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Caos en la Red

Letargo, confusión, enlentecimiento, comportamiento anormal. Son algunas de las señales que se ponen en evidencia cuando ocurre un incidente de contagio. La sintomatología puede ser variada y depende del grado de información que logremos asumir, del nivel de seguridad y defensa, de mantenernos al día con las vacunas, así como de otros factores.

Existen varios tipos de tratamientos antivirales que están autorizados y son los más utilizados en los países donde se ha diseminado una infección con mayor fuerza y rapidez. Muchos especialistas advierten del factor tiempo como un elemento clave en estos casos, ya que a medida que el virus avanza, va mutando, adaptándose a las nuevas circunstancias, y por tanto volviéndose más fuerte y resistente; lo que implica un mayor reto para la comunidad científica que le corresponde combatirlo.

Este tipo de retórica general, podría confundir a cualquier lector o usuario que intente indagar sobre acontecimientos recientes. Los medios noticiosos batallan por divulgar datos precisos y alertar sobre los peligros que entraña la enfermedad infecciosa con la que estamos coexistiendo. Pero ¿de qué epidemia estamos hablando?

Conficker, también conocido como Downadup o Kido, se ha convertido, desde el mes de diciembre del pasado año, en una verdadera amenaza. Según datos de analistas en seguridad, el virus ha logrado infectar más de diez millones de sistemas en todo el mundo, llevando a las principales compañías de software a ofrecer una recompensa por la "captura" de sus creadores.

No es un gusano nuevo. Esta anomalía incluye hasta variantes que le permite nuevas formas de acceder a una red. Desde el momento que fue identificado se lanzó un parche de seguridad que impedía a Kido infectar equipos y este ha sido el motivo por el que muchos usuarios se han librado de su acción.

Pero no sucede lo mismo con aquellos que poseen versiones antiguas o piratas. Desprotegido el equipo, se vuelve una presa fácil para este ataque que se ha desatado con especial virulencia en países como Brasil, China, Rusia y la India, principalmente.

Entre sus maniobras se incluye el acceso a determinadas direcciones de Internet de las que dispone en su código aprovechando el acceso a estas páginas para descargar otros programas maliciosos. Los mecanismos de propagación utilizados por el "Kido" son muy comunes y se basan en la relajación de los usuarios para seguir unas pautas de buenas prácticas. El nuevo virus es, según varias firmas de antivirus "increíblemente difícil de eliminar".

Aunque el gusano genera una lista de 250 dominios diarios para conectarse y bajar nuevas actualizaciones del virus, en realidad la conexión se establece a un solo lugar que no puede ser identificado por las herramientas de seguridad informática.

Sin embargo, en el mismo listado de titulares descollantes encontramos que desde principios de abril se ha desatado el virus más fulminante de este año, detectándose el brote de gripe porcina en humanos. La cifra de casos de presunto contagio con influenza porcina sigue aumentando y ha alcanzado hasta el momento la cifra de 1.614, incluyendo 114 fallecimientos.

Centros especializados en el control y prevención de enfermedades explicaron que el virus era una mezcla nunca antes vista de cepas típicas en cerdos, pájaros y humanos, una variante de la tradicional cepa H1N1 que mutó de los cerdos a los humanos. Hasta el momento no se ha descubierto una vacuna contra el mismo.

La alarma de posibles infectados se ha hecho patente en países tan diversos como México, Nueva Zelanda, España, Canadá, Francia, Israel y Estados Unidos, donde el gobierno de este último ha decretado la situación de "emergencia en salud pública" por un brote que ha afectado ya a 20 personas, aunque sólo una ha sido hospitalizada.

Las autoridades aún intentan confirmar cuántas muertes fueron provocadas por la nueva cepa viral, mientras los casos sospechosos se extienden por el mundo y la Organización Mundial de la Salud (OMS) no descarta que el virus se pueda seguir transformando y hacerse aún más peligroso.

A la par de esta avalancha noticiosa otra eventualidad es reportada: "Expertos en seguridad en Internet alertaron del peligro de que la gripe porcina se convierta en virus informático". Los informes sobre el posible uso de esta plaga en la Web con diferentes fines, principalmente económicos señalan que ya se han registrado cientos de dominios en la red que contienen términos alegóricos a la enfermedad.

Los delincuentes de la red intentan explotar la preocupación y los temores de los navegantes para conseguir su información personal (el conocido "phishing") o el envío de dinero a través de falsas propuestas.

Se reveló también que los correos electrónicos no deseados con el asunto "swine flu" (peste porcina) ya circulan por Internet, en algunos casos con títulos que incluyen el nombre de algún famoso, con el objetivo de atraer doblemente la atención de los internautas.

Por el momento la mayor parte de estos correos electrónicos son vínculos a sitios de Internet sobre productos farmacéuticos, pero se prevé que a mediados de esta semana se podrían multiplicar los casos de fraudes relacionados con la gripe.

El análisis de estos hechos, con sus contrastes implícitos e impactos determinados sobre la existencia humana se convierte en muestra evidente del caos alarmante que pueden crear las nuevas tecnologías.

La mixtura informativa a la que tenemos que enfrentarnos día a día propone un nuevo reto social y educativo. Si bien es contraproducente la escasez de información, también lo constituye la saturación, confusión y comunicación inservible, elementos que entraña potencialmente la era digital moderna.

El proceso expansivo de los grandes medios de comunicación a escala planetaria nos obliga a realfabetizarnos en ámbitos tan imprescindibles como la historia, la política, la cultura, etc. Es vital el fortalecimiento de la identidad nacional, sobre todo en los niños y jóvenes, que son los más propensos a sucumbir ante las referencias globalizadas de primera mano.

Para poder conquistar una variante informativa "depurada", es imperioso contar con hombres y mujeres juiciosamente educados y de formación humanista. Para evitar caer como moscas tras el tarro de miel hegemónico debe primar la fuerza de voluntad para llegar a la verdad, para conocer los fenómenos a cabalidad. Esto permitirá el cuestionamiento, el análisis crítico y la contrastación de datos e informes, que a la larga será el único modo de que los destinatarios de las informaciones logren la objetividad en sus conclusiones.