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Iraq: Siete años en la mentira

Por Hamlet Hermann

Al cumplirse siete años de la invasión a Iraq, los titulares periodísticos lucen espeluznantes. "Hombres Armados Matan a 24 en Zonas Iraq", "Mueren 41 Personas en Bagdad en Tres Atentados Suicidas", "Decenas de Muertos en Siete Atentados en Zonas Residenciales de Bagdad". Quizás el público estadounidense pensó que la guerra había terminado pero alguien debía recordarles que la agresión contra la nación iraquí nació y no ha finalizado por las descaradas mentiras que la Casa Blanca ha sido capaz de propagar.

La invasión de 2003 se justificó en base a que Iraq ocultaba "armas de destrucción masiva". La Casa Blanca alegó que Sadam Hussein podía lanzar una bomba atómica en sólo 45 minutos, seguido de ataques biológicos con ántrax. El coro imperial dijo conocer con precisión dónde estaban esas armas y aseguró que la invasión acabaría con ellas. Esa gran mentira no tenía un solo resquicio de verdad.

Motivaron la agresión en que Sadam se negaba a cooperar con la ONU. Ocultaron siempre que el organismo internacional estaba, al momento de la invasión, inspeccionando minuciosamente todo el territorio iraquí, misión esta que la agresión militar estadounidense impidió completar.

Colín Powell dijo que la ONU apoyaba la invasión estadounidense. Falso de toda falsedad. El mundo entero se oponía a tanto crimen salvo los socios menores de la desvergüenza, Blair del Reino Unido, Aznar de España, Berlusconi de Italia y Howard de Australia.

La propaganda "made in USA" aseguró entonces que era necesario ocupar militarmente aquel país para derrocar a Sadam Hussein. Sin embargo, Sadam fue derrocado, capturado y ejecutado por los invasores pero la ocupación militar se mantuvo. Peor aún, Estados Unidos ha convertido a Iraq, no sólo en importante fuente de hidrocarburos, sino que construyen instalaciones para convertirla en gigantesca base militar que permita controlar esa región petrolera.

El más terrible de los mentirosos argumentos de Bush fue que si Sadam era derrocado se salvarían miles de vidas de iraquíes. "Como resultado de la guerra han muerto más de 600 mil civiles, sin contar la cantidad de personas identificadas por Estados Unidos como insurgentes, jihadistas y otro tipo de combatientes, los cuales ascienden a decenas de miles."Si algo sufre todavía Iraq son las masacres indiscriminadas de su pueblo.

Bush habló siete años atrás de construir una democracia en Iraq que sirviera de ejemplo a los demás países de la región, pero lo único que ha logrado es dividir tajantemente esa nación. La invasión condujo a la creación de bloques sectarios, étnicos y religiosos, que ahora encabezan una lucha mortal por el poder. Los fraudes anti democráticos denunciados cada vez que se han celebrado elecciones han evidenciado como autores a la embajada estadounidense y sus peores aliados.

A pesar del reclamo de la Casa Blanca para que se le reconocieran sus buenas intenciones, a final de cuentas resultó que el objetivo principal de tantas muertes fue, y sigue siendo, el petróleo. Conviene leer ahora las páginas 60 y 61 del libro "Bush at War" publicado por Bob Woodward en 2002. Allí se exponen los planes anticipados de Donald Rumsfeld para invadir a Iraq desde antes del incidente de las torres gemelas en 2001. Las buenas intenciones que reclamaba Bush sólo eran válidas para las empresas a ellos vinculadas.

A partir de Iraq, Estados Unidos ha legitimado oficialmente la tortura como procedimiento estándar de operaciones. Tratando de evadir sus culpabilidades mostrencas, subcontrató vuelos secretos para que sus prisioneros fueran torturados en diversos países, así como en el territorio ilegalmente ocupado de Guantánamo, Cuba.

A final de cuentas, la lucrativa aventura de los "vulcanos" de aquella Casa Blanca ha llevado a Estados Unidos a la quiebra financiera y a la mayor crisis sufrida por el capitalismo mundial. El antagonismo reinante en el seno de la sociedad estadounidense recuerda los tiempos de otra aventura: la guerra del Viet Nam.

La ambición imperial ha expuesto a Estados Unidos como un gran manipulador y sádico criminal cuya única verdad es la mentira. Ahora, la administración Obama valida aquellas barbaridades y contribuye a incrementar la guerra contra Afganistán usando los mismos métodos. Nada ha cambiado en el Norte revuelto y brutal con este nuevo gobernante.