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¿Por qué las armas?

Prólogo del libro "¿Por qué las armas? Desde los mayas hasta la insurgencia en Guatemala", de María del Rosario Valenzuela Sotomayor

"¡Líbrenos Dios del invierno de la memoria!"
José Martí[1]

Hay textos que tienen el raro poder de exorcizarnos. Nos liberan de los demonios mentales que nos acechan y nos dejan al viento las ideas en su estado natural. Este es uno de ellos.

Hace algunas semanas, otro libro se convertía en protagonista de una verdadera batalla de ideas. Cuando en la llamada Cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago, el presidente venezolano Hugo Chávez le obsequió a su homólogo norteamericano Barack Obama, el volumen "Las venas abiertas de América Latina", de Eduardo Galeano, en gesto colmado de un alto valor simbólico, el hecho no pudo ser obviado por la artillería mediática del imperio.

Horas antes el representante de la nación del Norte había intentado borrar de un plumazo siglos de violencia y dolor. "No vine aquí para debatir el pasado (...), creo (...) que debemos aprender de la historia, pero no podemos quedar atrapados por ella"[2]. Afortunadamente, por primera vez desde la colonización de nuestros pueblos, esta América Latina comienza a levantarse sobre su memoria histórica. Fue entonces cuando Evo Morales, sintetizando en su voz el grito de millones de indios masacrados y humillados, replicó con dignidad: "No podemos olvidar nuestra historia: es sagrada (...) Olvidar el pasado sería un gran error".[3]

"¿Por qué las armas?", de María del Rosario Valenzuela Sotomayor, intenta precisamente develarnos ese pasado. Con un rigor científico a toda prueba, pero con sencillez y claridad inusitadas, Rosario nos pasea por una historia que no deja de sorprendernos y enorgullecernos.

Conquista y resistencia, revolución y contrarrevolución, como ciclos recurrentes, aparecen en cada página y se nos descubren en toda su inconmensurable dimensión dialéctica.

El gran pueblo maya y Guatemala constituyen el corazón de este estudio que abarca a toda la nación latinoamericana, porque lo que ha ocurrido en aquella porción mágica de Nuestra América, en su extraordinaria singularidad, se emparenta con asombrosa regularidad con lo que ha vivido el resto del continente.

Allí están El Libro de los Libros de Chilam Balam, el Popol Vuj, José Martí, Miguel Angel Asturias y tantos pensadores, investigadores y cronistas con la palabra precisa para contarlo en las fuentes originales. Solo una acuciosa indagación, años de lectura infatigable y un compromiso a toda prueba con la verdad, hacen posible este regalo del pensamiento.

El lector agradecerá sobremanera el viaje en el tiempo a ese paisaje irrepetible que fue la cultura espiritual y material de nuestros pueblos originarios: "la civilización más original, genuina y autóctona que ha alcanzado pueblo alguno de la tierra"[4], según Martí.

Admiraremos una vez más aquella extraordinaria sabiduría, su inteligencia abstracta, sus logros astronómicos, cronológicos, matemáticos, su sistema de escritura, su sentido del orden, la proporción, la simetría. Como se atrevieron a soñar se les intentó exterminar con toda la saña del mundo.

¿Cómo pudo suceder?, se pregunta una y otra vez la autora para explicarnos el genocidio, el etnocidio, el ecocidio que "el imperio de la codicia" provocó en estas tierras.

Pero, como también nos recuerda, la catástrofe de la conquista todavía no tiene final, aún seguimos "en la prehistoria de la humanidad", al decir de Carlos Marx.

Si algo resulta revelador en este libro es la obcecada manera con que la historia se repite hoy. Viejos y nuevos conquistadores continúan usando la fuerza bruta contra el poder de las ideas, contra todo signo de rebeldía. El "dogma de la cruz y la espada", el "santo combate contra la herejía" tiene asideros renovados.

Sofisticados mecanismos de dominación, dependencia y sometimiento se "estrenan", arropados en la retórica del siglo XXI: lucha contra el terrorismo, libre comercio, poder inteligente, poder suave.

"La perfección de los medios de explotación provoca fatalmente el camuflaje de las técnicas de explotación"[5], nos refresca Rosario en palabras de Franz Fanon.

Pero también, nuevas expresiones de resistencia, una conciencia solidaria creciente constituyen la cosecha de estos tiempos. Con las armas de las urnas, gobiernos populares, antineoliberales y latinoamericanistas pretenden desafiar el "destino manifiesto".

Es indispensable evocar la historia, porque la distorsión, la manipulación, el silenciamiento de la memoria ha sido el objetivo prioritario de la colonización imperial en todos los tiempos.

Con la ubicuidad y la inmediatez de la era de la información, los colonizadores del alma y el cuerpo acuden otra vez, como en tiempos inmemoriales, a la superioridad tecnológica para someternos.

Por eso, el desafío estratégico de nuestros pueblos se acrecienta. ¿Por qué las armas? nos seguiremos preguntando hasta el infinito. Porque las armas de la razón y de la acción siempre serán necesarias habrá que volver al arsenal inagotable de la memoria.

Para que un nuevo ciclo de conquista y horror no se afiance en nuestras tierras, no podemos dejar pasar esta oportunidad. Ahora o nunca, nos impele el espíritu irredento de los mayas. Que definitivamente se exorcicen los demonios, se desaten los pies del mundo, y comience a andar el indio para que ande bien la América.

Rogelio Polanco Fuentes

Junio de 2009

[1] José Martí: Carta de Nueva York, La Opinión Nacional, Caracas, 14 de noviembre de 1881, Obras completas, t. 9, p. 93.

[2][2] Remarks by president Barack Obama at the Summit of the Americas Opening Ceremony, The Press Office, White House, April 17th, 2009.

[3] "Evo Morales se opone a Obama en cuanto a olvidar el pasado", El Informador, México, 17 de abril de 2009.

[4] José Martí: "Apuntes varios" (1879), en El indio de nuestra América, p. 84. Citado por Rosario Valenzuela en "¿Por qué las armas?".

[5] Franz Fanon: Los condenados de la tierra, p. 245. Citado por Rosario Valenzuela en "¿Por qué las armas?"