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Las cintas de San Jorge

Caminando por la calle del Viejo Arbat en el centro de Moscú, dos jóvenes de alegre rostro me detienen unos instantes y me regalan una cinta de rayas naranja y negro: ¡Por los festejos!-me dicen-, y repiten el gesto con otros transeúntes que las reciben con agradecimiento y las atan a sus carteras o portafolios.

Vuelvo la vista y observo que la inmensa mayoría de los autos de la ciudad también las llevan ondeantes en las antenas de radio o colgadas en el espejo retrovisor. Pregunto. "Son las cintas de San Jorge y están dedicadas a la victoria del soldado soviético sobre el fascismo".

Hace cuatro años, justo cuando se conmemoraba el aniversario 60 de la Victoria de la Gran Guerra Patria, periodistas de la agencia rusa de noticias "Ría Novosti" tuvieron la singular idea de distribuir en las calles moscovitas pequeños fragmentos de esas cintas. Sus colores naranja y negro simbolizan el fuego de la batalla y el humo de la victoria.

San Jorge es el santo guerrero más venerado en Rusia; aparece en el escudo sobre un corcel con la lanza atravesando la garganta del dragón que yace derrotado a sus pies. Desde los tiempos del imperio Bizancio y la reafirmación nacionalista de la Iglesia Ortodoxa Rusa, es el símbolo de la voluntad del pueblo ruso de derrotar a todo aquel que pretenda destruirlo, venga de donde venga.

Hace once años caminé en fecha similar por estas mismas calles. Mayo era entonces, más que todo, el mes de las flores. Los más veteranos portaban sus medallas, aferrados tal vez a preservar una memoria que parecía escaparse de las manos de la joven generación.

Por esos años veía con tristeza más allá de las luces y el creciente lujo de la ciudad de Moscú, cómo se iba cerrando poco a poco el cerco a sus espaldas: la inestabilidad en el Cáucaso, las bombas en la ciudad...

La tercera fase de la desintegración estaba en marcha: después del Campo Socialista, de la URSS , tocaba entonces dividir a Rusia. Sin memoria, no habría ataduras que impidieran seguir los cantos desde Occidente, mientras la desestabilizaban por el Sur y el Oriente.

Un pueblo que no sabe de dónde viene, no puede escoger a dónde va.

Hoy me siento feliz. Las cintas con su color de fuego y humo están por doquier. Quienes las portan tienen todas las edades y saben que Mayo es el mes de la Victoria del pueblo soviético contra el fascismo. Es una excelente noticia.

Até la cinta a mi cartera.