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Wall Street en la mira de los golpeados por la crisis

Por Juan Marrero

Wall Street no es solo una estrecha calle del bajo Manhattan, en Nueva York. No es solo un periódico (The Wall Street Journal) que es el segundo en circulación nacional en Estados Unidos. No es solo el título de una película del director Oliver Stone, e interpretada por Michael Douglas, que se estrenó en 1987. Es sobre todo el corazón del capital financiero del Imperio norteamericano. Allí están la Bolsa de Valores y algunos de los grandes bancos. Allí se especula las 24 horas de cada día con acciones y valores, préstamos, rentas e hipotecas. Allí, en fin, en ese "casino financiero" los ricos se vuelven cada vez más ricos, a la vez que la clase media se evapora, poco a poco, y pasa a engrosar las filas de los pobres norteamericanos.

El pasado 29 de abril, en vísperas del Día Internacional de los Trabajadores, aunque el Primero de Mayo no se celebra en Estados Unidos, gran incongruencia porque se instauró como un homenaje a los mártires de Chicago en 1886, desfiló por frente a Wall Street una nutrida y combativa marcha convocada entre otras organizaciones por la central sindical norteamericana (AFL-CIO) y la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color.

Son impresionantes las imágenes que hemos visto de esa marcha, en la cual la gente levantaba carteles y telas exigiendo a la Casa Blanca y al Congreso poner en marcha programas para la creación de empleos, aprobar para ello 900 mil millones de dólares que se financiarían con la aplicación de impuestos a las transacciones bursálites de los grandes grupos financieros y a banqueros.

La marcha no ocultó la indignación de los sectores más desfavorecidos por el rescate financiero de centenares de miles de millones de dólares hechos, tanto por la anterior administración de Bush como por la actual de Obama, a los grandes intereses de Wall Street, todo eso a costa de las contribuciones del pueblo trabajador de los Estados Unidos.

El presidente de la AFL-CIO, Richard Tramka, escribió en un sitio digital: "los grandes bancos hundieron nuestra economía y tomaron nuestro dinero cuando necesitaron un rescate".

La marcha también tuvo lugar en medio del escándalo de uno de los grupos de inversión más grandes de Wall Street y del mundo, la empresa Goldman Sachs, con más de 25 mil empleados y oficinas en numerosas ciudades de Estados Unidos y numerosos otros países. Ni su fama por más de 140 años de existencia ni actuar como asesor de seguridad financiera de empresas transnacionales, gobiernos y familias ricas, ha evitado que GS haya sido sometida en días recientes a una investigación por el Senado de Washington y, además, a un proceso criminal por la Fiscalía federal. Se le acusa de fraudes especulativos y embolsarse desde el 2007 cientos de millones de dólares a costa de sus clientes.

Tan escandaloso es lo de Goldman Sachs que una publicación de CNN (CNNMoney.com), la cual actúa como vocero de grandes intereses financieros, ha estado en estos días haciendo juegos malabares para intentar justificar lo que ocurre, al decir que GS ha cometido errores, pero que no es el único malo de la película. Según el comentarista Paul R. La Monica, que no menciona quienes son los otros malos, la debacle de GS no interesa a muchos en Estados Unidos porque "hay preocupaciones cotidianas más acuciantes como pagar las facturas o conservar el empleo".

La masiva marcha contra Wall Street evidencia que los que están siendo más golpeados por la crisis económica y financiera han identificado y denuncian quiénes son y donde están algunos de sus verdaderos responsables. Y por eso tienen en la mira a Wall Street.

Incluso la Casa Blanca ha empezado a regañar a los "peces gordos" de Wall Street por haber provocado la crisis, aunque lo hace con el deliberado propósito de que se unan al gobierno demócrata en su proyecto de reforma financiera, que no es bien visto por los republicanos, que han empezado a bloquearlo en el Congreso, y mucho menos por los grandes grupos financieros.

En fin, el capitalismo estadounidense no tiene ninguna varita mágica para salir de las diferentes crisis que enfrenta, entre ellas la económica y financiera. Y menos aún si en momentos así continúa incrementando su presupuesto de gastos militares. Para el 2011 Obama ha pedido al Congreso la aprobación de un presupuesto militar por 708 mil millones de dólares.  Con tal irracionalidad actúa el Imperio.