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¡Hasta los símbolos del capitalismo se desploman!

Jamás me pasó por la mente que una poderosa empresa capitalista iba a pedir a sus más de 30 mil empleados que debían trabajar gratuitamente durante un tiempo si querían que permaneciera con vida.

Se trata de la compañía British Airways, la aerolínea más grande del Reino Unido y la segunda más grande de Europa, la cual realiza el mayor número de vuelos entre Estados Unidos y Europa.

Pues bien: la British ha tenido pérdidas en el 2008 por más de 600 millones de dólares, la mayor caída desde que en 1987 el gobierno de Margaret Thatcher propició y dispuso su privatización.

Lo que está pasando con la British es una clara lección de que la crisis económica mundial no discrimina o salva siquiera a los que, con sus erróneas políticas y egoístas acciones, contribuyeron a fomentarla y convertirla en una gigantesca y pesada rueda que ha empezado a aplastar y sepultar incluso a símbolos modélicos del capitalismo.

Hace sólo unos días la General Motors, productora de más de 450 millones de automóviles y camiones en Estados Unidos, se declaró en bancarrota. Siempre se dijo que "lo que era bueno para la General Motors, era bueno para Estados Unidos". ¿Y lo que es malo, lo es también?

Otro hecho significativo muy reciente: La última megatienda de las 23 operadas por la cadena Virgin, especializaba en la venta de CDs y DVDs musicales, cerró sus puertas esta semana en Nueva York. En este caso se unieron dos razones: la crisis económica, con su secuela de desempleo y descenso del nivel adquisitivo, que alejó a los clientes de sus mostradores, y, de otra parte, las nuevas tecnologías que abrieron las puertas a la piratería de números musicales a través de Internet.

Y ahora ocurre lo de la British Airways que ha visto como sus clientes más asiduos, los hombres de negocios, a los cuales ofertaba "asientos cama" y otros servicios exclusivos en primera clase, viajan mucho menos que antes.

Tratando de convencer a los trabajadores de esa aerolínea, su ejecutivo principal, Willie Walsh, dijo que para contribuir al ahorro renunciaba a su salario de cien mil dólares del mes de julio. Respuesta del sindicato de trabajadores: Ese ejecutivo puede prescindir de su salario, darse ese lujo, pero la mayoría de los trabajadores no. Ahora bien, los tres mil pilotos de esa empresa si han aceptado que haya un recorte de sus salarios y que sean jubilados varias decenas de ellos, pero a cambio de que la empresa les entregue acciones gratuitas.

Comentando la crisis económica capitalista, el presidente Obama decía "Esta recesión no es resultado de un error, sino de muchos errores...Los desafíos que debemos enfrentar son fruto de una cascada de errores que tuvieron lugar a lo largo de décadas".

No obstante esas palabras, siguen cometiéndose errores. En medio de esta crisis, la Cámara de Representantes de Estados Unidos acaba de aprobar gastos de guerra por 106 mil millones de dólares para ampliar la guerra en Afganistán y seguir financiando la guerra en Iraq. Un representante norteamericano, Dennos Kucinick, quien votó en contra, expresó: "Estamos destruyendo la integridad moral y física de nuestro país con el complemento bélico".

Si se quiere, en verdad, salvar la economía mundial y sus desastrosos efectos hay que dejar a un lado la filosofía de la guerra.

Kusinick también habló de que la Cámara aprobó una partida financiera "para el Fondo Monetario Internacional. ¿Para qué? Para el rescate financiero de los bancos europeos. Y para que los países con ingresos bajos y medianos tengan que recortar empleos, salarios, atención a la salud y seguridad social".

¿Es con esas filosofías que van a convencer a los trabajadores de poderosas empresas capitalistas a que como medida de ahorro trabajen gratuitamente?

Esos sacrificios solo lo pueden pedir sociedades donde, como en Cuba, las ganancias no van a llenar los bolsillos de poderosos capitalistas, sino que se emplean en programas en beneficio de las mayorías, en hospitales, escuelas, planes de salud, cultura, seguridad social, etc.

El desafío económico es hoy mucho más complejo para los países pobres cuyas limitadas exportaciones experimentan un descenso en los precios y, a la vez, se ven obligados a comprar a precios bien altos materias primas esenciales, como el petróleo y los combustibles, y los alimentos. Y que se han ido endeudando año tras año. Los vulnerables, en fin, son los que peor pueden salir de esta crisis global capitalista.

Adoptar programas de ajustes económicos y de ahorro, invertir en lo que prontamente reduzca importaciones, en fin, ajustarse mucho más el cinto es el camino que debemos recorrer en los próximos años.

Cuba apuesta por eso.