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Los retos del presidente electo de Paraguay, Fernando Lugo

"La manera más rápida de hacer fortuna en Paraguay es hacer política." -- Fernando Lugo

Paraguay es uno de esos países que generan pocas noticias, que, al menos en apariencia, carece de importancia. Tiene poco más de 6,5 millones de habitantes. Es rico en hidrocarburos y otros minerales. Posee grandes recursos hídricos y es un exportador neto de energía. Se dice que el principal ingreso del país es el contrabando.

Su agricultura está dedicada básicamente a la agro exportación. El 2,5% de la población posee el 70% de las tierras. Hay 300 mil campesinos que carecen de ella. Más del 50% de los paraguayos vive en la pobreza y el 35% en la miseria absoluta. Es, junto a Bolivia, una de las naciones más pobres y explotadas de la región.

En las elecciones del pasado domingo, ganó el exobispo Fernando Lugo, candidato de la Alianza Patriótica para el Cambio, una organización producto de la unión de nueve partidos políticos y del Movimiento Tekojojá (Vida Compartida). El vicepresidente electo, Federico Franco, es miembro del Partido Liberal Radical Auténtico, de larga vida política y representante de sectores de la burguesía.

Lugo obtuvo poco más del 40% de los votos. Su más cercana rival, Blanca Ovelar, del Partido Colorado (Alianza Nacional Republicana), consiguió el 30%, mientras que el exgeneral Lino Oviedo, recibía el 22 %. Ambos candidatos reconocieron el triunfo de Lugo el propio domingo 20 de abril.

Toca ahora esperar la formación del nuevo gobierno y qué políticas empleará el presidente electo para cumplir con sus promesas electorales --que no son pocas--, en las condiciones que le dejan 61 años de gobierno de Partido Colorado, en los cuales partido y gobierno eran, prácticamente, una sola entidad.

A tal punto que hay algunos que decían que el día que el Partido Colorado dejara de gobernar, desaparecería. Parece que ahora tendrán la oportunidad de comprobarlo. Recordemos, era el partido del dictador Alfredo Strossner, uno de los organizadores del Plan Cóndor, en alianza con las dictaduras de Chile, Argentina, Uruguay y el visto bueno de la Casa Blanca, que costó la muerte, la tortura y el exilio a decenas de miles de latinoamericanos.

Durante la campaña electoral, Lugo se centró en señalar los males que padece Paraguay. La frase que sirve de exordio de este artículo es de una entrevista. Además, en varias ocasiones señaló que sus principales adversarios eran la corrupción, la pobreza y la ignorancia. Ninguno de esos tres males es fácil de erradicar.

Su programa de gobierno tiene varios aspectos que resultan significativos, porque pretenden romper el esquema actual de la sociedad paraguaya. Lugo ha convocado a una lucha frontal contra la corrupción administrativa que en su país es casi institucional. Paraguay está considerado uno de los países más corruptos de América Latina.

Aspira a realizar una reforma agraria que es dé tierras a los campesinos, lo que va a provocar el enfrentamiento con la oligarquía nacional, poderosa y aliada de las transnacionales de la alimentación norteamericanas. De igual forma ha anunciado su propósito de mejorar las condiciones de vida, la salud y la educación de los sectores más pobres del país.

Pretende, además, sanear el Poder Judicial, marcado por la corrupción. Según algunos conocedores, el 90% de los juicios se deciden por el dinero que reciben los jueces, no importa quien sea el culpable.

En política exterior plantea un acercamiento mayor al Mercado Común del Sur y con los gobiernos progresistas de América Latina. En reiteradas ocasiones ha señalado que no permitirá intromisiones externas en los asuntos de Paraguay.

Lugo, cuya formación política proviene de la teología de la liberación, parece estar más cercano a las posiciones de Lula y Michelle Bachelet, presidentes de Brasil y Chile, respectivamente, que a la de los mandatarios de izquierda y revolucionarios de la región.

Una de sus prioridades económicas inmediatas será discutir con los gobiernos de Brasil y Argentina un aumento sustancial del pago por concepto de la energía que se genera en las hidroeléctricas de Itaipú y Yaciretá. El nuevo presidente aspira a que por ese concepto ingresen 1,8 mil millones de dólares anuales al estado paraguayo.

Estas son algunas de sus prioridades. No por gusto llega a la presidencia como una esperanza para los paraguayos más pobres. Sin embargo, no es posible olvidar que los gobernantes tienen necesariamente que rodearse de ministros y subalternos para llevar a cabo su trabajo.

La agrupación que lo llevó a la presidencia, la Alianza Patriótica para el Cambio, es en extremo heterogénea y resulta difícil pensar que pueda lograr un apoyo unánime a su política de gobierno. Son muchos los intereses distintos que hay dentro de la agrupación. Tampoco cuenta con mayoría en el Poder Legislativo, lo que lo obligará a negociar con los partidos de la oposición.

De otra parte, recibe un aparato de gobierno hecho de acuerdo a los intereses del Partido Colorado, que hará todo lo posible por boicotear sus planes, tal y como ha ocurrido con otros gobiernos progresistas de la región.

El triunfo de Fernando Lugo podría fortalecer el proceso de cambio que vive América Latina. Es un hombre de profundas ideas religiosas, políticamente limpio, que parece decidido a tratar de mejorar las condiciones de vida de los paraguayos.

Necesitará de mucho apoyo para poder llevar a cabo su misión. Ojalá que el pueblo paraguayo y las organizaciones progresistas y revolucionarias del país se pongan a su lado y no ocurra como en otras naciones donde las aspiraciones y los intereses personales se han puesto por encima de los de la Patria. El tiempo dirá.