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La autopsia del Muro, 20 años después

Gorbachov, Bush y KohlLa prensa lo ha reflejado como la celebración de las dos décadas en que fuera derribado el Muro de Berlín.

La historia, sin embargo, tendrá necesariamente que referirse a aquel hecho como el derrumbe del socialismo europeo.

Por eso, los recientes festejos en la capital alemana de aquel acontecimiento, tienen más carga mediática y de euforia occidental, que de motivos reales que justifiquen un agasajo.

Según los despachos de prensa, lo más destacado fue la concurrencia al acto de tres personajes comprometidos con los hechos: Mijail Gorbachov ex presidente de lo que fue la Unión Soviética ; el ex presidente de Estados Unidos George Bush (padre) y el anfitrión de entonces, canciller alemán Helmut Kohl.

El primero de ellos tiene en su haber ser de los máximos responsables (desde dentro de la URSS) de entregar en bandeja de plata la obra -con aciertos e imperfecciones- que construían sus compatriotas y por la que millones de soviéticos habían ofrendado sus vidas antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial.

Ahora, en la capital de lo que fue la Alemania de Hitler y el fascismo- se rinde el "merecido" homenaje a estos tres ex mandatarios "por el papel decisivo que representaron en el proceso político que condujo a la caída del Muro de Berlín".

El propio Helmut Kohl, enfermo y en silla de ruedas, explicó en el acto que "los alemanes no tenemos muchas razones para sentirnos orgullosos de nuestra historia (...) Sin embargo, no tengo nada mejor de lo que sentirme orgulloso que de la unidad de Alemania"

Y Bush padre (quien junto al extinto Ronald Reagan compartió aquellos años de derrumbe socialista sin que sonara tiro alguno), dedicó palabras de elogio para "Mijail, quien -dijo- estaba sometido durante aquella época a cambios y presiones enormes, pero se mantuvo firme".

Ante tanta apología expresada por el ex mandatario estadounidense, Gorbachov, recordó  cómo "los acontecimientos se sucedieron más rápido de lo que él esperaba". Y, sin reponerse de la emoción abundó: "No quiero negar que todos participamos de aquel cambio, todos hicimos, en cierto modo, alguna contribución. Pero los héroes principales fueron el pueblo ruso y alemán".

El discurso se parecía mucho a los pronunciados en época en que decía "trabajaba para rectificar y fortalecer el rumbo socialista" en la URSS, pero con la diferencia de que sus palabras en Berlín suenan más sinceras a veinte años del "desmerengamiento" de la obra que en vez de corregirla echó por la borda.