mientras otras jamás fueron identificadas y ello ha sido señalado como posible fuente de confusión o trampas a la hora de los conteos, según autoridades electorales.

Las elecciones haitianas se celebrarán, por tanto, en condiciones verdaderamente inéditas. Pocas horas antes del acto electoral, la agencia francesa AFP da cuenta de lo que califica como "una buena noticia" y que no pocos consideran una burla: Francia ha anunciado que devolverá a Haití dos cuadros del semi derruído Palacio Nacional que fueron dañados por el terremoto y que expertos franceses han restaurado.

A pocas horas de la elección una pregunta salta como una liebre: ¿qué cambiará para el más de millón y medio de haitianos sin hogar víctimas del terremoto o las decenas de miles infectados por el cólera con la llegada de un nuevo Presidente?