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Indulto para los Cinco ¡ya!

Liquidada cualquier posibilidad de hacer justicia con los cinco cubanos detenidos y encarcelados injustamente desde hace más de una década en cárceles estadounidenses, lo que se impone como tarea estratégica, para los gobiernos y pueblos de “Nuestra América”, es presionar, con los mecanismos de la diplomacia y la política, para que el presidente Barak Obama disponga el indulto para quienes dieron su prueba más grande de amor por la paz, sacrificio por su patria y compromiso con los destinos de esta parte del continente.

Las iniciativas legales están agotadas luego que la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, por instrucción de la administración Obama, hiciera conocer su negativa a revisar la sentencia de la cual han sido objeto los patriotas cubanos, demandada por la defensa y activistas de derechos humanos estadounidenses por los claros indicios de haberse vulnerado sus derechos fundamentales y el debido proceso.

La Casa Blanca ha demostrado que sus invocatorias públicas a devolverle credibilidad a los Estados Unidos, tras ocho años de soberbia internacional de George Bush, a partir de forjar un renovado liderazgo moral, forman parte de una estrategia orientada a confundir a los ingenuos, mientras el arsenal de nuevas formas de agresión se pinta de colores inofensivos. La negativa a revisar el caso se produjo 24 horas después de que la neoyorkina Sonia Sotomayor, del equipo de Obama, visitara a Mel Martínez, un senador muy amigo del Cuban Liberty Council, el grupo que reúne a ex directivos de la Fundación Nacional Cubano Americana, con el objetivo de contar con apoyo para su designación como presidente del máximo órgano de justicia de ese país.

Hay cantidad de razones para asumir, como nuestra, la condena a la infamia perpetrada y expresar nuestra solidaridad militante con la mayor de las antillas y sus cinco héroes. Citemos dos importantes: Cuba, como incluso lo ha reconocido Obama en la V Cumbre de las Américas, es el único país que lleva médicos a los lugares más recónditos y alejados del continente y el planeta a cambio de nada; Bolivia es uno de ellos. Pero además, las agresiones, abiertas y encubiertas, ejecutadas por la ultraderecha estadounidense contra Cuba serán, con seguridad, las mismas a desarrollarse contra los actuales procesos emancipadores “nuestroamericanos”, si estos son verdaderos.

La lucha por la libertad de Gerardo, Ramón, René, Antonio y Fernando, detenidos injustamente en septiembre de 1998 en Estados Unidos por el FBI, ha dejado de ser solo una responsabilidad del gobierno y el pueblo cubanos, para convertirse en una responsabilidad moral de todos. Nunca será suficiente lo que se está haciendo para construir “Nuestra América”, como diría el Che, con soberanía política e independencia económica, si cesa o disminuye nuestro grito de clamar justicia para quienes, en irrenunciable compromiso con su patria, denunciaron al servicio de inteligencia estadounidense, el 16 y 17 de junio de 1998, la existencia de planes de una cadena de atentados concebidos por bandas de terroristas en los Estados Unidos y que serían ejecutados contra objetivos civiles y gubernamentales en Cuba.

Tampoco será suficiente la indignación mundial ante la decisión de la justicia estadounidense de ampliar por un año más el plazo para que Luis Posada Carriles, el más grande terrorista de América Latina de las últimas cinco décadas, presente pruebas de descargo en el proceso que se le sigue por su “ingreso” ilegal a ese país y no por su participación en actos criminales dentro y fuera de los Estados Unidos. Posada Carriles, junto a la mafia cubano-estadounidense en Miami, ha sido el responsable del asesinato del canciller chileno Orlando Letelier y la voladura de un avión civil en pleno vuelo en septiembre y octubre de 1976, respectivamente. Ambos hechos fueron realizados en el marco de la “Operación Cóndor” –un sistema de represión internacional concebido por la CIA y ejecutado por las dictaduras militares en los 70-, y solo constituyen una muestra del frondoso prontuario de ese criminal.

A los partidarios de que “otro mundo es posible” no se nos está concedida la licencia de flaquear ni retroceder en el intento de impulsar decenas y miles de iniciativas para lograr el indulto de los cinco. Gerardo, quien  al conocer la negativa de la Corte Suprema estadounidense sostuvo que "mientras quede una persona luchando fuera, nosotros seguiremos resistiendo hasta que se haga justicia", es la fortaleza que el momento histórico nos exige.