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Obama es como la Coca Cola

El presidente norteamericano, Barack Obama, es como la Coca Cola, mucha imagen, con un gran aparato publicitario, además de dotes mediáticas,  que lo muestran como una persona capaz de resolver  los graves problemas que hoy enfrenta el mundo, sin al final tener verdaderas intenciones o capacidad real para solucionarlos.

Así opinan analistas y  medios periodísticos sobre Obama, tras cumplirse recientemente seis meses de su estancia en la Casa Blanca, e incumplir la mayoría de las promesas que hizo y las esperanzas que creó en su prolongada carrera hacia el trono de Washington.

Un corresponsal extranjero en La Habana, quien prefirió el anonimato, aseguró a este periodista durante un reciente viaje a Cuba, que Obama es lo más parecido que hay a la Coca Cola, amplios y majestuosos anuncios, grandes expectativas, pero poco en la práctica.

El mismo representante de la prensa internacional en la isla caribeña opinó que el mandatario estadounidense a donde quiera que ha viajado y pronunciado un discurso ha creado expectación y despertado ilusiones,  como lo ha hecho también en Estados Unidos, pero nada más que eso.

Sin dejar de resaltar la inteligencia y las evidentes dotes mediáticas de Obama,  la misma fuente ejemplificó que el primer presidente negro en la historia de Estados Unidos aparentemente prometió “villas y castillas” en sus intervenciones en el Medio Oriente, sin embargo sus palabras poco se diferenciaron de anteriores pronunciadas por su predecesor George W. Bush, al tiempo que los complejos conflictos en esa región aún están lejos de resolverse.

Igual hizo en la Cumbre de las Américas, celebrada a finales del pasado año en Trinidad y Tobago, donde auguró una nueva relación de su país con Latinoamérica, y dejó al menos la puerta entreabierta para que algunos expertos se imaginaran una eventual normalización de los vínculos con Cuba.

Nada de ello ha sucedido. Washington no ha variado ni una milésima  el injusto bloqueo que impone a Cuba desde hace 50 años, mientras los nexos con América Latina no parecen vivir buenos momentos tras el  golpe de estado en Honduras, que para muchos no hubiera podido materializarse sin la anuencia de Estados Unidos.

Obama asimismo dio su palabra de cerrar la tenebrosa cárcel y centro de torturas que todavía mantiene en la ilegal base militar de Guantánamo,  territorio que Washington usurpa a Cuba desde hace más de 100 años.

Los hechos concretos hacen coincidir a medios periodísticos en la idea de que el actual inquilino de la Casa Blanca no es otra cosa hasta ahora que la imagen que necesitaba mostrar la mayor potencia militar y económica del mundo para lavar su cara y salvar su supremacía internacional,  luego de los ocho años de macabro mandato de Bush, considerado el peor y más inepto presidente de la historia de Estados Unidos.

Ojalá la actuación futura de Obama demuestre lo contrario.