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Regresa la Selectiva

Sí señores, fuentes absolutamente confiables del INDER nos confirmaron que habrá Serie Selectiva.

Pero antes de entrar propiamente en materia, quiero en la tercera semana de esta columna felicitar de corazón a todos los que han participado en los debates, la seriedad, profundidad y altura de lo planteado habla muy bien de ustedes. Ese era nuestro principal objetivo: tratar de lograr un debate sobre nuestro beisbol, con esas características. Ustedes han superado todas nuestras expectativas.

También les informo con total certeza y seguridad que la Dirección del INDER se ha leído el 100 por ciento de los comentarios puestos aquí por ustedes. Nos consta que ha sido así.

Las Series Selectivas prendieron también en la preferencia de los aficionados y su renacer es algo que muchos piden en la actualidad. Foto Juan Moreno/Juventud Rebelde

Las Series Selectivas prendieron también en la preferencia de los aficionados y su renacer es algo que muchos piden en la actualidad. Foto Juan Moreno/Juventud Rebelde

Las palabras Serie Selectiva se asocia a la palabra Estructuras, en plural, porque lamentablemente hemos tenido demasiadas estructuras. Estos cambios casi han aniquilado buena parte de los records del deporte que registra la mayor cantidad de estadísticas y reglas.

Por ejemplo, cuando se habla del récord de jonrones, inmediatamente salen a relucir otras variables asociadas: cantidad de juegos, con madera o con aluminio. Esta es una no feliz consecuencia de las múltiples estructuras. De esto quizás solo se salven los records de por vida: jonrones, bases robadas, etc.

Pero no todo fue malo. De esa muy extendida experimentación, se ganó haber institucionalizado el béisbol en todos los rincones del país, desde Pinar del Rio hasta Guantánamo.

Ahora nuestro béisbol -y qué bueno que los que participan aquí lo sientan así, NUESTRO, con mayúsculas- se enfrenta a un nuevo dilema: ante la imposibilidad de un título mundial, en cualquier categoría, ¿como elevar el tope, el nivel competitivo de nuestro béisbol?

Primer problema: No existen torneos internacionales de calidad para topar, confrontar y elevar el nivel.

Por ejemplo, qué pasa si topamos con selecciones, como por ejemplo, las que logra armar Venezuela. Dos técnicos de primer nivel consultados por el autor me confirman que se baja el nivel, pues se está topando con equipos de menor calidad que el nuestro. Eso pasa en todos los deportes.

Tampoco se avizora la posibilidad de que este tipo de torneo, ni aun si lo organizara Cuba, pudiera realizarse en el futuro inmediato.

Por tanto, para muchos la solución más real, práctica e inmediata es revivir la Serie Selectiva Cubana.

Hasta para algunos que hace unos años defendían con fuerza que no se tocara la estructura actual, hoy gritan con igual fuerza que se reviva la Selectiva.

Pero como acostumbra a decir mi padre, ante prácticamente cualquier tema, el asunto no es tan sencillo.

Dilema central: Cómo hacer un torneo de menos equipos, que eleve la calidad a la que se enfrentan los bateadores y los lanzadores, sin que se pierda la territorialidad, que es la que llena los estadios y así no matar el mayor espectáculo cultural del país.

Ya existen tristes experiencias de torneos de menos equipos, hechos para los técnicos que tenían que formar el equipo Cuba, con estadios vacíos y sin función social alguna.

Por eso, según pude conocer, lo que todavía están discutiendo los directivos del INDER en Cuba, es qué tipo de Torneo Selectivo se va a hacer.

Y es que dándole la razón a mi padre hay más dilemas todavía en discusión.

Primer dilema: ¿Que cantidad de equipos? ¿Los ocho de la difunta, pero exitosa Selectiva de los años 80? ¿Solo cuatro para elevar más la calidad?

Creo que hay consenso en que si usted forma un equipo de ORIENTALES con las 5 provincias incluidas no habrá problemas con llenar los estadios en el antiguo Oriente. Dicen que con LAS VILLAS (Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spíritus) ni con CAMAGUEY (Camagüey y Ciego de Ávila) tampoco. Pero ¿qué hacer aquí en Occidente? ¿Unir a Pinar del Rio con Matanzas y la Isla en un solo equipo? ¿Unir a Ciudad de la Habana y Habana en uno solo? ¿Que dirían, cómo reaccionarían los aficionados de Pinar y Matanzas?

Otros hablan de crear equipos con nombres y no asociados a territorios.

Segundo Dilema: ¿Qué cantidad de juegos?

Aquí quizás se pueda responder algunas de las preocupaciones del primer dilema, pues se valora muy seriamente mantener la actual Serie Nacional con sus 90 juegos y cuando esta termine realizar la Serie Selectiva de 45 juegos.

Serian en total 135 juegos, más los que lleguen a post temporada en la Serie Nacional.

Aquí se mantendría la exitosa territorialidad de la Serie Nacional actual, y de paso también se daría cabida a mas novatos y figuras jóvenes que podrían elevar su nivel de juego al topar con los jugadores de máxima calidad.

Esto sería, a lo mejor, una forma resolver el Tercer Dilema: qué hacer con los jóvenes al inicio de un ciclo olímpico (aun sin béisbol en las Olimpiadas), si como es lógico no hacen los pocos equipos de una Serie Selectiva.

Quizás este sería otro factor para mantener la actual Serie Nacional, no solo por su exitosa territorialidad, sino que la Serie Nacional seria de hecho también una liga de desarrollo.

Cuarto Dilema: ¿Demasiados juegos?

Bueno, comparemos:

Grandes Ligas de los EE.UU.: 162 juegos, más la post temporada.

Liga Japonesa: 144 juegos, más la post temporada.

Liga de Corea del Sur: 110 juegos, más la post temporada.

Pero hay más dilemas: ¿Quienes serían los entrenadores? Los que ganan con un trabuco o los que se ubican en los primeros lugares con equipos no trabucos. Y qué hacer con los jóvenes técnicos que debutan y están en desarrollo.

Y el último dilema que bajo ningún análisis puede ser obviado es el  factor económico.

Fuentes de la Dirección del INDER nos confirmaron que esta Serie Selectiva, que se efecturá después de concluida la Serie Nacional,  costaría al país hoy varios cientos de miles en moneda libremente convertible.

Esa cantidad de dinero es muy difícil de conseguir hoy y no es retórica hueca. Estas mismas fuentes nos confiaron que, por ejemplo, se rompen la cabeza todos los días con los siguientes dilemas:

Las luces del Estadio Latinoamericano cuestan más de 400 000 dólares.

El costo de la urgentísima reparación capital del Centro de Entrenamiento de Alto Rendimiento Cerro Pelado, que da el 80 por ciento de las medallas de Cuba, supone más de 600 000 dólares.

Poder reabrir la Sala Polivalente Ramón Font: más de 100 000 dólares.

Poder volver a echar a andar el hoy ya colapsado sistema de aire acondicionado de la Ciudad Deportiva: 1.2 millones de dólares.

Y como imaginan esto es solo en moneda libremente convertible y solo algunos ejemplos llamativos de una pequeña parte de las necesidades que tienen hoy todos los deportes, en todos los niveles.

No es ineptitud, ni mala fe de nadie. Para cualquier persona honesta tener que escoger o decidir dónde poner lo poco que hay, es un tremendo dolor de cabeza y de corazón.

Así que con todos los dilemas que sazonan la diaria discusión y análisis de como hacerla, por lo menos ya sabemos algo: HABRÁ DE NUEVO SERIE SELECTIVA.